N ° 8/2003
Buenos Aires, junio 19 de 2003.-
Al inaugurar su mandato Kirchner convoco a olvidar el pasado y trabajar por el futuro, sin embargo cada día que pasa esta más claro que gobierna con los ojos en la nuca y el resentimiento. El pedido de renuncia al Procurador del Tesoro, Dr. Carlos Sánchez Herrera es bien clara en tal sentido. Y no hace falta entrar en los años que llevan relacionados Kirchner y Sánchez Herrera, porque justamente como liberal jamás condenaría a Kirchner por tener los mismos abogados que un “represor del Proceso o un ex terrorista amnistiado y vuelto a levantar en armas”.
Pero esta historia es más vieja, porque Carlos Sánchez Herrera es hijo del general Carlos Sánchez muerto por terroristas castro-comunistas en 1972. Acción en la ciudad de Rosario, donde además mataron a un quiosquero. El abogado defensor de esos terroristas es el Secretario de Izquierdos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
En el libro Todo o Nada –Pág. 149- de la ex terrorista Maria Seoane (hoy directora del suplemento Zona de Clarín, que los demás periodistas llaman “zona roja”) se cuenta esto “Me dijeron: 'Como vamos a empezar la guerra, seguro que tendremos muchos problemas legales. ¿Quieren ser nuestros abogados?' A pesar de que nosotros éramos peronistas revolucionarios, por una cuestión de consecuencia política, quedamos apalabrados para la defensa", así cuenta Eduardo Luis Duhalde como se constituyó, junto con su amigo Rodolfo Ortega Peña, en abogado de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo, que lideraba Mario Roberto Santucho integrado también por Enrique Gorriarán Merlo.
Los terroristas que Kirchner reivindica como jóvenes idealistas luego de la asunción de Héctor J. Cámpora a la Presidencia, y Juan D. Perón en septiembre continuaron la lucha armada contra el gobierno constitucional buscando imponer la “revolución socialista”. Esos terroristas entrenados y apoyados por la Cuba castrista buscaban imponer su “revolución genocida” contra el gobierno constitucional.
Y fueron las autoridades constitucionales las que dieron la orden “aniquilar la subversión”.
En otras palabras es una gran mentira creada por el inmoral de Raúl Alfonsín al impulsar el juicio a las Juntas Militares que en nuestro país los militares comenzaron una guerra genocida el 24 de marzo de 1976. En términos de la guerra que los terroristas, y sus cómplices, declararon a nuestra patria, el 24 de marzo hubo más bien un cambio de comando. Porque los combates eran bastante anteriores, las desapariciones también, y muchas fueron jefes terroristas que se fugaron al exterior sin avisarle a sus subordinados, o inclusive miembros de las organizaciones “purgados” por razones de seguridad “militar”, o simplemente porque no creían en la vía armada.
Ahora volviendo al Presidente Kirchner está claro que sus acciones están cargadas de odios, resentimientos y revanchismo. Como también está claro que 4 de cada 5 argentinos no lo votaron y por lo tanto debería ser más tolerante.
Los argumentos lanzados acerca de la defensa legal ejercida por Carlos Sánchez Herrera del general retirado Sasiain son propios del fanatismo stalinista o nazi. Regímenes donde a los “enemigos” del régimen no se les daba derecho de defensa y tal vez en el mejor de los casos se les proponía no castigar a toda su familia si aceptaban haber cometido los actos imputados.
El derecho de defensa es parte esencial del sistema republicano, democrático y liberal de gobierno. Y destaquemos esto son los antiliberales, es decir los intolerantes y autoritarios quienes son capaces de negar el derecho a ser defendido de un “presunto delincuente”.
En el caso que nos ocupa está claro es un reproche tuerto, que a Kirchner defender terroristas le parece bien y hasta motivo de elogio, mientras defender militares y policías que cumplieron órdenes del gobierno constitucional está mal.
Por supuesto que nadie anda defendiendo moralmente los excesos de la represión, ni el robo de bebes. Nada de eso.
Pero hasta los nazis en Nüremberg tuvieron abogados designados por ellos mismos o por mandato de los norteamericanos e ingleses. Y a nadie se le ocurrió condenar, execrar, repudiar a quienes asistieron legalmente durante el juicio a los criminales nazis.
El abogado no es lo mismo que su cliente. Es más el abogado defensor defiende un inocente porque su tarea culmina al llegar la sentencia y nadie es culpable hasta que un tribunal lo declare tal mediante un debido proceso. Claro que en Argentina se ha inventado la condena (y la impunidad) mediática. Una persecución como la realizada contra Carlos Sánchez Herrera muestra una presión que coloca en indefensión a quienes creemos que el terrorismo inicio una guerra contra la Nación Argentina y sus instituciones todas. Tiende a amedrentar a los abogados en el ejercicio de su profesión.
El otro eslabón de esta hipocresía es dejar indefenso al capitán de corbeta (re) Cavallo en Méjico, y aceptar que ahora seamos colonia judicial de un juez español en violación de nuestras leyes.
O la inmoralidad del ex presidente Alfonsín que anda promoviendo la derogación de las leyes de amnistía que propuso y promulgo entre 1987 7 1988, me refiero a las leyes conocidas como “obediencia debida y punto final”. Hay que dejar en claro que las leyes de amnistía, como los indultos, o un veto son actos que cumplen su efecto en forma inmediata y no son ni anulables, ni derogables. Cumplen sus efectos por su sola sanción y promulgación, no se pueden volver atrás.
Pero Alfonsín quiere hacerse él que en realidad no quiso esas leyes, que solo las hizo por presiones. Entonces debemos decir que deberá ser juzgado por encubrir crímenes de lesa humanidad (que en rigor no fueron tales), que es un inútil y mentiroso, que en lugar de ejercer sus funciones, que omitió impulsar las investigaciones penales correspondientes.
Como muestra de su hipocresía debemos recordar que sus Ministros de Guerra, no de Justicia, Borras y Carranza firmaron resoluciones con “instrucciones a los fiscales de que oficiales, por sus grados no debían ser investigados”.
En nuestra Argentina los únicos impunes han sido y son los terroristas castro-comunistas. Fueron amnistiados el 25 de mayo de 1973 por el gobierno de Cámpora y tomaron las armas para “castigar a jueces, fiscales, policías y militares que hubieran participado en sus capturas y juicios”. La mayor parte estaba presa con condena mediante juicios bien transparentes.
En Septiembre de 1983 el gobierno del Proceso los amnistió nuevamente.
La ley de diciembre de 1986 conocida como de “punto final” también amnistió a los “civiles”, que no estuvieran “formalmente acusados ante la justicia”, es decir a los terroristas.
A fines de 1980 Carlos Menem indulta altos jerarcas terroristas. De la Rua indulta y conmuta penas de los terroristas que en enero de 1989 intentaban un golpe contra el gobierno de Alfonsín, mediante un ardid que buscaba culpar de ellos al Ejército Argentino. Hace pocas semanas Duhalde indulto los terroristas del MTP que aun cumplían sus condenas judiciales y al insubordinado de Seineldín (dicho sea de paso ha estado en amplios reportajes en Canal 7 la última semana sin que nadie sea siquiera apercibido por ello).
Es decir que si se quiere hablar de amnistías e impunidad veamos que los más privilegiados han sido y son los Verbitsky, Bonasso, Eduardo Luis Duhalde, Gorriarán Merlo, Firmenich, Vaca Narvaja, Dovena, etc.