N ° 10/2004 - Año 5º
Buenos Aires, julio 15 de 2004.-
Si algo resulta claro con las medidas de proteccionismo lanzadas contra las importaciones brasileras es la corrupta alianza de algunos políticos con muchos industriales de nuestro país. Es más el Diktador y su gabinete deberían ser investigados por malversar dineros públicos como en su viaje a China, porque si necesitamos cerrar las fronteras por incapacidad de competir con una de las industrias menos competitivas del mundo como es la brasilera está claro que cuando China quiera enviar un barco de televisores, heladeras, paraguas, cds, o lo que fuere los inútiles rentistas de nuestras industrias irán a reclamar proteccionismo contra esas mercaderías.
China no es Brasil y seguramente las represalias comerciales en ese caso terminarán destruyendo la cosecha de soja, la industria aceitera y otras más.
Lo que está claro es que en los diez años anteriores, es decir ocho de convertibilidad y dos pesificación la balanza comercial entre nuestra nación y el Brasil fue superavitaria para nosotros hasta este año. ¿No era la convertibilidad la que nos impedía exportar, nos quitaba competitividad?
Con semejante falacia los industriales y algunos endeudados avivados impulsaron la devaluación y pesificación. Ahora tampoco les alcanza un dólar a tres pesos para competir, entonces reclaman poner barreras comerciales y arancelarias. El gobierno en serio de Kirchner con una mentalidad mercantilista de inmediato favorece el reclamo de esos incapaces que por supuesto esperan aumentar su renta mediante remarcaciones de precios que significan una nueva caída del salario real.
La excusa como siempre es la defensa de fuentes de trabajo. Sin mencionar la destrucción de fuentes de trabajo que conlleva en sectores eficientes, de trabajos que no han de crearse, de inversiones que no se harán.
Mientras el partido Comunista Chino se resigna a privatizar, abrir sus mercados y establecer reglas de mercado. Los gobiernos socialistas de Gran Bretaña, Alemania y Francia deben desregular sus mercados, en especial los del trabajo, para poder recuperar competitividad y evitar fuga de cerebros los incapaces kirchneristas repiten fórmulas mercantilistas que aún antes de los años setenta ya estaban en retirada por su fracaso histórico.
Por supuesto como son autoritarios y Lavagna fue el Director Nacional de Precios del ministro Gelbard simultáneamente amenazan contra los aumentos de precios que ellos mismos causan al cerrar los mercados y entregarnos a los ciudadanos a los viejos y conocidos expoliadores mercado internistas. Si con ello pueden lograr algo será el desabastecimiento como en los años 74 y 75 que culminaron con el “rodrigazo” (aunque los culpables de la estampida fueron Gelbard y su equipo). Y no debe olvidarse que cuando algo no se consigue el precio es igual a infinito.
La pretensión de fabricar todo de todo es una política antigua y fracasada, ha sido la integración económica del mundo a través del libre comercio el motor del desarrollo económico y la riqueza de algunas escasas naciones. Son los países de economías cerradas y autárquicas quienes tienen una clase oligárquica enriquecida asociada mafiosamente con su clase política quienes a costa de la pobreza de sus pueblos siguen repartiendo miseria y violación de los derechos del hombre.
Porque en economías mercantilistas como la de Kirchner la ganancia de muchos empresarios se hace por izquierda (y no me refiero a las ideas, sino a los privilegios obtenidos mediante diferentes formas de corrupción al Estado) o dicho de otra forma la ganancia de los incapaces e ineficientes se hace mediante el empobrecimiento del resto del pueblo que se ve obligado a pagar productos caros y generalmente de menor calidad.
Una integración económica aun con Brasil, que ni siquiera significa apertura comercial en términos mundiales, forzosamente trae cambios de las estructuras empresariales. Algunas nuevas han de crearse, otras podrán desaparecer. Es algo natural en la historia de la economía. Y sino deberíamos renunciar a la electricidad, el petróleo, el gas, los automóviles, etc. que destruyeron las fábricas de velas, carretas, las postas y la industria leñera. También a internet y el teléfono porque hemos destruido el servicio de chasquis.
Kichner se dijo un pingüino que vuela, en materia económica si vuela, pero porque es un tero que grita lejos de su nido, ya que este proteccionismo solo favorece la concentración de riqueza en manos de unos pocos industriales ineficientes. No digo en el sector agrícola, ganadero, alimentario y minero que son expoliados mediante las retenciones a sus exportaciones.