N ° 04/2004
Buenos Aires, marzo 10 de 2004.-
A pesar de todo el aparato de propaganda y apriete a los medios de comunicación, de la reiterada muletilla del la popularidad del Presidente Kirchner mediante encuestologos alquilados los últimos actos planeados en apoyo de sus política resultaron un claro fracaso.
Para el día 1 de marzo planeaban un gigantesco acto de apoyo al inaugurarse las sesiones del Congreso y a pesar del derroche de dinero y recursos públicos no lograron reunir más de 7.000 personas en la plaza del Congreso.
Ayer 11 de marzo para lanzar el movimiento transversal y superador del partido peronista según las claras palabras de Kristina Antonieta y su amigo Alberto Fernández solo reunieron otras 4.000 personas, estimando la presencia con la mejor buena voluntad.
Resulta claro que el Diktador se ha ocupado y pagado la difusión se su popularidad, pero a la vez que ante una convocatoria política en apoyo del mismo, no juntan a ninguna persona espontánea, ni independiente, que apenas unos pocos miles de militantes pagados con planes “sociales” se hacen presentes.
Tamaño fracaso de convocatoria debería hacernos pensar cuanto apoyo real tiene el presidente tero, que grita en algunos lados pero los huevos siempre los pone en el FMI.
O será que tal vez los argentinos se están dando cuenta que algunas cifras y mensajes no cierran del todo y empiezan a esquivar el bulto de estar con el Tero. Por ejemplo se han cansado de echar culpas al endeudamiento de los años de la convertibilidad pero la deuda pública en diciembre de 1999 era de U$ 124.000, al renunciar De la Ruina estaba en U$ 148.000 y merced al default y la pesificación asimétrica el bañero la “redujo” ilegalmente a U$ 111.000 millones y hoy está en más de U$ 167.000 millones.
El aumento de la deuda pública de la gestión Duhalde – Kirchner es récord de nuestra historia, y eso que no pagamos más de la mitad de la deuda.
La muletilla que la deuda se pagaba con el hambre de los argentinos es una mentira ya que en realidad se pagaba con la refinanciación de los vencimientos (roll over) por lo tanto dinero del bolsillo argentino no salía, solo se anotaba el crecimiento. En otras palabras muchos argentinos comían gracias a la deuda que tomaban los gobiernos.
Para cuando el “malvado” ex jefe de los Beliz, Alberto Fernández, Felipe Solá, etc. dejo el gobierno, obviamente Carlos Menem, las reservas del Banco Central superaban los U$ 35.500 millones. La Alianza I, en su etapa De la Rua – Chacho Álvarez perdió unos U$ 14.000 millones de ellas y la Alianza II, Duhalde – Alfonsín las bajo a U$ 10.000 de las cuales recuperaron luego U$ 4.000 mediante la obligación de liquidar todas las exportaciones ante el BCRA.
¿Sino estamos pagando y tenemos un superávit comercial de U$ 16.000 millones anuales porque no crecen las reservas?
Porque los argentinos aun fugamos a una moneda extranjera y el BCRA está pagando la deuda con el FMI y otros organismo multilaterales, y mientras pagamos más de U$ 7.600 millones netos en dos anos la economía ha crecido. Durante los años 80, en el gobierno de Alfonsín la Argentina decreció un 1% total en su producto bruto y no pagaba su deuda. Lo que demuestra que pagar deudas no impide crecer.
El gobierno ha pagado más deuda que nunca y a la vez ha emitido nueva deuda en forma récord, y su superávit es falso ya que no está pagando gran parte de la deuda. Es fácil sostener que se tiene superávit si se dejan de pagar U$ 18.000 millones de intereses durante dos años y medio.
Kirchner gobierna como un “gambler”, un apostador, mientras sus desplantes y gritos le salgan bien como a Adolf Hitler muchos pueden pensar que estamos bien encaminados, pero cuando la primera de sus irresponsables apuestas, sin banca para pagar una mala mano, le salga mal estaremos en graves problemas. Y será entonces cuando los “medios”alquilados y la cambiante y poco comprometida ciudadanía urbana le darán la espalda, que como vemos solo apoya al tero en las encuestas porque a los actos van menos que los que juntaba Alzogaray.
En cuanto a los números del gobierno estamos rodeados de falacias y mentiras, enderezadas a mantener los mitos populares que permiten la continuidad de un sistema de empobrecimiento general y de concentración de riqueza en manos de los favoritos del gobierno de turno. Y por supuesto de los funcionarios que otorgan semejante gracia.
Porque sus gritos, sus enojos y palabras enardecidas, sus promesas de dura pelea son la forma de encubrir que no ha encarado ninguna reforma seria del sistema político y administrativo del estado, sino que solo se ha encargado de eliminar la libertad de prensa, sepultar la opinión contraria a su gobierno y a intentar crear una fuerza militante que le asegure permanecer en el poder por largos años.