N ° 5/2003
Buenos Aires, abril 25 de 2003.-
Una propaganda de Murphy cuenta que sus abuelos llegaron en 1890, lo que hicieron, etc. Me trajo a la memoria los años de Alfonsín, el anterior presidente del partido de Murphy, cuando se festejaba que todo cumplía 100 años.
Es que tanto Alfonsín como Murphy deberían reconocer que en esos años Argentina era gobernada y dirigida por el proyecto liberal conservador. Proyecto que el radicalismo al cual tanto pertenecen Alfonsín, como de la Rua, como Murphy destruyo y arruinó.
Cuando se cumplan 100 años de los gobiernos radicales no festejaremos las creaciones de ellos, porque no las hay, tampoco podremos hablar de quienes vinieron al país sino de quienes se fueron, de los nietos que abandonaron la Argentina por la desgracia radical.
Y encima dice no soy ni de izquierda, ni de derecha, soy del “medio”, algo que volviendo a 1890 sería bueno entienda Murphy es que por entonces gobernaba la derecha conservadora y liberal y jamás ni la izquierda (de muchos de su partido), ni “el medio” –es decir la mediocridad- habían gobernado. Si realmente quiere honrar a sus abuelos sepa Murphy que sus abuelos vinieron a la Argentina porque el conservadorismo liberal estaba construyendo una nación de progreso, justicia y oportunidades.
Murphy es el neoradicalismo auténtico, por eso la misma patota cultural del gobierno de Alfonsín, los mismos snobs irresponsables que apoyaron bajo el rótulo de independientes a Alfonsín y de la Rua.
Sus firmas aparecieron en 1983 (28/10) en un aviso como “hombres y mujeres de la cultura con Alfonsín”, luego ocuparon cargos en el área de cultura, educación y medios de comunicación (monopolizados por el estado). Marcos Aguinis, Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Hugo Gambini, entre otros.
Otros firmaron como independientes, hicieron esos grupos de “centristas” que apoyaban cualquier candidato que fuera “políticamente correcto para la izquierda”. Es decir aquellos tibios que fueran funcionales a la izquierda, entre ellos Gerardo Ancarola, Daniel Rabinovich, Lucía Gálvez, Pablo Manrique.
Ya se equivocaron dos veces, pero se presentan convocando a votar por dos de los tres peores gobiernos de nuestra historia, los de Alfonsín y de la Rua, del cual fue ministro Murphy, y todavía se atreven a indicarnos a quien votar. Si es por sus consejos anteriores yo paso de Murphy, yo no quiero nuevos fracasos.
Otros ya podemos llamarlos “todo terreno”. Son casos de los impulsores de la multipartidaria con Alfonsín, asesor y “opinador” a favor del Proceso y los militares de ese gobierno, Alfonsín ordenó su prisión por decreto y sin estado de sitio en 1985. Más tarde estaba con José Antonio Pocho Romero Feris, paso a Domingo Cavallo, y hoy se presenta como murphysta, y hasta no habla que este ultimo es el candidato más honesto y eficiente. Claro que firma su apoyo y sé reúne con los mismos que intentaron meterlo preso por decreto y sin juicio en 1985 acusándolo de un complot, sometiéndolo al escarnio y el exilio forzado.
Al menos Rosendo Fraga debería cuidar las formas. No se trata de no perdonar, sino que aquellos radicales de 1985, que tampoco Murphy condeno cuando metieron presos a ciudadanos por decreto con el único objetivo de ganar una elección parlamentaria, hoy se presentan juntos para promover construir una nación dentro del marco de la ley y las instituciones.
O el caso de la señora Oyhanarte de Sivak, cuya popularidad política y social la hizo por acusar al Proceso de la desaparición de su marido pero hoy se reúne con notorios del Proceso como Ricardo Yofre, Oscar Puigross, Murphy, Solanet, Rosendo Fraga, etc. La señora de Sivak se promocionó con Alfonsín, con el tema desaparecidos del gobierno militar (sin mencionar jamás que su esposo era el lavador del dinero de los terroristas), luego se hizo legisladora porteña de la mano de Cavallo. Ahora esta promoviendo junto a los ex funcionarios, y no cualquiera porque casos como Ricardo Yofre fueron secretarios generales de la Presidencia, del gobierno del Proceso porque comparten “construir esa argentina dentro de la ley”, promoviendo a uno de los mayores detractores de la gestión ministerial de Domingo Cavallo.
Un caso interesante es Alberto Benegas Lynch (h) ex rector del Eseade, de donde bajo su rectorado egresó el Jefe de gabinete pesificador Capitanich, cuestión que hace un año se esmeraba por ocultar, que aparece siempre hablando de los principios liberales y ahora firma junto a gente de izquierda (disfrazadas bajo el eufemismo de diversos orígenes políticos e ideológicos) ¿Cuántas veces Hayek, Mises señalaron la absoluta inmoralidad del socialismo? ¿Cómo alguien que quiere defender esas ideas puede reunirse con la patota cultural alfonsinista? ¿O con ex ministros que firmaron corralito confiscando depósitos, como el caso de Hernán Lombardi, Andrés Delich?
