N ° 16/2004 - Año 5º
Buenos Aires, octubre 28 de 2004.-
Desde que Néstor Kirchner asumió la presidencia se han girado cientos de millones de pesos de fondos federales a la provincia de Santa Cruz. Los programas de obras públicas y cooperación alcanzan alrededor del 30% del total nacional para una provincia cuya población no supera el 0,6% de toda la población.
La justificación de la gran mayoría de esas ayudas es la situación de emergencia, o crisis económica y financiera que pasaría la provincia.
Ello lleva a hacernos algunas preguntas
¿No era que Kirchner la tenía muy bien administrada?
¿No está el petróleo y la pesca en precios récord y por lo tanto los ingresos de la provincia han crecido?
¿No tiene la provincia más de U$ 500 millones depositados en el exterior bajo el más estricto secreto?
¿Porqué se debe ayudar a una provincia cuyas autoridades no rinden cuenta del manejo y destino de más de U$ 1.200 millones que recibieron del gobierno nacional durante la presidencia de Carlos Menem y la gobernación de Néstor Kirchner?
¿Dónde están los U$ 700 millones faltantes y sus intereses?
¿Merece ayuda de los pobres de Formosa, Jujuy, Tucumán, y demás provincias una provincia incapaz de rendir cuentas sobre semejante faltante de cientos de millones de dólares?
¿No encubre esta ayuda el faltante de ese dinero?
¿Puede estar en crisis quien tiene semejante depósito en un paraíso fiscal y de secretos bancarios en cuentas off shore antes?
La respuesta es que Santa Cruz no está en crisis económica, ni financiera. Le sobra el dinero, por lo tanto el fundamento de todos los giros y ayudas de dineros federales es un ardid que conformaría una defraudación como prevé el artículo 173 inciso 6º del Código Penal Argentino.
La respuesta es que las demás provincias argentinas están siendo defraudadas y mientras sus pueblos pasan privaciones, no pueden realizar inversiones el dinero federal se usa para ayudar a una supuesta emergencia de Santa Cruz.
Esos chicos que tienen hambre, que no pueden acceder a estudiar, a una mejor salud, como todos los demás argentinos de las provincias están pagando impuestos para ayudar a la provincia más rica de la Argentina. Solo por el depósito reconocido en U$ 507 millones a cada santacruceño le corresponderían unos U$ 2.535 por ejemplo.
¿Cómo puede ser que los legisladores nacionales encima se atrevan a dar superpoderes a un gobierno que posterga al 99,4% de los argentinos para evitar destapar un faltante de cientos, sino más de mil, millones de dólares.
¿Cómo puede ser que los pueblos de cada provincia no vayan a reclamar a sus gobernadores, senadores nacionales y diputados nacionales que cese este pesoducto escandaloso?
¿Cómo puede ser que casi todo el periodismo no publique ni una línea sobre esta inmoral situación que haya niños con hambre, sin educación ni salud, ancianos dejados de la mano de Dios en la mayoría de las provincias y el dinero federal se destine en una desproporción semejante? Eso ya que quieren ocultar la cuestión de los fondos santacruceños desaparecidos en cuentas off shore.
De una buena vez debería el Congreso Nacional fijar reglas estrictas para la ayuda federal a provincia en emergencia, que es y que no una emergencia. No puede ser que los buenos gobiernos provinciales deban pagar los resultados de los peores. Es lógico y comprensible ayudar a una provincia, a un municipio que sufre una catástrofe natural.
Es una inmoralidad que los funcionarios nacionales expresen que una provincia está en emergencia y eso solo baste para darle a una mala administración fondos que pagan con altísimos impuestos los habitantes de las demás provincias.
Es además un fraude al sistema federal de la constitución. Una provincia que vive en emergencia por una mala administración, porque no cobra impuestos o porque se lleva el dinero al exterior y ni siquiera rinde cuentas de su manejo no solo no debería recibir un centavo de fondos federales sino que hasta debería ser intervenida.
Pero en el caso Santa Cruz la cuestión llega a un punto de defraudación del patrimonio nacional, se ayuda bajo la mención de una supuesta emergencia cuando en realidad la provincia es rica y mantiene ingentes depósitos en el exterior ayudando al desarrollo e inversión en el extranjero.
Esto no es federalismo, ni es administración, ni un país en serio, sino más bien un conjunto de políticos que han olvidado a sus provincias. Si los argentinos del siglo XIX, unitarios o federales pudieran asistir a esta desvergüenza se preguntarían para que tantas luchas si una banda 150, 170 años más tarde estaría afincada en Buenos Aires olvidando a sus terruños y a sus pueblos. Y casi todos al servicio de unos pocos vivos que vienen a tapar un pasado que los condena.
¿No hay un legislador nacional que se anime a defender al menos su provincia? Parece que solo los kirchneristas de Santa Cruz, los demás parecen por cobardía, omisión o incapacidad haber olvidado que representan al pueblo de sus provincias o a sus provincias en el caso de los senadores.