N ° 8/2003
Buenos Aires, junio 19 de 2003.-
Cuando uno piensa en las palabras de Kirchner acerca de mirar al futuro, de abandonar al pasado, debería preguntarse al menos de que habla. A poco de andar sabemos que Kirchner recibe piqueteros, delincuentes ocupadores de empresas a los cuales alienta al felicitarlos con su frase “tomar fábricas es una medida creativa”, a Hebe de Bonafini –declarada a favor del ETA, Al Qaeda y otros grupos terroristas-. De sus visitantes extranjeros a quienes más atención y tiempo les dio fue a los dos dictadores Castro y Chávez.
Ninguno de ellos, ni D’Elía, ni Carlos Alderete, ni Lula, ni Chávez, ni Hebe de Bonafini son ejemplo de las ideas, consejos que pueden resolver los serios problemas de nuestras instituciones, antes bien son parte del problema. Ninguna inversión vendrá de la mano de piqueteros cuyo negocio es extorsionar al gobierno de turno mediante la ocupación ilegal de calles y caminos, ni Castro o Chávez verdaderos dictadores y cuyas economías, sistemas de salud y educación están colapsados por sus equivocadas políticas. Y tampoco la sucia ballena de la Bonafini, defensora de la ETA y Al Qaeda, aconsejada por el parricida Sergio Schoklender le conseguirán una inversión. Por el contrario gracias a las malas compañías de Kirchner cada día habrá menos inversión, menos confianza y mayor pobreza. Por lo tanto no crecerá el empleo productivo, ni el salario real.
En Argentina tenemos un serio problema que es la manía de solucionar todo con leyes, lo que deja poco espacio para los contratos, crea inseguridad jurídica, genera una altísima corrupción y establece una sutil tiranía, donde el Estado tiene mecanismos para “castigar” a los opositores, a quien quiera porque nunca es posible cumplir con todas las leyes.
Ello sin entrar a considerar que la mayor parte de las leyes vigentes son violatorias de derechos y libertades garantizadas constitucionalmente.
Pero el gobierno encamina la Argentina al fracaso y al pasado al atarse al MERCOSUR y las políticas mercado internistas. Esas políticas ya fracasaron, y como demostración hace pocos días nada menos que Raúl Alfonsín, él que dijo “que no supo, no pudo” nos anunció que el plan de Kirchner era el mismo que él había realizado.
La opción por el MERCOSUR es la política desde donde los políticos del fracaso sueñan con tener un baluarte que los ayude a resistir sumarse al ALCA, como ha hecho Chile. Para los políticos argentinos en su gran mayoría el MERCOSUR es el sueño por el cual existe una relación entre tamaño y prosperidad. Lo que está desmentido por Suiza, Dinamarca, Chile, Singapur, etc., pero en Argentina los “hechos” no suelen ser tomados en cuenta.
Para los políticos el MERCOSUR es como para los políticos europeos la CEE, la oportunidad de construir una nueva burocracia, bien pagada, en moneda dura (de preferencia el dólar o el euro). Es el sueño de la “ñoquiada”. Para los ciudadanos la cosa es bien distinta, ser parte de una burocracia triplicada, lejana solo suma problemas y costos, restricciones y aleja las soluciones.
Los problemas por los cuales en Argentina existe inseguridad, personal y jurídica, fuga de capitales, pobreza, desempleo, etc. no tienen nada que ver con el tamaño del mercado, ni de nuestro país, ni los soluciona asociarnos con otro país más grande cuyos problemas son similares y por las mismas causas.
Sumar prejuicios globofóbicos, anti norteamericanos y otras sandeces culturosas no sirve de nada. Sirve a los presidentes de Argentina y brasil para que la gente se trague que están haciendo algo por solucionar los males que causan, pero es solo eso distracción.
Al lobby de malos empresarios que quieren mercados cerrados donde ellos sean “riquísimos” a costa de la pobreza y el atraso de nuestro país, tendremos que sumarle el de los empresarios brasileños, expertos en ello. Es decir una gran resta para la competitividad de quienes quieran exportar e integrarse al mundo, que se pagará con más atraso y más pobreza.
Porque el MERCOSUR no es un proyecto donde se vayan a revisar las causas de nuestro atraso y decadencia, al contrario quieren asegurarlas y alejarnos de toda política exitosa del Primer Mundo. Por eso miran mal a Chile, porque no resisten que un país latinoamericano crea en la libre competencia, la apertura comercial, los impuestos bajos, etc.
Porque Chile aún con un gobierno socialista da un ejemplo de futuro y éxito, que lo aleja de la pobreza de sus vecinos. Claro que ello requiere esfuerzo, trabajo y normas adecuadas, capitalistas no las piqueteros y de privilegios a medida que acá se hacen.
Sumar a Venezuela por simpatías con Chávez cuyas políticas causan muertes políticos cada semana, una caída del 30% anual del PBI es otra burrada.
Pensar en hacer una moneda común cuando cada pocos años destruimos una es otra fuga del presente para entretenernos. A los europeos les llevo décadas de disciplina fiscal, de respetar contratos, sostener reglas capitalistas.
De todos los modelos latinoamericanos Kirchner y su gobierno han elegido a los peores, a los fracasados, a los del pasado.
La Argentina debe tomar el ejemplo chileno, que lleva casi 30 años de sostener políticas pro capitalistas, sus instituciones y regulaciones son favorables a la inversión, a la seguridad jurídica y la libertad comercial. La han sostenido la derecha que las estableció en el gobierno de Pinochet, y sus sucesores de la “Concertación” (integrada por democristianos y socialistas).
Antes de su apertura económica Chile solo crecía 1,5% anualmente, los años muy buenos del cobre podía esperar crecer un 3% máximo. Desde su cambio de modelo el crecimiento sostenido es del 5% anual.
Medidas centrales de ese éxito político chileno que hoy los lleva al ALCA y al futuro, al éxito y la riqueza han sido entre otras: independencia del banco central, aranceles aduaneros bajos y uniformes del 6%, baja inflación, superávit fiscal sostenido, libre flujo de capitales, políticas cambiarias libres y flexibles, bajo nivel de deuda pública, internacionalización de las empresas, sólida garantía a las inversiones extranjeras, evitar a los inversores extranjeros la doble tributación, bajo impuesto a las ganancias, una apertura comercial unilateral que aumento la competitividad de sus empresas y facilito la integración múltiple con los países más abiertos y competitivos del mundo. La apertura comercial ha permitido a Chile incorporar tecnología en forma barata, bienes de capital y hacerse muy competitiva, la protección sectorial demostró que en el largo plazo perjudicaba a la sociedad entera.
Todo eso está cerca, pero incomoda, por eso el MERCOSUR no es una solución sino una profundización de nuestros males. A la mayoría de nuestros políticos les fascina tener una nueva utopía para vender, una nueva burocracia que repartirse, pero es el camino del fracaso. Si quisieran tener un camino de futuro, no un sueño, un camino de éxito deberían mirar del otro lado de nuestra cordillera, mirar a Chile.