N ° 10/2003
Buenos Aires, julio 31 de 2003.-
Como ejercicio de profecía formulo la siguiente: Dentro de 25 años, Bin Laden y sus secuaces, libres y orondos pasean por el mundo, -la USA. inclusive-, y hasta son tenidos, muchos de ellos, como paladines de los derechos humanos.
Alcanzo a vislumbrar que, para entonces, algunos veteranos de la guerra en Afganistán, en la que lucharon como militares de los Estados Unidos de América teniendo poco más de veinte años de edad, no pueden traspasar el territorio nacional. Es que, a raíz de sus supuestos o reales crímenes en la contienda bélica, serían aprehendidos por los requerimientos de extradición de jueces de Pakistán, España, Argelia, Francia, Alemania y varias naciones más que se atribuyeron la potestad de detenerlos, juzgarlos y condenarlos.
Unos años antes Bin Laden y Serbitzkyti habían creado un nuevo periodito que denunciaba la corrupción. El periódico fue financiado con dinero proveniente de secuestros extorsivos y robos. Desde ese periódico desarrollaron la teoriza de “blanqueo” del terrorismo como jóvenes idealistas que solo querían ayudar a los pobres destruyendo al capitalismo. Su obeso director, padece la adicción a drogas pero junto a Serbitzkyti y otros terroristas denunciaron el Plan Águila por el cual los EEUU, Gran Bretaña y Polonia venían intercambiando información con el fin de detener y combatir a esos jóvenes idealistas, política que habrían mantenido cuando atacaron al III Reich para asegurarse que nunca los alemanes dominaran el petróleo, y a la vez permitir que la sinarquía judía pudiera seguir explotando al mundo desde la “globalización financiera”. Los años 2003 fueron tan negros que al pacto del plan Águila se habían sumado España, Australia e Israel.
Pero no concluye la historia. Se elige, con el 22% a su favor de sufragios (solamente el 6% de su propia cosecha), a un nuevo presidente, John Wirchnerter, que proviene de Alaska, donde fue gobernador. En su discurso inaugural informa que solo ha de pagar los bonos del tesoro de los EEUU siempre que ello no implique sacrificar el desarrollo de los EEUU. Se produce la quiebra de los fondos de pensión privados y bancos, culpables por haber confiado en los gobiernos anteriores y haberle financiado el plan Aguilar.
Los ex responsables de Al Jazeera se hacen cargo de manejar la pauta publicitaria del Estado, mientras se declara que los acreedores de empresas periodísticas no podrán cobrar los créditos, logrando así un modelo de “outsourcing” propagandística, ya que le cortan el coedito a toda empresa de información y la hacen dependiente de la publicidad estatal.
Mientras tanto el pueblo de los EEUU sigue creyendo que está libre y se apresta a traicionar a los soldados y militares que antes saludo con banderas cuando combatían al terrorismo.
Por sus simpatías talibanas e influido y guiado por su asesor, el periodista Richard Serbitzkyti, declara delincuentes a todos los perseguidos y expresa que no se opondrá a sus extradiciones ni a su juzgamiento por jueces extranjeros. Por otra parte, inmiscuyéndose pretende reemplazar a los jueces de la Corte Suprema de Justicia por otros de su bandería, con criterio ya formado y explicitado de aprobar las extradiciones y convalidar la anulación de las leyes de amnistía.
Cuando un periodista pregunta al Presidente:
- ¿por qué esa persecución contra oficiales subalternos de las fuerzas vencedoras, mientras los talibanes, causantes de atentados terroristas, campantes y sin ataduras viven en el mundo?
- Señor periodista -responde-, no obstante la intención de su pregunta, le contesto afirmando que el atentado contra las Torres Gemelas es un mito, nunca existió, como tampoco víctimas que produjera la acción de aquellos jóvenes, inermes idealistas.