N ° 9/2003
Buenos Aires, julio 15 de 2003.-
Según cuentan algunos periodistas en sus “boletines reservados”, esos que venden como información privilegiada a empresarios y lobbystas donde cuentan cosas que ocultan en sus columnas para el público en general, el Embajador saliente de los EE.UU. en nuestro país, Mr. Walsh estaba muy preocupado por la ausencia de funcionarios del gobierno argentino en la tradicional recepción que su Embajada brinda el 4 de julio conmemorando la independencia de su nación.
Solo el reaparecido José Octavio Bordón, designado embajador argentino ante el gobierno de los EE.UU. y el Viceministro de Relaciones Exteriores asistieron a la recepción norteamericana en homenaje a la independencia norteamericana.
La ausencia casi perfecta de los funcionarios nacionales de primer orden, ministros, secretarios, etc. se debió a la orden del Presidente Néstor Kirchner.
Walsh informo esto a su gobierno en Washington con preocupación.
En cambio el 14 de julio la orden Néstor Kirchner fue que todo el Gabinete Nacional asistiera al aniversario de la Revolución Francesa, es decir a la recepción que la Embajada de Francia realiza cada año para recordar la fecha en que comenzó uno de los más oscuros períodos de su historia, la revolución francesa y el genocidio realizado por Robespierre y sus camaradas.
Pero no llore señor Walsh, no reparta alarmas, Ud. Ha sido uno de los promotores más encendidos de estos terroristas setentistas que hoy desairan a su país y promueven el odio contra los EE.UU. Se disfrazan de progresistas, van a cumbres en Londres y se juntan con Blair, el mejor aliado de su patria Mr. Walsh, pero no se engañe son antinorteamericanos.
Pero no llore Mr. Walsh Ud. vuelve a su tierra y nos deja a estos pichones de Fidel Castro y su intento de establecer una nueva tirana. No llore Ud. No ha de sufrir las consecuencias de aquello que alentó y promovió. Tal vez alguna vez los políticos norteamericanos, sus empresarios, su pueblo deberá revisar la conducta de su “cuerpo diplomático profesional” para entender porque existe tanto odio por los EE.UU. afuera de sus fronteras.
Son los Walsh quienes coquetean con sus enemigos culturales e ideológicos, los que ayudan a establecerse gobiernos anti norteamericanos, las más de las veces tiránicos, y ellos se vuelven a su casa como si todo estuviera bien con un “despacho reservado” dando alguna tibia alarma.
Pero no llore Mr. Walsh porque el cable seguramente será leído por otro “diplomático profesional” que le dará archivo sin afectar ni siquiera su record. Porque tampoco somos importantes para el burócrata que ha de leer en Washington sus cables y nadie revisará cuantas veces se reunió y alentó a estos grupos, a cuantos argentinos Ud. les repitió las mentiras publicadas en el afán de ser social y políticamente correcto, de ganarse a los marxistas anticapitalistas de los 70 que mataban empresarios y cónsules norteamericanos, o argentinos porque creían en los mismos valores.
No llore Mr. Walsh porque muchos como Ud. han sido, son, responsables de establecer tiranías. Pero todos han vuelto a su casa y gozan de su jubilación, dejaron atrás amigos obsecuentes de sus “virreinatos” fácticos, y pueblos arrasados en sus libertades y derechos. Ud. será uno más y su “despacho reservado” también.
Es más sus amigos periodistas de quienes se contagió su posición políticamente correcta y quienes encubrirán estas cuestiones enojosas, solo se animarán a comentar su cable en forma reservada. Ninguno se da cuenta que allá en Washington no somos tan importantes, ni prestan tanta atención a su embajador acá, como nosotros queremos creernos.
Bye, bye Mr. Walsh, deja acá a los discípulos de Fidel Castro y Hugo Chávez en el poder, una colección de obsecuentes que se llaman amigos y un pueblo menos libre, con más odio a su país y su pueblo, pero nada de esto le será reclamado, ni reducirá su jubilación.