N ° 03/2005 - Año 6º
Buenos Aires, marzo 23 de 2005.-
Con ese lema de “tenés derechos, hacelos valer” nos tutea el gobierno K para luego decirnos “digamos entre todos: si aumenta ahí no compro”. Pues bien yo no quiero comprar los impuestos sobre los combustibles que son más del 50% de su precio en el surtidor. Porque las compañías petroleras pagan su investigación, perforación, explotación de pozos, refinación y distribución con la mitad del precio que pagamos, inclusive en su mitad pagan impuestos a las ganancias y regalías. ¿Entonces quien es caro, quien atenta contra nuestro patrimonio, quien apuesta a nuestro fracaso como país? ¿Las empresas o el Estado Nacional con sus impuestos abusivos?
En su costosa campaña nos dice que tenemos el “derecho a decir ahí no compro, que un cliente no es un rehén”, pues bien me tome el trabajo de llamar a Defensa del Consumidor (0800-666-1518) a preguntar como puedo hacer para no pagar los aumentos de impuestos, como el del gas oil que aprobó el Senado por impulso y presión de Kirchner, Ricardo Jaime y Hugo Moyano y me dijeron que eso no puede hacerse.
Prueben de llamar a Defensa del Consumidor y pregunten como no pagar la parte de impuestos de los combustibles o el aumento que el gobierno quiere aprobar en el Congreso, verán la respuesta de “joróbese, eso no puede hacerse”.
En otras palabras los ciudadanos cuando somos consumidores somos clientes pero cuando se trata de cobrarnos y aumentarnos impuestos somos rehenes de nuestros empleados, los funcionarios que dicen administrar en nuestra representación.
Lo caro no es el gas oil, ni la nafta, ni la leche o el pan, ni los salarios, ni la carne, lo caro son los impuestos. Los impuestos son la mitad o más de todo cuanto pagamos, pero el gobierno los sigue aumentando.
Ayer se cumplieron 240 años de la aprobación de la Ley de Impuesto de Sellos (Stamp Act) que llevo a la revolución de independencia de las colonias británicas y al nacimiento de los EE.UU. una vez más ante la hipocresía del gobierno K estamos ante nuestra hora de “arrojar el té al mar” y liberarnos de estos tiranos que nos consideran sus esclavos.