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N ° 18/2003

Buenos Aires, diciembre 22 de 2003.-

NO HAY OPOSICIÓN

El escándalo de las denunciadas coimas a senadores para aprobar una ley durante el gobierno de la Alianza han servido ante todo para desnudar la inexistencia de oposición al gobierno. Este ocupa todos los espacios, los de oficialismo y oposición a un mismo tiempo, de ahí que muchos argentinos puedan sentirse alternativamente representados por Kirchner.

Cuando uno analiza las palabras de quienes se dicen opositores al gobierno encuentra una pobreza absoluta de ideas, y mucho menos de alternativas políticas. No voy a ocuparme de la izquierda que es buena para nada sino de quienes realmente deberían ser la alternativa política al gobierno izquierdista de Kirchner.

Específicamente Ricardo López Murphy demuestra no estar a la altura de esta tarea. Todas sus declaraciones son la obviedad que cualquier charlatán de café puede expresar, como “hay que investigar hasta las últimas consecuencias, la justicia debe ir a fondo en esta investigación, etc., etc.”

La verdad es que el gobierno dice lo mismo. No hay nada que distinga a López Murphy del gobierno en ese mensaje tan obvio que debería ser una verdad de Perogrullo.

Lo que una alternativa política, una oposición de verdad debería ante todo poner en claro es que el problema no está en las personas que ocupan el senado, ni en quienes habrían pagado la coima, sino en e sistema que permite que ellos estén en el Congreso y actúen se semejante forma.

Que la justicia debe investigar hasta el fondo de la denuncia es lo natural, lo que debería suceder normalmente, si así no sucediera una oposición debería denunciar y pedir las medidas que permitan hacerlo, controlar que jueces y fiscales no hagan mucho humo mientras hacen como que investigan.

El gobierno impulsa la investigación judicial con la esperanza de remover legisladores que no “controla” para poner nuevos legisladores que sí le obedezcan, para Kirchner y sus seguidores lo importante es el relevo de las personas, no el cambio del sistema. Si logran cambiar las personas podrían asegurarse que los “nuevos políticos” parezcan honestos durante varios años mientras votan de igual forma que lo de ayer que hoy investigamos.

Desde ese punto de vista podría llevarnos varios lustros descubrir la venalidad de los “que recién llegarán”, porque el sistema se mantendría intacto y asegura la impunidad política y judicial por años y años.

Entonces una oposición, especialmente si se dice republicana y liberal, debería promover el cambio de las instituciones que impida que el Presidente mediante esta investigación logre tener un congreso de lacayos y que el asegure todas sus medidas sin control ciudadano, ni federal alguno. Porque Kirchner se ha montado en la denuncia judicial con el objetivo de aumentar su poder y los “López Murphys” le resultan funcionales a esa estrategia sin advertir que la investigación judicial no debería ni debatirse políticamente como ningún proceso judicial. Cuando los procesos judiciales son causa del debate y la conducta política estamos claramente fuera del estado de derecho republicano, afectando las garantías judiciales de los investigados, pero más grave aún sirviendo al aumento del poder despótico del gobernante de turno.

Si algo malo sucede en nuestro sistema político es esta falta de oposición, que nadie este ocupando ese rol institucional para impedir los abusos de poder de Kirchner. No alcanza decirse oposición, ni fruncir el ceño y poner cara de bulldog enojado. El rol de un opositor no se declama, se ocupa y con fuerza.

Durante el año 2003 Kirchner se ha permitido impulsar la remoción de la Corte Suprema, o de los jueces que fueran necesarios para tener el control de ella, amedrentar a todos los jueces al removerlos por el contenido de contralor constitucional de las sentencias, impulsar la anulación legislativa de leyes (además ya derogadas), reabrir causas judiciales fenecidas, reivindicar a los terroristas que mataron y asesinaron, secuestraron extorsivamente, perseguir a quienes siguiendo órdenes de gobiernos constitucionales como los de Juan D. Perón e Isabel Perón enfrentaron esa agresión terrorista y hasta extranjera.

Y desde el liberalismo, desde quienes aseguran defender el sistema republicano solo ha encontrado frases hechas de circunstancia, que repiten verdades de Perogrullo y resultan funcionales al proyecto autoritario de Kirchner. Si esto no cambia pronto el proyecto autoritario seguirá afirmándose en el vacío que han dejado quienes no saben defender las instituciones y las confunden con algunos hombres que pasan por ellas, y luego podría resultar muy tarde.

 

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