N ° 05/2004
Buenos Aires, marzo 24 de 2004.-
Pase gran parte de mi infancia y juventud, de mi escuela y universidad escuchando explicarme las políticas del estado empresario para alcanzar el autoabastecimiento de combustibles. Pera cada año importábamos más y más petróleo, naftas, fuel oil y cada invierno nos faltaba el gas, para tener electricidad suficiente necesitábamos lluvias (pero no tantas que entonces fallaban las redes de distribución).
Los años seguían su curso, los tarifazos también y siempre faltaban gas y electricidad, hasta que un día los argentinos fuimos “entregamos nuestra soberanía” a empresas privadas, según reza el credo oficial y los explotadores mezquinos de esas compañías con sus inversiones y riesgo nos dieron el gas que queríamos para calentarnos y cocinar, la electricidad para conservar alimentos en el freezer y poder al menos prender ventiladores y aire acondicionados.
Los empresarios pudieron empezar a mantener su producción sin temor a que un corte de electricidad o la falta de gas detuvieran sus máquinas y no pudieran cumplir las entregas.
Como por arte de una “mano invisible” la vida empezó a mejorar.
Pero vinieron los resentidos y nos dijeron que esas compañías ganaban demasiado, que estaban asociadas a un gobierno corrompido, que no había porque dejarlas seguir ganando dinero y hasta se las haría devolver sus “ganancias” de esa década infame.
Entre quienes pregonan semejantes ideas están muchos de quienes fueron “encumbrados funcionarios”de aquel gobierno que hoy denuestan. Personajes como Gustavo Beliz y Alberto Fernández cuyas vidas también exhiben su notoria mejoría de riqueza personal, pero ningún juez o fiscal se hará cargo de investigar en otros lo que ellos mismos disfrutan.
Entonces el esmirriado diktador patagónico con voz de macho latinoamericano nos enseño que él pondría en su lugar a esas empresas privatizadas y sus encuestadores encontraron que había mucha gente feliz, que los votos que no había obtenido se podían reemplazar con costosas encuestas y mucho más costosas campañas de publicidad oficial para comprar la buena voluntad del periodismo.
Pero sucedió que algunos hados que han premiado a la Argentina con un precio récord del petróleo y la soja para sostener el modelo agrícola-minero-extraccionador e importador para “pocos”, no hacen llover y entonces una vez más como aquellos indígenas que desprecian al capitalismo y la civilización occidental nos encontramos que empiezan a faltar gas y electricidad.
Por supuesto Kirchner y su esbirro De Vido (ese que Noticias llamo el kajero, vaya uno a saber porque……..) salieron a culpar a las empresas que no han hecho inversiones.
¡Pero chocolate por la noticia! Los empresarios no invierten, entre otras cosas, porque Kirchner mismo les dijo que mejor que invertir en un kasino es tener el dinero en un banco suizo, como hizo él con el dinero de la provincia de Santa Cruz. Dinero que sigue sin volver ni poder saberse como fue invertido, ni que comisiones ha pagado, ni nada.
No hicieron, ni hacen, ni harán inversiones cuando el gobierno se pasa amenazándolas con robarles su renta, con romper también sus contratos y derechos de propiedad y ven que manipula al Poder Judicial con la complicidad legislativa para someterlo a acompañar toda violación de derechos y garantías constitucionales.
La culpa no es de quienes no invierten, sino de mejor dicho de los malos gobernantes que hacen que nadie quiera, ni pueda invertir salvo que esté dispuesto a jugar en el Kasino. ¿O se olvida nuestro Duce de su lúcida auto calificación del país que dice gobernar?
El mundo feliz que estos truchos prometen, donde se pueden expoliar cada día las compañías privadas, donde unos pocos aceptan ser esclavos de los demás y encima pagar [por ello en forma indefinida tiene un final, que la globalización y las tecnologías modernas acortan siempre más. Y el final no es lindo, aunque el precio de la soja sea un récord histórico (y eso es el regalo del cielo ya que si por las políticas del Pingüino fuera ni eso tendría Argentina).
Pero De Vido es un empecinado en además mostrar sus éxitos así es que ahora nos anuncia con todo descaro que vamos a “importar gas de Bolivia”. Gas que es más caro que el que se produce en Argentina, que vamos a pagar todos y encima vamos a entregar esos “dólares” que todos los días el gobierno se empeña en robarle a los exportadores, porque de comprarlos ni hablar.
Y los economistas se llenan la boca hablando del crecimiento proyectado del PBI argentino, en especial los voceros oficialistas que quieren enseñar al mundo la receta productiva santacruceña. Pero anticipo que si no llueve lo suficiente para llenar represas, y en ese caso tal vez arruinar cosechas de soja, el daño producido con la demagogia antinoventa, antiprivatizadas por el cual no se ha querido pagar a quienes invierten y producen gas y electricidad nos dejará sin energía (ni gas, ni petróleo) suficientes para que las industrias puedan producir y crecer, entonces en lugar del 8 al 10 % de crecimiento tendremos un 5,5%. Tal vez entonces también Devidamente nos expliquen lo bueno que es importar gas boliviano, y electricidad brasileña, fuel oil de quien tenga, cortarle el gas y la electricidad a industriales avariciosos de ganar plata.
¿Total para que queremos energía, para que instalen call centers como en India, para que funcionen computadoras y se puedan hacer programas de software? No, eso no es productivo y parte de la malvada globalización. Que sigan trabajando y produciendo allá, en el Primer Mundo.
Dicen que aseguraran el suministro de gas y electricidad domiciliario, lo cual también es mentira porque en cuanto las industrias y empresas dejen de producir y pagar salarios nadie podrá pagar sus cuentas. Ni su demagogia tiene lógica.
Y si acá las empresas no pueden trabajar por falta de energía, les prohibiremos despedir o suspender a sus empleados así quiebran. Y si aun así quiebran no hay problemas mayores la tenemos a Alicia Kirchner para fidelizar a los nuevos desempleados en alguna empresa dirigida por Carlos D’elía y sus kamaradas, asegurándonos los patoteros y votantes para continuar nuestra diktadura.
Después de todo han de cumplir una de sus promesas: un destino latinoamericano, es decir pobreza y atraso, culto oficial, televisión feliz y odio a quienes se rompen trabajando y produciendo, esos serán condenados como explotadores por los verdaderos explotadores, los que vinieron de la mano del golpista de Lomas a replicar su modelo de no producción y autoritarismo que tenían en Santa Cruz.
Mientras la soja y el petróleo sigan a precios récord De Vido podrá explicarnos sus éxitos de importar gas y electricidad. La eterna paradoja del destino es que esos commodities siguen a precios record porque el 38% de la población mundial -21% de China y 17% de India- continúan su política de liberalización económica, es decir de orientarse hacia la economía de mercado mientras acá la condenamos.
Eso sí para ser competitivos con ellos más tarde o más temprano será necesario que también acá enterremos las mentiras latinoamericanistas e izquierdistas, porque sino el destino de Argentina será ver emigrar a sus mejores personas y a los demás convertirse en campesino chinos e indios, pero de otros siglos.