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N ° 7/2003

Buenos Aires, mayo 28 de 2003.-

MAL FINAL

El usurpador de Lomas de Zamora ha sido otro beneficiario del periodismo mercenario y del temor a su poder mazorquero. Mientras todos se esfuerzan por decirnos lo bien que termino su mandato, olvidando que ni siquiera lo cumplió completo, omiten la enorme e injustificable cantidad de decretos de necesidad y urgencia, la manipulación de los planes sociales y de las instituciones. Encima los éxitos supuestos casi han sido los que aquellas iniciativas en las que Duhalde fracasó como el juicio político a la Corte Suprema, su programa de impunidad y auxilio a grupos mediáticos cómplices en la devaluación, y hasta en materia económica el veranito fue por la llegada de Roberto Lavagna que vino como bombero desde Bruselas y su tarea fue ir pateando para el sucesor los problemas, salvado el 7 de enero porque por mucho que se hizo el gallito con el FMI firmo un acuerdo, y pago varios miles de millones de dólares a organismo multilaterales con las reservas. Que el dólar este debajo de $3 lo presentan como un éxito pero recordemos que solo 15 meses antes estaba en un peso, y las importaciones de bienes de capital cayeron más de un 65% en el año 2002.

La creación de la nueva aerolínea estatal mediante la estatización de activos de Lapa no solo es un desatino económico, sino que es delictiva por varias razones. En primer lugar no existe ni un artículo en toda la Constitución Nacional que autorice al gobierno a usar dineros públicos para crear empresas. Mucho menos puede entonces hacerlo el presidente de la Nación. En segundo lugar no existe ninguna previsión presupuestaria que la autorice –aunque fuera inconstitucional sería legalmente necesaria- y las modificaciones de partidas son ilegales por cuanto implican modificar en forma sustancial y no autorizada por la Ley de Presupuesto el destino de la autorización de gastos legal.

En suma Duhalde y su gabinete han cometido una defraudación al endeudar al Estado, y han malversado caudales públicos ya que no tuvieron autorización para dichos gastos.

Los indultos a las dos bandas de Seineldín y Gorriarán Merlo constituyen una nueva demostración de ejercer el poder ilegítimamente. Legalmente Duhalde podía indultar, pero los argumentos de contribuir a la pacificación resultan una falsedad inaceptable. Nada es más irritante que ver como quienes tomaron las armas para imponer sus ideologías minoritarias y autoritarias, que para ello mataron, destruyeron bienes pagados por todos los argentinos, que fueron enjuiciados antes sus jueces naturales con todas las garantías procesales debidas terminan por no tener que cumplir sus condenas.

¿Qué disuasión tendrán otros violentos si al final por falsas pacificaciones no pagan sus crímenes? Y si hubiera nuevos violentos que toman las armas creyendo en la impunidad futura, aunque esta no les llegara y debieran pagar sus crímenes ¿quién se hará cargo de las víctimas que ellos causen por este mal ejemplo?

Solo 72 horas antes de abandonar el cargo Eduardo Duhalde abrió un nuevo nicho a la corrupción estatal, al clientelismo electoral, al sometimiento de los medios de comunicación y los gobiernos municipales y provinciales, y una fuente de empleo a los periodistas mercenarios al fijar que toda provincia y municipio podrá tener su radio y televisoras estatal. Los falaces argumentos de promover cuestiones locales no alcanzan a encubrir que en primer lugar existe el objetivo de tener un sistema de medios de comunicación al servicio del gobierno de turno. Municipios que no pueden mantener una escuela, su asfalto, la higiene, ni el alumbrado pronto gastarán el dinero de los ciudadanos, y aumentarán impuestos para poder hacer propaganda propia. Las provincias que no mantienen escuelas, ni hospitales, tienen sus juzgados abarrotados de trámites demorados, policías mal pagados y mal equipados pronto tendrán su canal de televisión propio, su radio, todo para hacer propaganda partidista.

Y el gobierno central repartirá subsidios y pauta publicitaria según el alineamiento de gobernadores e intendentes. Y muchos periodistas y “perio-productores” sueñan con una nueve fuente de ingresos a costa de la pobreza ajena. Una perfecta cadena de corrupción y conspiración de silencio con dinero público.

En Argentina el uso de los fondos reservados para alquilar medios de comunicación y periodistas, las pautas de propaganda del Estado y sus loterías, agencias y entes de contralor se han convertido en una herramienta perfecta para hacernos creer que existe libertad de prensa, que somos informados. En realidad estamos siendo adoctrinados, es como el famoso “diario de Irigoyen” que en lugar de serle escrito al presidente se nos escribe a todos los argentinos, ya la educación estatal nos acostumbro a aceptar la “moralidad del estado”.

Duhalde se especializo en patear para adelante toda renegociación de contratos de concesiones de servicios públicos. Sin embargo a pocas horas de dejar su cargo hubo una que acepto con una importante disminución del canon a cobrar por el Estado, el sistema de aeropuertos. ¿Qué curioso no? Nadie levanto la voz para preguntarse por este caso tan excepcional, claro que basta ver la enorme y difícilmente explicable pauta de auspicios de Aeropuertos 2000 en los programas periodísticos para saber que no todas las “privatizaciones y concesiones” de la gestión menemista reciben el mismo trato. ¡Algunas no se tocan!

Nos deja un enorme déficit fiscal y deudas impagas, pero se insiste en que tenemos superávit primario y que la economía se está recuperando. El estado no paga a sus proveedores, ni a sus acreedores, los juicios que pierde los paga con bonos pero tenemos superávit. Esta es otra más de las mentiras duhaldistas –y que hacen a las promesas de Kirchner un sueño- porque tampoco ha crecido la recaudación en términos reales, basta considerar que el 18% de la recaudación son retenciones a las exportaciones, si a ello sumamos el impuesto a los créditos y débitos bancarios, y el aumento de IVA por traslado de aumento de precios, la recaudación muestra una Argentina cuya recaudación es anémica y una economía estancada en el fondo de una depresión.

El periodismo rinde loas a la pacificación de una violencia que fue aumentada por patotas del conurbano, porque la pesificación elevo la pobreza al 57,5% de la población, y a un 67% entre los menores, y esa información es oficial del Indec. Como si desde diciembre de 1999 no hubiera gobernado ni la Alianza, ni Duhalde todas las culpas de ello se echan sobre la gestión de Carlos Menem.

 

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