N ° 09/2004 - Año 5º
Buenos Aires, junio 22 de 2004.-
Hace algunos días falleció el ex presidente de los EEUU Ronald Reagan, un político cuyos valores y determinación, cuyo amor por la libertad lo llevaron a derrumbar la cortina de hierro sin necesidad de invadir la URSS.
El desprecio del periodismo progre por él no cesó ni ante su muerte, para ellos Reagan seguía siendo un mal actor de películas de clase B. Jamás han podido aceptar el enorme cambio que el mundo tuvo bajo su dirección y la de Margaret Thatcher. La conjunción de ellos dos termino por reconstruir la vocación de triunfar de la democracia occidental por sobre el comunismo. Lo que antes era un esfuerzo por demorar la globalización soviético comunista giró como un enorme gozne y provocó la implosión del Imperio del Mal.
Sus legados son enormes, empezando por su optimismo en el hombre común, en la libertad y la moral como los fundamentos del progreso, la dignidad humana y la democracia., en síntesis como bases del capitalismo y su enorme capacidad de producir bienestar moral y progreso material para todos los hombres que pueden vivir en él.
Como ya sostuviera Juan Bautista Alberdi los aciertos y errores de la educación se ven, se cobran o pagan según el caso no menos de 10 años más tarde, y en los años de Ronald Reagan las matrículas de estudiantes secundarios, universitarios y de post grado crecieron ante la reducción de impuestos personales. La sociedad entera supo que si invertía en capacitación el fruto ya no le sería expropiado por los haraganes y algunas minorías bien organizadas para presionar sobre el gobierno.
Tal vez sea ese uno de los más importantes y duraderos legados de Reagan cuyos frutos comenzaron a verse en el segundo mandato de Bill Clinton, cuando esos graduados aumentaron en forma sustancial la productividad de la economía norteamericana. Pero claro no existe progre alguno que pueda aceptar la relación entre bajar los impuestos a las ganancias y el enorme estímulo para superarse que llevo a los individuos y como ello trajo una nueva generación de riqueza que ha hecho mejorar a todos los norteamericanos y aún a muchos fuera de esa nación.
También esa ola de nueva fe en el hombre y sus capacidades, en su egoísmo virtuoso produjo la más importante ola de creación de compañías innovadoras como no se veía desde comienzos del siglo XX. En menos de dos años desde la reducción de impuestos nacieron las compañías Cisco Systems, Compaq, Sun Microsystems, Dell Computer entre otras, todas ellas parte del enorme progreso que hoy disfrutamos todos los seres humanos.
Otra forma de descalificación usualmente usada fue calificarlo como un gran comunicador, a lo que él respondió que más que eso era que “comunicaba grandes cosas, ideas y valores”. Y así era.
Visto con el tiempo el mundo luego de Ronald Reagan fue más libre, cientos de millones de personas alcanzaron su libertad y cayo derrotado el bloque comunista con su manto de horror, una nueva economía se abrió paso en el mundo donde el empresario, el libre mercado fueron revalorados y trajeron centenares de millones de puestos de trabajo, mayor riqueza a casi toda la humanidad. Basta imaginar al mundo dominado por el comunismo, u otras formas setentistas para saber que muchos millones de personas estarían hundidas en la miseria, el desempleo y enormes campos de reeducación democrática, o Gulags.
¿Qué sería del mundo si hubiera triunfado el comunismo y no la democracia occidental? ¿Qué sería de nuestras libertades, del progreso? Tenemos a la Cuba de Fidel Castro para saberlo. ¿Qué ha sido del mundo gracias a la victoria sin un tiro, sin derramar sangre de soldados y civiles, la más colosal que se conozca en la historia? El progreso y la integración de India, China, Europa Oriental en la CEE, la integración de Méjico y Canadá con los EEUU, la desaparición del temor a un holocausto nuclear. En fin una sociedad donde el contrato y la cooperación reemplazaron al conflicto armado, una sociedad moralmente mejor. Y todo eso tuvo entre sus más importantes líderes a Ronald Reagan.