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N ° 9/2003

Buenos Aires, julio 15 de 2003.-

BALTAZAR GARZON

UN JUEZ AL SERVICIO DE LOS TERRORISTAS

Baltasar Garzón intenta aplicar leyes de su nación a ciudadanos extranjeros, por actos sucedidos en otras jurisdicciones, anteriores a la sanción de ellas. Debemos destacar que nadie es juez porque quiera y donde quiera, sobre quienes quiera, y aplicando leyes a su capricho, eso es un abuso de su jurisdicción. Lo convierte en un déspota, deja de ser un juez, para ser alguien que viola todas las garantías del derecho penal republicano y liberal.

Ya que no hay crimen, ni pena sin ley previa que lo declare como tal. Ni existe principio alguno de la pretendida “universalidad” de la ley penal. Algo que además Garzón y sus camaradas aplican solo a quienes combatieron al terrorismo marxista.

Va siendo hora que los políticos españoles se pongan los pantalones largos y pierdan miedo del mediático Garzón y lo vayan echando de su cargo por abusar de él. Garzón es más un terrorista metido a juez que continua las guerras de aquellos pero por otros medios.

Garzón carece de toda jurisdicción y facultad para juzgar hechos sucedidos en Argentina, o en Chile, o en Cuba –donde el cobarde socialista no se anima a meterse-. Ni siquiera las leyes y tratados internacionales que invoca alcanzan para ello, porque se trata en el peor de los casos de hechos anteriores a ellos y por lo tanto que no caen bajo esos alcances.

Parece que Garzón aun no sabe que su monarquía, y sus funcionarios, fueron echados hace ya 193 de estas tierras. Aun cree que Madrid puede dictar justicia sobre el Virreinato del Río de la Plata, solo que dejo de existir en 1810 nada parece haber en los libros de historia que él ha olvidado.

Los pedidos de extradición que formulo adolecen de varias falacias más, la más importante es que los “pretendidos” denunciantes no son más que “agentes de superficie” de organización terroristas que servían al régimen soviético y al castrismo intentando imponer una tiranía comunista en Argentina.

Cuando Blair y Bush definen a un terrorista hablan de un combatiente que no usa uniforme, que se “esconde detrás” de los ciudadanos comunes adoptando su vida normal y algún día comienza sus acciones ofensivas y genocidas. Es decir un combatiente que no usa uniforme, pero es un militar para su organización, no usa insignias pero tiene grado, no entra a un campo de batalla abierto pero cada tanto saca sus armas y bombas para asesinar indefensos ciudadanos.

Eso es lo que eran y son los terroristas de Montoneros, de Far, Fap, ERP, etc. que fueron combatidos en los años 70 en Argentina.

Existe un agravante para el caso argentino, y digamos latinoamericano, que la soberbia de Garzón le impide ver, o sencillamente su pertenencia a la izquierda le permite ser tan hipócrita. En nuestras tierras los terroristas, lo que él pretende disimular llamándolos “grupos nacionales”, eran organizaciones político militares que tenían por objetivo la toma del poder y el establecimiento de tiranías comunistas.

El modelo era el vietnamita, el castrista, el sandinista, el de la subversión comunista. Una organización político militar que mediante la violencia tomara el poder, suprimiera la organización democrática occidental y estableciera una tiranía genocida comunista. No eran unos “jóvenes idealistas” perseguidos por pensar distinto sino integrantes de una formidable organización militar genocida al servicio de intereses extranjeros que asesinaban con el objetivo de tomar el poder.

La cuestión de los vínculos con el comunismo castrista, de su guerra contra el gobierno constitucional argentino es algo que está reconocido en numerosos libros autobiográficos de algunos terroristas. Que el objetivo era la toma del poder y la réplica de la “revolución cubana” también esta escrito. Resulta extraño el empeño en negar una guerra que quienes la empezaron hasta con declaraciones para justificarse en su momento, luego en sus “rentables” autobiografías sea negado por Garzón y muchos políticos.

Garzón debería leer también al genocida argentino Ernesto “ Che” Guevara. Pero como muchos no lo han hecho refresquemos la memoria con sus propias palabras El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar”.

¿Quiénes tenían odio, quienes estaban decididos ser máquinas de matar? ¿Quiénes se llaman a sí mismos soldados sino los que van a una guerra? ¿Quiénes Garzón?

No se puede comparar los terrorismos europeos de los años setenta con los sufridos por nuestra sociedad.

Y además debe quedar claro que el genocida Fidel Castro en una reunión cerrada de presidentes y ministros de relaciones exteriores durante la Cumbre de Presidentes de Hispanoamérica que fue realizada en Cartagena, Colombia, expresó a los presidentes democráticos del resto del continente que “su régimen había apoyado, entrenado y financiado las guerrillas terroristas en toda América latina para intentar expandir la revolución cubana”. En esa reunión estuvo entre otros Felipe González, pero claro que Garzón no ha de citarlo.

Existen muchos políticos, periodistas que militaron en las organizaciones terroristas que están empujando extraditar a nuestros militares para que Garzón pueda hacer su ilegal juicio y meterlos presos como revancha. También una corte de idiotas útiles e ignorantes que quieren hacernos creer que las Fuerzas Armadas Argentinas fueron un grupo de maníacos genocidas que despertaron el día 24 de marzo de 1976 con la decisión de empezar a matar y desaparecer unos chicos que reivindicaban al socialismo.

Lo cierto es que los militares realizaron un golpe de estado, pero las órdenes de aniquilar la subversión fueron dadas por un gobierno civil y constitucional. Que los terroristas desde el 25 de mayo de 1973 habían reiniciado la senda de la violencia y el crimen, que fueron en tal condición enfrentados por el poder civil y constitucional. Fue el gobierno justicialista entre 1973 y 1976 quien expidió las órdenes de enfrentar a la subversión apátrida.

