N ° 17/2003
Buenos Aires, diciembre 10 de 2003.-
Recuerdo aquellos años dorados del “modelo” cuando Francisco de Narváez se disfrazaba de diablo con un traje de lycra adherido a su cuerpo. Eran los años en los burgueses argentinos vendían sus empresa y en un acto de anticipación kirchnerista giraban su dinero a paraísos fiscales.
Para ponerse a tono con los tiempos y en vertiginoso cambio de ideas don Francisco ha pasado de ser sponsor de la reelección de Carlos Menem, de desertor empresario que vendió aprovechando el horror del modelo sus empresas por cientos de millones de dólares y hoy quiere identificarse con el impulso a una nueva burguesía empresaria nacional.
Discurso oportunista para disfrazar la persecución a los empresarios extranjeros que apostaron al país, para recomprar las empresas que no se animaron a sostener en competencia.
Han lanzado una feroz campaña contra la compra de la cadena Disco por parte de empresarios chilenos que ya estaban en argentina hace años, que no vendieron sino que siguieron invirtiendo. El argumento cobarde y mendaz es que el gobierno debe ayudar a recrear una clase empresarial argentina. Otro perseguido inicial de Kirchner, Jorge Brito salió de inmediato a ofrecer dinero de la “banca nacional” para ayudar a De Narváez, poniéndose a tono con el país K.
Claro que eso de banca nacional podría ser otro engaño, si pensamos que cuando debieron “bancar” muchos de ellos pidieron un “corralito” asociándose al Estado expoliador con quien en una suerte de relación incestuosa habían ganado fortunas prestándole el dinero sus ahorristas.
Ninguno de todos estos señores trajo su dinero del exterior, vendió sus departamentos en los EE.UU., Europa, o sus “casitas” en Punta del Este.
Una vez más estamos creando una clase empresarial argentina con el dinero ajeno, de los demás, sin riesgos, asociada al estado prebendario. La integran “nuevos viejos conocidos” salvo algunos emblemáticos lanzados a la hoguera como leprosos en los años de la peste negra.
Pero si ello fuera verdad ¿porque ayudar a quienes desertaron en su tiempo?
La economía cerrada, estatista y prebendaria donde solo obtuvimos pobreza y atraso, donde esos “empresarios nacionales” vendían caro, malo y viejo a los argentinos, a los funcionarios que jugaban de empresarios también en suntuosos directorios de empresas estatales de servicios que ni siquiera los prestaban, es la que aquellos pseudo empresarios tampoco aprovecharon para capitalizarse, modernizarse y ser competitivos en el futuro.
Sus rentas extraordinarias obtenidas con el proteccionismo fueron a desarrollar balnearios brasileños, uruguayos, engrosar cuentas en el exterior, pero en general no desarrollaron sus empresas, ni pagaron impuestos ya que presentaban balances con quebrantos.
Muchos de esos que se resistieron al modelo porque perdían privilegios, sin tener al menos la “altura” de retirarse a tiempo con el fruto del privilegio ya obtenido hoy quieren volver. Nuevamente levantan discursos nacionalistas, productivistas pero la verdad es que han estado demasiados años chupando la sangre de los demás argentinos, corrompiéndose y corrompiendo las instituciones y políticos.
Si esta es la clase empresarial nacional que se quiere recrear como estamos viendo solo estamos repitiendo las causas del atraso, la corrupción y la pobreza de nuestra patria.
Como dicen en España “no nos traguemos más faroles”, si quieren ser empresarios que empiecen por poner la suya, por no pedir que les paguemos su renta mientras ellos siguen disfrutando una vida de boato. Eso no es libre mercado, ni capitalismo democrático. Por eso de Narváez puede animarse a “arrepentirse de haber apoyado el modelo” aunque por lo que se las ganancias del modelo las deja afuera igual que la provincia de Santa Cruz.
Se van calzando las máscaras para el nuevo baile. de Narváez tiene ese disfraz rojo furioso de Satanás, que tanto disfrutaba en los años del “modelo”