N ° 11/2004 - Año 5º
Buenos Aires, agosto 06 de 2004.-
Hace dos días la principal cómplice del diktador, su esposa Kristina Elisabeth Fernández arengó diciendo que la Argentina actué igual que los EE.UU., que no le haga caso al FMI y de remate agregó algo aun más grave “hemos creado una cultura de no acatar las leyes……”
¿Quiénes crearon esa cultura?
Por si la muy elegante señora no lo sabe esa cultura la crearon los progresistas que sostienen la razón de estado para violar contratos privados y los contratos del estado con los demás, los políticos como ella y su marido que apoyaron la confiscación de las reservas que eran de los tenedores de pesos convertibles, la “ley de intangibilidad de los depósitos”, y muchas más.
Son los políticos y dirigentes de nuestro país quienes primero violan las leyes, es el mismo Estado quien no solo viola leyes sino derechos y garantías constitucionales.
Eso es lo que no sucede en los EE.UU. Por eso los EE.UU. no solo no necesitan recetas del FMI, ni su dinero, sino que son sus principales accionistas.
Es más lo que hacen los EE.UU. es básicamente mantener un sistema de economía de mercado, con desvíos algunas veces más o menos importantes, pero básicamente la riqueza de los EE.UU. proviene de un sistema liberal, de una economía de mercado.
Lo que su cómplice, el diktador y su facción han impuesto es justamente lo contrario. Una economía cerrada y mercantilista, de capitalismo salvaje.
Porque el capitalismo salvaje es el mercantilista, lo que hace 200 años los liberales condenaban como la asociación del estado (los reyes) con algunos favoritos. Por eso Kirchner no recibe a la presidente de Hewllet Packard pero si arma reuniones –por ejemplo- con los Rocca (y los empleados de estos) cada vez que resulta necesario para darles alguna ventaja económica que hemos de pagar los demás, sea un gasoducto con rentabilidad asegurada en dólares como protección a la chapa que ellos fabrican elevando aranceles de electrodomésticos extranjeros.
No es que estos progres no se reúnan con los poderosos, con el establishment, sino que o hacen con su establishment y quienes ellos han decidido deben ser ricos y compartir los negocios. Es decir ese sistema mercantilista, o de capitalismo salvaje donde la riqueza no la produce servir a o los demás sino el favor, la corrupción de los políticos y algunos pocos empresarios amigos de esa dirigencia política.
Y justamente lo que no es EE.UU. es una alianza perversa y mercantilista, de capitalismo salvaje contra el progreso de su propio pueblo.
Y tampoco es que exista de la nada una cultura de no respetar la ley, lo que sucede es que los primeros en violar la ley son quienes deben aplicarla, los políticos que gobiernan, el Estado, los jueces, legisladores y el Presidente.
Y aún más grave la ley para esa dirigencia de la que ella es emblemática es un instrumento de expoliación a quienes trabajan y producen para favorecer a los vagos, a los chorros, a sus militancias, sus cuentas bancarias personales.
En los países donde las leyes son respetadas, cumplidas la base de ellas es limitar al Estado, limitar el poder de personas como dona Kristina, no de los ciudadanos. Las leyes allí no son máquinas de impedir, de facilitar la tarea de expoliación y opresión.
Estoy seguro que Usted Kristina no se animará a tanto, que no va a imitar a los EE.UU. que ni usted, ni su esposo han de rendir cuentas detalladas de cómo depositaron y administraron cientos de millones de dólares del estado santacruceño en el exterior. Algo que en los EE.UU. los hubiera llevado a desprecio más absoluto de todo su pueblo, que ni el periodismo progre disimularía a cambio de los sobres con dinero negro del Estado que ustedes reparten.
Ciertamente para poder ser como los EE.UU. hay que abandonar su modelo estalinista, donde el Estado viola las garantías constitucionales, y reparte la riqueza de todos entre unos pocos favoritos, obliga a la mayoría a trabajar por poco más que un plato de arroz, salarios miserables y todo eso para que unos pocos capitalistas salvajes (llamarlos empresarios sería un insulto para quienes lo son) multipliquen sus ganancias, aseguren gruesas cuentas bancarias en paraísos fiscales. Para imitar a los EE.UU. no hay que garantizar ganancias a los favoritos como han hecho Uds. con Techint y otros capitalistas salvajes, eso sí hay que respetar los derechos de libre empresa y propiedad que garantiza la constitución para que la ganancia sea propia pero resultado de la libertad contractual de todos.
Usted de EE.UU. solo conoce sus tiendas más caras, donde compra conjuntos de ropa y joyas por decenas de miles de dólares que difícilmente pueda explicar algún día
Usted es de las primeras que nos enseña a violar las leyes, y va a llegar el momento en que tal vez las leyes que violemos sean las de sus ilegítimos privilegios, dicho de otra forma, va a tener que rendir cuentas. Eso sí tal vez tenga la suerte que seamos los liberales quienes la llevemos a usted, a su marido, a sus demás cómplices ante un tribunal. A diferencia de la izquierda suya en sus persecuciones políticas hasta gozará de la presunción de inocencia, tendrá abogados (y podrá pagar los mejores con el dinero que está ahorrando, o vendiendo algunas pocas joyas de las que exhibe sin pudor ante la miseria del pueblo, los esforzados pagadores de impuestos, etc.) y un cárcel limpia donde reflexionar el resto de sus días.
Y si eso pasa será que hemos empezado a imitar lo bueno de los EE.UU. y podremos también abandonar las recetas fiscalistas del FMI.