N ° 11/2005 - Año 6º
Buenos Aires, agosto 04 de 2005.-
Julio Nudler, un periodista cuyas ideas en la mayor parte de los casos estaban 180º alejados de las mías, pero que no por eso dejo de decir su verdad.
Recuerdo su último aporte, tardío como tantas veces suele suceder con los izquierdistas enamorados de su "romántica idea" y por la cual se niegan a aceptar la verdad de los hechos y la historia que exponen la naturaleza totalitaria del marxismo.
Nudler tuvo ese último episodio donde al menos destapo que en Página 12 se censura a quienes denuncien la corrupción del gobierno de Kirchner. Nudler no había aceptado que la libertad para expresarse estaba perdida porque ahora gobiernan los jóvenes idealistas y totalitarios, el presidente es un dictador y se llama Kirchner, ya no gobernaban Carlos Menem, Fernando de la Rua, Adolfo Rodríguez Saa o Eduardo Duhalde. Los métodos del progresismo en el poder son otros, y las purgas internas se hacen con igual ferocidad y maldad que cuando es alguien que piensa distinto.
Al censor, al director de Página 12 Martín Granovsky por cruel ironía de la vida, esa misma semana del fallecimiento de Julio Nudler, el denunciado por este, el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández lo designo Director de TELAM (la agencia estatal de noticias). n otras palabras en reconocimiento de la voluntad totalitaria y de silenciar la prensa libre el gobierno en serio de Kirchner designo a al frente de la agencia de propaganda a una persona con reconocidos y públicos antecedentes de haber censurado periodistas.
Creo que no necesita muchas palabras más explicar que entienden por libertad de prensa Kirchner y su camarilla.
La censura y persecución posterior a Nudler por los mismos camaradas izquierdistas demuestra que siguen siendo totalitarios, que quienes de buena fe creen la vía socialista marxista para construir una mejor sociedad son para personajes como Verbitsky, Granovsky, Kirchner, Kunkel, Alberto Fernández solo un grupo de idiotas útiles a descartar en cuanto crean que cuando ellos acceden al poder seguirá imperando la libertad.
En cuanto a la honestidad de Horacio Verbitsky creo mejor dejar hablar a Nudler como si fuera la “garganta profunda de Página 12”.
“Pudiendo ser un buen periodista, incluso brillante, él optó por la permanente manipulación política, en el peor sentido. Hace mucho que engaña desaprensivamente a sus lectores si con ello cree beneficiar a alguien por quien aboga, nunca trasluciendo sus verdaderos móviles.
En función de no sé cuáles operaciones políticas, asume ahora el papel de defensor de dos personajes siniestros, en este caso Alberto Fernández (jefe de Gabinete) y Claudio Moroni (Síndico General de la Nación), secuaces el uno del otro. El único en no enterarse de la clase de corruptos que son estos personajes es Verbitsky……………………….
El vuelve a afirmar que la no publicación de mi columna no fue un acto de censura, callando adrede lo que sabe muy bien: que esas mismas denuncias, en notas pormenorizadas, habían sido publicadas por mí en Página/12 años ha, sin suscitar querella alguna por parte de Fernández ni de Moroni por una sencilla razón: las denuncias contra ellos son aplastantes, salvo para el candoroso Verbitsky. Ellos lo saben demasiado bien, y tienen miedo porque si en este país se restablece la Justicia, irán presos.
Es por eso también que mi situación de censurado ha experimentado un ascenso: ahora soy un proscrito. No sólo se tiró a la basura una nota mía: luego se me despojó de la columna y de todo otro espacio desde el que pudiera volver a denunciar la corrupción del gobierno de Kirchner. De esto Verbitsky tampoco dice nada, pero sí opta por publicar mi vieja columna, que ya todo el mundo conoce sobradamente gracias a Internet, convirtiéndose él en una especie de Verbitsky/12 de segunda mano.
¡Gracias, compañero Horacio, por tu compromiso inquebrantable con la libertad de expresión! ¿Cómo puede la politiquería conducir a tanta enajenación mental?.........................
yo acababa de tomar un turno con su esposa, la doctora Müller, homeópata, que él me recomendó -en la misma visita que le hice el jueves a pedido suyo- para mejorar mi estado general y moderar cualquier efecto colateral de la quimioterapia.
Por precaución, y sin que esto implique juicio alguno respecto de la idoneidad y la conducta profesional de la facultativa, acabo de cancelar el turno. Tuve la fantasía de que era Horacio Verbitsky quien me prescribía las drogas, y me sobresalté."