N ° 17/2003
Buenos Aires, diciembre 10 de 2003.-
«Al presidente Kirchner le diría que un país abierto al comercio crece, pero uno cerrado no lo hace, tan simple como eso.» La frase corresponde al Premio Nóbel de Economía, Robert Lucas , quien ayer expuso ante más de cien colegas en la Universidad Di Tella . Se concentró en defender enfáticamente las bondades de la apertura comercial, sobre todo para los países menos desarrollados. Inclusive, según su análisis, el PBI argentino podría crecer 17% por el efecto positivo que provocaría la reducción inmediata de sus barreras comerciales «a los mismos niveles que hoy tienen los Estados Unidos» .
«La evidencia demuestra -aseguró Lucas- que aquellas naciones que implementaron políticas de apertura comercial después de la Segunda Guerra Mundial fueron exitosas y le dieron mayor bienestar a la población.»
Mencionó como ejemplos los casos de los tigres asiáticos, los países del sur europeo y, con experiencias más recientes, Chile e Irlanda . En la lista de los que mantienen altas trabas para el comercio enumeró, entre otros, los casos de la Argentina y Brasil. «Me da la sensación de que políticamente muchos países latinoamericanos se quedaron en los años 30; no hubo demasiada evolución en la forma de ver las cosas» , sentenció. Lucas, que ganó el Nóbel en 1995, continúa dando clases en la Universidad de Chicago. Varios ex alumnos concurrieron a escuchar su exposición, como el caso de Fernando de Santibáñez ,Carlos Rodríguez y Pablo Guidotti .Ámbito Financiero mantuvo un diálogo con Lucas al finalizar su disertación, cuyo título «Las Ventajas del Comercio Internacional» no sorprendió, tratándose de un académico de Chicago.
Periodista: ¿Qué ventajas traería para la Argentina una apertura comercial inmediata?
Robert Lucas: Según los análisis que surgen de modelos estadísticos, una apertura similar a la que hoy tienen los Estados Unidos generaría un incremento del PBI de 17% sólo por esa medida.
P.: Sin embargo, la posición del gobierno es no avanzar con aperturas comerciales mientras la Unión Europea y los Estados Unidos continúan con altos subsidios agrícolas.
R.L.: Desde ya que no comparto este tipo de políticas de ayudas especiales para los sectores vinculados al campo; me parecen estúpidas. Pero esto no debe ser un obstáculo para que la Argentina libere de manera unilateral su comercio. No hay que esperar la negociación del ALCA para hacerlo.
P.: ¿Para países de menor desarrollo no puede ser una política muy riesgosa?
R.L.:Al contrario, todos los que avanzaron de esta forma tuvieron excelentes resultados. El caso más claro es el de Chile, que avanzó por decisión propia con una fuerte reducción de aranceles y hoy es un gran exportador que llega a mercados de todo el mundo. En Europa, el gran salto de países que eran pobres como Italia o España también lo dio una gran vocación por la apertura comercial.
P.: ¿Cómo se hace para vencer el temor de la gente respecto de los efectos nocivos que puede traer una apertura económica, como la invasión de productos importados a precios mucho más bajos?
R.L.: Esta forma de ver las cosas es muy normal, no sólo aquí sino en países como los Estados Unidos. Lo que primero piensa la gente es «voy a perder mi trabajo por el ingreso de mercadería importada». A la larga, los beneficios terminan siendo muy superiores a las contras que puede aparejar la liberalización.