N ° 10/2005 - Año 6º
Buenos Aires, julio 15 de 2005.-
Cuando hace una semana los 4 terroristas fundamentalistas islámicos realizaron los atentados en el sistema de transporte de Londres una vez más se llenaron de voces que intentan justificar la violencia del terrorismo mediante la acusación al capitalismo de las “supuestas injusticias” en la distribución de la riqueza.
Canal 7, el canal estatal argentino, los periodistas progresistas sostenidos por el gobierno, los castristas, chavistas y por supuesto el execrable Raúl Alfonsín. El argumento que usan es que los terroristas se rebelan contra la prepotencia y la injusta distribución de la riqueza mundial, de la pobreza en sus naciones, todo lo cual sería el fruto del sistema capitalista.
Por supuesto reclaman mano blanda y dialogo, repartir lo ajeno y eso terminaría con el terrorismo.
Lo cual en parte es comprensible ya que a la vez son admiradores del terrorismo comunista cuyo icono máximo, el Che Guevara lucen en remeras, calcomanías. Y muchos hasta han militado y colaborado con ese terrorismo. El Che Guevara ha sido a Latinoamérica lo que es hoy Osama Bin Laden para las naciones más desarrolladas. Por lo tanto no solo debemos saber que nos gobierna una clase política que no solo da refugio a terroristas y los considera “perseguidos políticos” sino que los admira, les pone su nombre a escuelas, calles, plazas, etc. Solo es una cuestión de tiempo que quieran explicarnos que Osama fue un joven idealista que lucho contra la injusta distribución de la riqueza
Los hubo por supuesto solo equivocados, un ejemplo fue el televoto de Mariano Grondona donde preguntaba quien era el culpable de la violencia dando como opciones a los terroristas y al capitalismo. Es decir igualando a las víctimas –el capitalismo- con los agresores. Sería como haber preguntado en 1940 en Alemania nazi quien tenía culpa de la violencia dando como opciones el pueblo judío y las SA de Hitler.
Existen varias malas noticias para todos ellos. Mejor dicho existen hechos que desmienten esa falacia que solo viene de su izquierdismo.
Los terroristas suicidas esta vez no fueron palestinos, ni iraquíes, eran británicos y jamaiquinos. Vivían en naciones ricas.
El mismo día, como los anteriores también existieron numerosos atentados terroristas en Irak y no contra las tropas de los EE.UU. y Gran Bretaña sino contra ciudadanos iraquíes.
Y también cuando reclaman por Palestina y su pobreza hay que recordar que durante los años de liberación de su pueblo que fue la administración por Israel luego de la guerra de los 6 días en 1967 Palestina fue una de las siete economías con mayor crecimiento del ingreso per capita del mundo entero. Desde que Palestina cayó en manos Yasser Arafat y la Autoridad Palestina el ingreso cayó un 70%.
La otra mala noticia es que el gobierno de Gran Bretaña es laborista, no liberal o conservador, por lo tanto la agresión terrorista expone que el verdadero objetivo es la destrucción de la civilización occidental. La cual incluye al socialismo y al marxismo tanto como al liberalismo.
El antinorteamericanismo de estos voceros de la izquierda latinoamericana es suicida.
En esta guerra las naciones occidentales y su cultura democrática son el objetivo del ataque. Los terroristas del fundamentalismo islámico no están intentando cambiar un régimen económico sino imponer un régimen integrista musulmán, con la supresión de nuestras libertades y derechos individuales, en especial la de pensar independientemente del poder religioso y estatal.
No es una guerra de los árabes contra los occidentales europeos sino de la vieja invasión musulmana para dominar las naciones cristianas y occidentales.
A nadie le gusta tener que enfrentar una guerra como esta y que no hemos buscado, pero para triunfar no podemos evitar, ni disimular saber quien es el agresor y el enemigo.
Tampoco se puede continuar con la restricción de las libertades de todos los pueblos de Occidente como forma de control para evitar o disminuir los atentados. Eso hace que para las comunidades musulmanas que viven en nuestras naciones sea “gratis o neutro” cobijar a sus terroristas.
No todos los musulmanes son terroristas pero si todos los terroristas son musulmanes. De donde si hay que establecer restricciones, sistemas de vigilancia es sobre esa comunidad donde deben aplicarse. Vigilarnos, controlarnos a los demás les facilita la tareaa ,os terroristas, nos genera gastos innecesarios y protestas legítimas entre nuestros pueblos.
Por otro lado no se trata de una discriminación caprichosa o fruto de intolerancia, sino de medidas de protección de todos, medidas que lleven a los musulmanes que quieren vivir en paz sin imponernos su forma de vida y pensar a no seguir tolerando entre los suyos a quienes promueven esta guerra fundamentalista.
Lo cierto es que todos los hechos de estos nuevos atentados, pero también los que cada día suceden en Israel, Irak, etc. son actos de guerra contra nuestra civilización. Que reconocer el enemigo y su objetivo es el primer paso para triunfar. Luego de la muerte de Mahoma lanzaron olas invasoras, a Israel y Palestina, por África, Asia y Europa, n muchos de esos lugares conquistaron e impusieron su religión, en otros luego de un tiempo en España, Portugal, Francia, los Balcanes las tierras fueron liberadas por los ejércitos que llevaban el cristianismo y la cruz en sus banderas.
No se trata de odiar a los musulmanes sino de saber que muchos de ellos nos odian, desean imponernos su civilización. Y nuestros gobiernos no necesitan restringir las libertades y derechos de todos, sino de quienes dan cobijo y fomentan el terrorismo. Si hay que restringir el ejercicio de libertades y derechos individuales transitoriamente también debemos hacerlo en la menor medida posible y lo cierto es que como ya hemos señalado los terroristas de esta guerra son todos musulmanes, de nada sirve perseguir y controlas a cristianos, judíos, budistas, shintoístas, etc..
No caigamos en falsos democratismos, en aceptar que semejantes políticas serían discriminatorias, porque no se trata de eso, sino de evitar daños y discriminaciones contra quienes somos los agredidos.
Finalmente mi condena personal a todos quienes pretenden justificar o hacerse los que entienden a los terroristas mediante la falacia moral de acusar a las naciones occidentales por ser ricas y no distribuir el bien ganado fruto de sus esfuerzos. Esos que igualan a las víctimas con los agresores. Esos que en el fondo cuando ven a Osama Bin Laden sienten que ven viendo al precursor terrorista del Che Guevara.
Y a los europeos y norteamericanos que al vestir una remera con la cara del Che Guevara creen que sería como algún cantante de rock, o un luchador de la libertad, sepan que están vistiendo un Osama de los sesenta. Casi como que por esa única razón resultaría natural que otros sientan que merecen ser matados mediante actos de terrorismo. Va siendo hora que entiendan que aunque los objetivos políticos sean distintos tanto Osama Bin Laden como el Che Guevara se tratan del mismo mal, solo que con distinta barba.