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N ° 05/2004

Buenos Aires, marzo 24 de 2004.-

KASTRISMO DESENFRENADO

Las cosas en la historia no pasan solas, los procesos pueden terminar o ser interrumpidos. La Argentina es una muestra de ello, de cuantas veces nos hemos empeñado en destruir las bases de buenas instituciones por la ambición de poder y demagógica de algunos iluminados.

La semana anterior un grupo de intelectuales invitados por la Fundación Honrad Adenauer y CADAL se disponían a realizar un acto privado reclamando por la libertad de los presos políticos y las violaciones a los derechos humanos cometidos por Fidel Castro en Cuba cuando un grupo de activistas progresistas entró al salón alquilado para impedirles siquiera expresarse contra Fidel Castro.

No contentos con semejante violación de la libertad de expresión al salir golpearon y agredieron a Roberto Aleman y Juan José Sebreli. Todo ello sin que la policía controlada por Gustavo Beliz y Alberto Fernández hiciera nada por impedir esto. Ni fiscal o juez alguno haya instruido una investigación penal por los delitos que establece la Ley de Defensa de la Democracia.

La barbarie del atropello y la impunidad de estos comunistas no parecen haber preocupado a mucha gente, y menos al régimen kirchnerista. Por ahí anda un señor Rozichner que es buen ejemplo de la hipocresía reinante, con el agravante que sus palabras recuerdan a los alemanes que justificaban así al nazismo.

Los piqueteros del gobierno cortan calles, toman plazas, edificios públicos, hacen extorsiones públicamente para recibir más dinero y nadie parece molestarse. Pero si un grupo de demócratas quiere denunciar a Fidel Castro la izquierda se siente con el derecho de entrar a su acto e interrumpirlo. Y eso que se hizo en un salón privado sin molestar a nadie que no quisiera estar ahí.

La intolerancia y el descaro, el sentirse capaces de imponer el silencio a quienes piensan distinto es algo que sucedía en la Alemania de los años 20 y termino con el nazismo, es algo que los comunistas practican en forma constante desde hace décadas en todo el mundo.

Pero en Argentina no se animaban a esto, no tenían esta cobarde impunidad que hoy gozan por el clima creado por el gobierno.

Lo único que ha cambiado en Argentina para que la izquierda se sienta dueña de impedir el repudio del genocida Fidel Castro es la promoción del terrorismo castrista que realiza Kirchner, la constante propaganda oficial a favor de los terroristas, del castrismo, y la persecución de toda persona que cumpliendo órdenes haya enfrentado a esos terroristas.

La agresión a Roberto Aleman y Juan Sebreli fue una consecuencia lamentable del desenfreno de esos cobardes que solo actúan en patota. Pero también ha sido responsabilidad primaria del clima de odio e intolerancia que la Diktadura está creando desde el día que se supo presidente Kirchner. Clima reforzado por la impunidad garantizada para sus fuerzas de choque, los piketeros y las autodenominadas organizaciones de derechos humanos.

Las declaraciones de solidaridad con Aleman de algunos funcionarios del régimen kirchnerista son tan verdaderas como las cartas de condolencias que Stalin enviaba a las familias de quienes asesinaba la GPU o la NKVD/KGB

Esas agresiones solo suceden porque Kirchner impulsa un clima de odio extremo, porque los funcionarios judiciales han sido sometidos a simples agentes de la diktadura.

 

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