N ° 9/2003
Buenos Aires, julio 15 de 2003.-
Viejo, no voy a estudiar más, porque aunque no terminé el secundario puedo llegar a ser Secretario de Cultura de la Nación, Diputado Nacional o Intendente de algún Pueblo.
Me rendí ante lo abrumador del argumento.
(al tiempito) Pa’, además me voy afiliar a un partido de izquierda, porque si me detienen por algo, enseguida van a saltar las Madres, las Abuelas, H.I.J.O.S., la Defensora del Pueblo y otros, diciendo que el estado está violando mis derechos humanos...
En cambio, si soy de centro o derecha, nadie va a defenderme o lo que es peor me acusarán de que POR ALGO SERA.
Otra vez, tuve que rendirme ante este argumento.
Otra cosa, papá. En lugar de laburar para poder comprarme un bulincito, voy a forzar la puerta y ocupar ese departamento de enfrente, total hasta que me saquen van a pasar muchos años y a lo mejor me toca un Juez de esos que terminan dando la razón a los ;pobres que necesitan un techo.
Una vez más, me rendí.
Ah, me olvidaba de decirte que tampoco pienso pagar impuestos, porque vos sos de los que pagaste el incentivo docente, y cuando ven el calco en el auto mis amigos me dicen que soy el hijo de un tarado, que el Congreso autorizó a que no se pague.
Mi rendición continuó.
Padre, creo que también voy a poner una o dos bombas en las casas de la gente que no me gusta. Total, hoy me dirán terrorista, pero en unos años seré un "joven idealista" al que Lanata homenajeará en su programa, los legisladores pedirán poner mi nombre a plazas y calles de la ciudad y Página 12 publicará mi biografía ensalzado mis actos.
Fin primera parte.
Segunda y final:
Como vi que el diario le daba letra como para seguir por otro rato, en ese punto me pareció lógico explicarle por qué estaba equivocado en todos sus argumentos, pese a que las noticias de cada día demostrarán otra cosa.
No me dejó terminar.
Se puso como loco, me acusó de tergiversar la realidad y no querer entender a los jóvenes. Se fue dando un portazo, mientras me gritaba que yo era un represor fascista.