Fue el gobierno del Presidente Juan D. Perón quien califico de “ilegal” al ERP y ordenó su represión, y fue el gobierno sucesor de Isabel M. De Perón quien declaro ilegal a la organización terrorista de Montoneros. Declaraciones de ilegalidad que alcanzaban a sus organizaciones de superficie. Igual que cuando los EEUU señalan las organizaciones de reclutamiento y recaudación de Al Qaeda.

Escucho al general de artillería Martín Balza (él que pierde cañones sin darse cuenta) traicionar a sus camaradas con el bastardo ánimo de auto promoverse políticamente, como si su traición de hoy mañana le pudiera ganar un lugar entre sus enemigos de ayer, y no la bala que ellos aún guardan para quienes consideran sus enemigos. Suena a otro Huber Matos, solo que Balza no puede hacerse el idiota de no saber que puntos calza el comunismo, el terrorismo.

Balza se hace quien pasar por una madre de Plaza de Mayo, casi un seguidor de Hebe de Bonafini y como a la izquierda le sirve, olvidan que era el Jefe de Operaciones del Comando de Institutos Militares que dirigía el general Riveros. Entonces y por ahora no tocan a Balza, pero su traición no le será reconocida más adelante. Verbitsky también lo quiere a esta suerte de Huber Matos argentino.

Escucho también a muchos otros argentinos, civiles todos, decir que “los militares no deberían aguantarse esta”, o “ya harán algo”.

Y mientras todos esperan que otros hagan algo, me pregunto ¿porque los militares deberían defender a todos estos traidores del ayer y de mañana?

Ya les pidieron que hicieran algo en 1976, y lo que les pedían (y algunos hasta se lo ordenaron) era que aniquilaran la subversión, el terrorismo de cualquier forma. Pero después se hicieron los “sorprendidos” y traicionaron a quienes habíamos enviado a defendernos de la agresión cubana y comunista.

No puedo aceptar que otros deben hacer algo. Somos los demás argentinos quienes debemos hacer algo, y lo primero es entender con claridad que Alfonsín monto junto a la izquierda una máquina de engaño e injusticia, que encubrió a los terroristas y políticos de sus órdenes y crímenes, dejando todo en cabeza de los militares.

Encima de una forma tan injusta e ilegal que ni siquiera permitió juzgar a quienes cometieron delitos, sino que se juzga a los militares por ser tales.

En el colmo de su hipocresía ahora quiere derogar las leyes que él mismo impulso, me refiero a las de Obediencia Debida y Punto Final, y se pasea por tribunales declarando como testigo para sostener que él actuó condicionado, presionado. En otras palabras es un además de un hipócrita, de un mentiroso un inepto para los cargos que desempeño.

Lamentablemente si hoy ya resulta imposible juzgar los delitos cometidos como excesos de una guerra civil que no quisimos, y nos fue impuesta por los terroristas izquierdistas, es por culpa del mismo Alfonsín.

Y un gobierno mentiroso que usa argumentos de supuesta moral y justicia para violar todas las garantías judiciales y legales que establece la Constitución Nacional que juraron cumplir y hacer cumplir. Entre otras cosas, nada menos, viola y traiciona los principios de territorialidad y legalidad.

El decreto 2452 el 6 de setiembre de 1975 en sus considerandos expresa "que el país padece el flagelo de una actividad terrorista y subversiva que no es un fenómeno exclusivamente argentino. Que esa actitud subversiva constitucionalmente configura el delito de sedición. Que no se trata de prescripciones o discriminaciones ideológicas, toda vez que nada justifica la asociación ilícita creada para la violencia y los hechos que la produzcan o fomenten. Que en tal situación se encuentra el grupo subversivo autodenominado "Montoneros", sea que actúe bajo esa denominación o cualquier otra.(M. de Perón, Damasco, Garrido, Emery, Corvalán Nanclares, Ruckauf y Arrighi)". El 24 de setiembre de 1973 mediante el Decreto 1454, el gobierno constitucional había declarado ilegal al ERP, al PRT y a sus colaterales.

Si algo debe hacerse, ante todo es rechazar el colonialismo judicial de Garzón. Rechazar también el intento izquierdista y de los terroristas de sembrar odios y salvarse de sus culpas.

La izquierda ha fracasado en el gobierno allí donde le tocó hacerlo, salvo cuando acepto que es la economía de mercado el sistema que produce riqueza. Solo puede unirse y mantenerse políticamente si alimenta odios y rencores. Por eso le es tan importante juzgar y alimentar el odio por quienes detuvieron sus terroristas. Porque así sueñan con encubrir sus crímenes genocidas. Porque carecen de propuestas válidas, tanto políticas, como de pacificación y por supuesto económicas.

Y lo que debemos hacer es no seguir callados, no dejar que se haga un “circo romano” para engañar al pueblo entero, en especial a los más jóvenes, a quienes no vivieron esa década terrible. Especialmente ante las falaces afirmaciones del presidente Kirchner que dice mirar al futuro pero tiene los ojos puestos en la nuca y consulta con quienes fueron derrotados en aquella guerra. Los Verbitsky y Bonasso, los que el propio gobierno justicialista ordenó combatir y aniquilar las FFAA argentinas.

Mientras tanto, mientras muchos esperan que “otros hagan algo”, Garzón sigue sirviendo a sus camaradas terroristas de izquierda y encima sobre la mentira de defender los “derechos humanos”.

 

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