N ° 12/2005 - Año 6º
Buenos Aires, agosto 24 de 2005.-
Hace unas semanas en Cariló fue profesionalmente asesinado el enriquecido funcionario de la administración de Felipe Solá de apellido Herro.
Hace una semana con igual profesionalidad fue asesinado el comisario Beauvais, quien fue pasado a retiro de la Policía de Buenos Aires por haber realizado críticas a Néstor Kirchner y Felipe Solá.
De inmediato dos sospechosas declaraciones fijaron la línea que no debe investigarse, el gobernador Solá y el ministro del interior Aníbal Fernández salieron a expresar “que el homicidio no tenía carácter político”. Creo no equivocarme si afirmo que cualquier psiquiatra señalaría que esas apresuradas declaraciones son cercanas a una auto incriminación.
Sigue sin haberse esclarecido porque apenas llegado Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación fueron liberados los imputados de haber asesinado a un empresario pesquero “Cacho Espinosa” en Puerto Madryn y abandonada la pista que vinculaba a los asesinos con la pesquera Conarpesa, que había hecho importantes aportes a la campaña presidencial de ¡Oh sorpresa! Néstor Kirchner. La entonces denunciante de ese vínculo, diputada Graciela Ocaña paso a formar parte del régimen aunque la zarina Kristina dejo de amadrinar los barcos pesqueros de Conarpesa.
Hace algunos años también en Cariló fue asesinado en forma profesional Mariano Perel que casualmente en 1998 había comprado los pliegos de la licitación para la construcción de la cementera de Pico Truncado, Santa Cruz en el año 1998. Un financista sin empresa constructora comprando ese pliego resulta cuando menos algo extraño del pasado kirchnerista.
Tampoco se aclara el robo de 40 contenedores de la Aduana Nacional, ni el emabrque de contenedores con droga en el puerto de Mar del Plata con destino a Europa, ni la narcoaerolínea que dirigía el Secretario de transporte Ricardo Jaime.
Sin importar si se trata de homcidios o tráfico de drogas, malversación de dineros públicos, robos, los crímenes que rozan al zarismo ya no se aclaran.