N ° 04/2001
Buenos Aires, enero 29 de 2001.-
Cuando los EEUU y el reino de España entraron en guerra por la independencia de Cuba y Filipinas a fines del Siglo XIX el gobierno estadounidense estableció en 1898 un impuesto llamado Federal Excise Tax (FET) que estaba destinado a pagar el esfuerzo bélico de dicha guerra.
Con toda demagogia el impuesto pretendía dirigirse a los que más tienen, a los privilegiados, a gravar los artículos de lujo. Igual que muchas veces se escucha acá. Por eso el FET estableció un impuesto del 3% a las llamadas telefónicas.
Con la demagogia habitual el FET alcanzaba a pocas familias que tenían el lujo de tener teléfono en 1898. Hoy alcanza a más del 94% de la población , a las empresas y ¡la guerra terminó hace 103 años!
Pero el impuesto que solo alcanzaría a unos pocos “privilegiados” se ha convertido en algo que pagan todos por una guerra que termino. Por más de 38 años un grupo de ciudadanos ha intentado convencer a los políticos de Washington para que abolieran el FET. Pero los políticos debían creer que aun estaban en guerra o prefieren gastarse los más de U$ 5.000 millones anuales que se recaudan por el FET.
Obviamente este impuesto afecta a los jubilados, a los que menos tienen. Siempre resulta igual, aquí o en los EEUU, los políticos empiezan por querer victimizar a unos pocos “privilegiados”, a los que disfrutan de lujos con impuestos que luego castigan a todos.
Esa demagogia es perversa y demuestra que los ciudadanos son bien ingenuos en pensar que aquello que se roba mediante impuestos a unos pocos no les será robado a ellos.
Con la misma demagogia podría sostenerse que el FET perjudica hoy a los que menos tienen, a los jubilados que son quienes más dependen del teléfono para llamar a las farmacias, médicos, hijos, nietos, etc. Es cierto.
Pero no se trata de combatir una demagogia con otra.
El FET, como el impuesto a las ganancias, son inmorales y perversos. Aquellos que creen que solo lo pagarán los más ricos deberían mirar la historia del FET que 103 años luego de terminada la guerra entre los EEUU y el reino de España no ha podido ser derogado.
Hacia fines de año el grupo de ciudadanos que impulsa su abolición logró por fin que 420 representantes (de 500) y 97 senadores (de 100) votaran la derogación del FET.
Bill Clinton vetó la derogación y el FET sigue siendo cobrado por el Tío Sam.
¡Y esto sucede en los EEUU, un país que nació y se independizó de Gran Bretaña por el rechazo a la imposición de un impuesto al té!
En los EEUU existen los impuestos a las herencias federal state y a las ganancias, también creados para sufragar esfuerzos de guerras ya terminadas (la primera y segunda guerra mundial, la guerra de Corea). Esos impuestos solo iban a alcanzar a los más ricos, pero hoy los pagan también quienes creyeron que Big Brother Uncle Sam se detendría en ellos.
Cada vez que el estado crece los políticos se niegan a retroceder. Las causas para aumentar el gasto público desaparecen pero los políticos no quieren devolver el dinero ya robado, ni el por robar a los ciudadanos.
No le hagas a otros no que no te gustaría que te hagan a ti. No aplaudas, ni votes cuando los políticos te prometen que han de robar a otros vía tributos, porque siempre terminarás por pagar también.
Se trata de una cuestión moral.