N ° 02/2004
Buenos Aires, febrero 16 de 2004.-
El mismo día en que Kirchner llegaba por segunda vez a Madrid se publico en todos los diarios nacionales una solicitada de Fernando de Santibáñez donde acuso claramente a Rodolfo Canicota Corral de estar manipulando el expediente judicial para permitir que la SIDE fabrique pruebas para poder incriminarlo en el caso de las supuestas coimas del Senado.
Semejante solicitada debería haber sido un escándalo que promoviera el juicio político del juez Canicota Corral, del Secretario de Inteligencia del Estado y hasta del propio Presidente Kirchner. Se trata de una acusación de estar fabricando “falsas pruebas” desde organismos de inteligencia del Estado y con la colaboración de jueces.
Y nadie dice nada, no hay un legislador, un fiscal, un periodista que no levante su voz para intentar al menos investigar esta cuestión.
En cuanto a la causa judicial en sí misma y a los agravios del ex presidente Fernando de la Ruina y su Secretario de Inteligencia, Santibáñez está claro que están siendo víctimas del perverso sistema persecutorio que montaron y pusieron en marcha, la Cheka u oficina anticorrupción. Ya en ese tiempo acá la llamamos Oficina de Persecuciones y Encubrimientos y es esta misma causa donde se demostró ese rol ya que fue la propia OA quien certifico en aquel entonces que no había existido pago de coimas desde la SIDE.
Como a Robespierre que de tanto matar a sus adversarios en la guillotina termino su vida en ella también, a De la Rua, Santibáñez y otros funcionarios les pasa que hoy sufren la persecución de la Cheka que ellos crearon, del sistema de hacer política persiguiendo mediante estruendosas denuncias al gobierno anterior.
¿O a se olvidaron de las asociaciones ilícitas que inventaron, comenzando con la de Víctor Alderete? ¿No era que el mismo de la ruina revisó la falsa denuncia? Solo un juez venal como Bagno de Asco pudo darle curso y encarcelar a Alderete falseando pruebas con la seguridad que ningún otro juez de su cofradía se animaría a castigarlo por algo que todos hacían y hacen. ¿O no encubrió Ballesteros a Bagno de Asco a posteriori?
¿Olvida de la Rua que su ministro del Interior Federico Storani anunciaba a quien debían meter preso y cuando de los emblemáticos, como sucedió con María Julia Alsogaray?
¿Ignoran de la Rua y Santibáñez su perversa alianza con el Gran Pravda, el Grupo Clarín para perseguir emblemáticos a cambio del apoyo al gobierno?
Aun cuando en términos históricos se merecen sufrir el sistema de atropello, difamación y persecución que ellos crearon, lo cierto es que hoy ellos son víctimas y por lo tanto en esto y solo en esto merecen que se denuncie el sistema arbitrario, el peligro que todos estamos sufriendo cuando el Estado se organiza para fabricar pruebas incriminatorias de delitos que no existieron, y para colmo de nuestra inseguridad el juez en lugar de ponerlos presos colabora con ellos en la persecución.
Hay que destacar la arbitrariedad de Canicota Corral que dicto procesamientos basado en su convicción que existió el delito, cuando debería basarse en evidencias.
Si se puede procesar y eventualmente condenar por las convicciones personales de los jueces aun cuando no tengan pruebas, en lugar de hacerlo en base a evidencias es hora de saber que ya no somos una república, ni una democracia, sino una verdadera dictadura.
Porque en Argentina si el gobierno de turno decide perseguir a alguien no es que le nieguen la presunción de inocencia, sino que han dado un paso más atroz, han creado el “No Derecho”. Porque no se condena porque se ha probado la existencia del delito y de sus culpables, sino que se exige probar la inocencia de algo que no sucedió.
Si es casi imposible exigir que se pruebe la inocencia y por eso es que el derecho penal liberal puso la carga en que para condenar se debe probar la culpa, imaginemos cuan difícil resulta probar la inocencia de algo que ni siquiera sucedió. Es un imposible, es un “no derecho”.