N ° 16/2003
Buenos Aires, noviembre 18 de 2003.-
Los funcionarios de la DiKtadura y sus empleados que la juegan de legisladores se han permitido recomendar el silencio a muchos economistas y pensadores. El inefable ex funcionario de Alfonsín, el hombre que traicionó sus ideas y la ley al ceder ante Moyano en el conflicto con Carrefour, solo por la voluntad del Duce Kirchner, me refiero al ministro Tomada, fue tan lejos que recomendo 10 años de silencio.
¿Se habrán referido al Jefe de Gabinete, Alberto Fernández que fue funcionario de Domingo Cavallo, y en el quebrado Grupo Bapro? ¿O al ex subsecretario de Provincias de Cavallo, Pesoa hoy trabajando como secretario de la Jefatura de Gabinete, o a tantos otros peronistas que sirvieron con eficiencia y entusiasmo las reformas de mercado durante esa administración?
¿Alguien imagina cuanto duraría un ministro que dijera algo así en una democracia europea o norteamericana? ¿Porqué se animan los fracasados de los años 80 a regresar con sus fórmulas de atraso y pobreza sin que nadie los reproche? ¿Cómo se tolera tanta arrogancia y prepotencia?
¿O es que saben tan fracasadas sus ideas y programas que solo pueden imponerlas con el silencio del resto de la sociedad? ¿Por qué tienen tanto temor al debate de ideas y programas que solo saben descalificar?
El autoritarismo de Tomada, Lavagna, Duhalde, Díaz Bancalari, y demás lacayos de Kirchner son hasta entendibles, solo saben hacer eso. Lo alarmante es el silencio del resto de la sociedad, la cobardía manifiesta de permitir que un grupo de personas por creer y defender el derecho de propiedad, la libertad, el ejercicio de la responsabilidad individual y la contención de los atropellos del estado puedan ser condenados al silencio.
Y si no tienen la valentía de defender la libertad ajena no lloren cuando vengan por la de ustedes.
Y si no tienen esa dignidad de defender el derecho de los demás, tengan al menos la inteligencia de saber que ninguna sociedad que suprimió el debate de ideas progresó y creo riquezas. Al contrario las horas más tristes de la humanidad se han vivido al amparo de gestos de autoritarismo como las declaraciones de los ministros y funcionarios de la DiKtadura.
Los que no admiten ideas distintas son quienes tienen un pensamiento único y totalitario.
Y cuando todo esto se puede decir con el silencio cómplice de las organizaciones de izquierdos humanos, de prensa, periodistas, de la oposición política, de empresarios y sindicalistas, de los distintos cultos estamos ante un camino tristemente conocido como siguieron la Alemania de Weimar hacia el nazismo, la Cuba de Castro, la Rusia de menchevique a la bolchevique.
Por eso el silencio no es salud. Por eso estos actos de intolerancia realizados desde el poder deben ser condenados y marginados.
Por cierto y aunque el ministro Tomada emblemático de la cobardía ante un grupo piquetero esperando “permiso” para denunciar su privación ilegal de la libertad, no lo sepa, ha sido el modelo liberal, el capitalismo democrático el que ha logrado transformar algunas sociedades pobres y retrasadas en economías ricas, productivas y libres. Algo que ciertamente pondría en riesgo su carrera política porque en una sociedad así tendría que trabajar y no estar al frente de un sistema de clientelismo político con dinero ajeno.