Artículo de "Argentina Days" - Propietario y Director: Santiago Manuel Lozano

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N ° 19/2004 - Año 5º

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2004.-

Simpatía por el nazismo fiscal,

por Gustavo Lazzari, Fundación Atlas

El Subsecretario de Ingresos Públicos de la Provincia de Buenos Aires lanzó una ofensiva contra deudores impositivos. Dicha ofensiva es lindera a los métodos de seguimiento de personas e intimidación utilizados en todas las dictaduras.

Paradójicamente, Néstor Kirchner (siempre preocupado por los derechos humanos) y Felipe Solá apoyaron las metodologías filo nazis que emplea el funcionario de Buenos Aires.

Apelando a que, según los registros oficiales, existen morosos impositivos por 2.000 millones de pesos (cabe aclarar que 1000 millones son por impuestos y otros 1000 por los usurarios intereses que aplica el gobierno) el gobierno bonaerense redobló la ofensiva.

Cabe destacar que la confiabilidad de los registros oficiales es dudosa y sus reclamos parecen redactados por el servicio penitenciario.

La ofensiva del estado bonaerense consiste en:

Obligar a los bancos a suministrar información sobre los titulares de cajas de seguridad para eventualmente pedir su allanamiento

Obligar a las compañías de telefonía móvil a informar los números de tales abonados para dejar mensajes intimidatorios

Publicar en Internet la lista de morosos

Impedir abordar a medios de transporte internacionales

Allanar domicilios y confiscar objetos de valor desde cuadros hasta joyas, efectivo, acciones, bonos (¿confiscarán bonos defaulteados?)

Si a esto sumamos las iniciativas de la AFIP de controlar toda la vida de las personas a través de sistemas de computación, monitoreo de compras y gastos, cuentas corrientes, inversiones y la paulatina pero compulsiva bancarización; tenemos entonces, que se está abonando el terreno para que el estado se convierta en una suerte de Nazismo moderno aunque esta vez, “nacional, progresista y popular”.

La evasión impositiva es un problema. Eso está fuera de discusión. Pero no menos cierto es que los impuestos son impagables por dos motivos. En primer lugar porque la tasa marginal de impuestos en la Argentina es altísima. Una persona de ingreso promedio tiene una tasa legal de impuestos que llega al 50%. Para los ingresos más altos, dicha cifra alcanza el 60%. Para los pobres, los que ganan menos de 730 pesos por mes, la carga impositiva mínima es del 30%. Es decir que tres de cada diez panes que tiene un pobre, se lo come el gobierno!!!

Pero más grave que la evasión de los contribuyentes privados es la evasión de las responsabilidades públicas.

El subsecretario Santiago Montoya está encargado de recaudar, pero tanto el Gobernador Solá como el resto de los funcionarios tienen la obligación de proveer los bienes públicos mínimos y básicos en la Provincia de Buenos Aires.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires también es un evasor de responsabilidades; pero sin funcionarios que lo persigan, ni jueces que lo acusen, ni periodistas que lo señale. El gobierno de la Provincia de Buenos Aires evade sus funciones básicas.

La evasión del gobierno respecto de sus responsabilidades obliga a los ciudadanos a proveerse privadamente de los bienes públicos que necesitan. A partir de cierto nivel de ingreso (cada vez más bajo), la gente debe proveerse de su propia educación, salud, seguridad, hacer sus calles y cloacas, iluminar sus cuadras, etc. Quienes no pagan esos servicios privadamente, sencillamente están forzados a acostumbrarse a vivir (o sobrevivir sin ellos).

Los particulares pagan dos estados, el que no funciona representado por los organismos formales, sus impuestos y los métodos nazis para recaudarlos, y el que funciona privadamente. Por este motivo la carga impositiva REAL de la Argentina es altísima, pese a que los funcionarios que rara vez caminan por las calles del conurbano se nieguen a admitirlo.

Es paradójico que los métodos nazis son aplicados por un gobierno cuyos servicios son dignos de un campo de concentración. La provincia de Buenos Aires muestra  indicadores sociales africanos, zonas favelizadas y fuera de control, corrupción en cada estamento y una colombianización de sus instituciones.

El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, tiene todos los recursos que necesita para solucionar los problemas de salud, educación y seguridad. Cuenta con mas empleados que las 100 primeras empresas privadas argentinas, es el segundo presupuesto de la nación, defaulteó su deuda, tiene el poder político que sustenta la Presidencia de la Nación, una fuerza policial que es la mitad del ejército y además la Nación le provee los gendarmes.

El argumento que la administración necesita dinero para combatir la pobreza es falaz. Con solo reducir los impuestos y controlar el derroche; la corrupción y el gasto superfluo sería suficiente.

El doble discurso y la guapeza

El gobierno tiene un doble discurso. Por un lado, trata a los bonistas como desalmados que no perdonan el default y por el otro lado, desempolva “Mi Lucha” y las enseñanzas de “Josef Mengele” para perseguir a quienes tienen deudas impositivas.

¿Como sería la actitud de los gobernantes si nuestros acreedores nos trataran de la misma manera?

Es fácil hacerse el “guapo” con contribuyentes privados, que no cuentan con los medios de comunicación ni con la anuencia servil de los bancos. En el barrio se dice “en barra somos todos guapos”. Esa fue la imagen de Kirchner, Solá y Montoya diciendo “vamos por ellos” apuntando con el dedo inquisidor a los contribuyentes.

El país necesita esa guapeza para enfrentar los problemas serios de corrupción, de indigencia, de falta de inversiones, de africanización y balcanización del Gran Buenos Aires. Lamentablemente, la barra es valiente con los débiles, pero es tibia y timorata frente a los serios problemas.

 

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