N ° 6/2003
Buenos Aires, mayo 14 de 2003.-
En septiembre del 2001 muchos argentinos se alegraron del atentado a las torres gemelas.
Si bien, la vergüenza y el “qué dirán” simulaban cierto desconsuelo, lo cierto es que no habían terminado de recolectar los escombros que las teorías explicativas y justificatorias del atentado proliferaron por doquier.
Los medios y las principales emisiones televisivas derramaron explicaciones tales como “por algo será”, “compensación por contiendas anteriores”, “los americanos son responsables de la pobreza en el mundo”, etc., etc., etc.
Las “estrellas” del periodismo argentina no podían siquiera disimular la sonrisa ante el beneplácito que le causaba ver la tragedia de las torres.
En Diciembre 2001, entre aplausos y algarabías el gobierno declaró el default de la deuda externa. Nuevamente, buena parte de la opinión pública y en especial los periodistas compraron la ingenuidad de pensar que los principales perjudicados serían los banqueros y financistas americanos.
El incremento en los índices de pobreza (que hoy trepan al 55% de la población) fue suficiente para demostrar lo contrario.
Durante el 2002, las violaciones de todo tipo de contratos (incluyendo los defaults forzados de deudas externas privadas) se repitieron con la misma frecuencia que las manifestaciones anti americanas.
La postura de “cobarde neutralidad” y el voto a favor de la dictadura cubana marcan un nuevo giro en la política exterior argentina mas acorde con el inconsciente colectivo, la
Las encuestas marcan que nuestro país registra la peor imagen de Estados Unidos en todo Latinoamérica. No es de extrañar si tenemos en cuenta que, mientras nuestros referentes políticos admiran a Lula, Chávez y Castro, en las manifestaciones populares se exhiben banderas de Bin Laden, Irak, Corea del Norte y el Che.
Esta postura anti norteamericana, tanto oficial como popular, no se condice con el reciente pedido de dinero y asistencia técnica hídrica al ejercito norteamericano. El gobierno argentino, a través de su embajada en Washington, solicitó el auxilio de expertos en catástrofes naturales para solucionar la tragedia de las inundaciones en Santa Fe.
Los expertos están en camino, los créditos están en marcha, junto a toneladas de donaciones provenientes de argentinos residentes y de varias fundaciones caritativas de Estados Unidos. (Curiosamente silenciadas por los medios de comunicación)
Antes de flamear la próxima bandera con el rostro de Bin Laden, Castro o Saddam Hüssein deberíamos preguntarnos por qué no le pedimos ayuda técnica y dinero a Cuba, Irak o Al Qaeda.