Juan Carlos de Pablo en su newsletter “Contexto N° 715” escribe “En 1989 Menem le ganó a Angeloz (votamos a Angeloz para que nos salvara de Menem, y resulta que la historia mostró que Menem nos salvó de Angeloz)” y nos convoca a votar por Murphy, al menos de Pablo, no hace de su convocatoria una cuestión de moral, sino de elegir al candidato que más le gusta por algunas razones distintas, aunque lamentablemente firma la solicitada tan lamentable.
¿Cuándo mintieron todos estos intelectuales e independientes, ayer, hoy, que los une? Ninguno de los objetivos que señalaron en sus solicitada porque nada se puede construir sanamente desde semejante mentira
¿Alguna vez se harán cargo que antes promovieron a Alfonsín, a de la Rua?
¿No tienen nada que ver con esta lamentable situación argentina?
¿Cómo explican haber apoyado golpes de estado algunos, guerrilleros otros, juicios populares, inconstitucionales, represión al margen de la ley y hoy juntarse como señoras gordas que toman el té e ilustran a sus domésticos?
Los une una profunda hipocresía, la de juzgar como corruptos a otros, cuando basta mirar su pasado, sus cambios oportunistas para saber que no es lo mismo ser leído, opinador en los medios de comunicación que tener ideas claras, crearlas, ni mucho están habilitados para hacerse los iluminados. A cada votación que convocaron nos trajeron el desastre.
Y por favor basta de autodenominarse intelectuales porque no se les ha caído ni una idea nueva de sus cabezas.
¿Y Murphy?
¿Querrá que le creamos en su respeto de las instituciones, de los derechos si puede llevar como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires a un ex firmante del corralito como Lombardi?
¿Qué recibe el apoyo de quien creara una nueva y fracasada empresa estatal llamada Educ.Ar? Empresa que por suerte fracaso porque su destino según el ministro que mangueo apoyo a empresas era establecer una plataforma informática para lavar cerebros
Uno de quienes impulso su bochornoso despido como ministro de economía en marzo de 2001 fue Andrés Delich, entonces viceministro de Educación, oponiéndose al recorte de gasto en la universidad estatal y al arancelamiento de la misma. Ahora está con Murphy, ¿alguien cree que así podrian cumplir sus promesas de recortar y mejorar el gasto público?
¿Qué tiene entre sus consejeros a jubilados de privilegio desde los 40 años como Marcos Aguinis? Jubilación que cobra por haber sido Secretario de Cultura de Alfonsín.
¿O un Sebreli que explica a Sarmiento y Alberdi a través del Marx, al proyecto de la Generación del 80 a través del conflicto de clases? ¿Cuánto socialismo viene escondido en su partido?
Critica las privatizaciones, como se hicieron, etc. pero su consultora y Fiel recibían suculentos aportes de ellas.
No son liberales, ciertamente no son de derecha.
¿Cómo le gusta decirnos a Murphy desde su propaganda? ¿Del medio? Sí, es del medio, de ese sector que jamás se juega, que no tiene el coraje de ponerse del lado del bien frente al mal, y que prefiere estar en el medio porque eso trae menos problemas.
El domingo pasado en Enfoques de La Nación se desnuda la hipocresía del Murphy, y cito:
“Periodista: ¿Alguna vez llegó a estar entusiasmado con el gobierno de Alfonsín? ¿Con el plan Austral?
Murphy: ....Pero cuando se lanzo el Plan Austral llame a mi amigo José Luis Machinea y le dije ‘bueno por fin han enfrentado el problema’. Después se dio marcha atrás, pero lo que nunca deje de reconocer es que la reconstrucción del sistema institucional avanzo en temas que eran muy complejos..........”
Mientras Murphy dice que no hace demagogia que habla con la verdad, que respetará los contratos, el derecho de propiedad, las instituciones constitucionales y republicanas viene a bien recordarle que el Plan Austral se inicio con un cambio de moneda por decreto, algo que la Constitución Nacional prohíbe y reserva al Congreso, no al Poder Ejecutivo. Que otro de los decretos de ese infausto plan Austral modifico los contratos privados estableciendo un desagio “obligatorio”, que ese gobierno que reestableció según sus palabras el sistema institucional estableció el “ahorro obligatorio, la emergencia previsional violando los pagos de jubilaciones y pensiones causando sentencias judiciales por más de U$ 30.000 millones que debieron ser enfrentados por la administración de Carlos Menem.
Que Alfonsín intervino las universidades nacionales para asegurar el férreo control por parte de Franja Morada, y asegurarse una caja financiera para su acción política. Que cambio el total de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, de las Cámaras Penales Federales y los jueces en lo penal federales.
Eso es lo que yo llamo una justicia adicta, adicta a Alfonsín y que Murphy defiende los cambios realizados dentro del marco constitucional.
Esos jueces que Murphy pretende defender al criticar a Carlos Menem, y sin perjuicio de muchos nombramientos nefastos especialmente en la justicia penal, convalidaron la detención de ciudadanos por orden del presidente sin estado de sitio, sin siquiera una acusación penal, los atropellos en materia económica y contractual.
Y nunca Murphy levanto su voz para condenar esos actos, por el contrario aún hoy lo defiende para quedar bien con la izquierda.
La Corte Suprema de Justicia que Murphy critica es la que ha defendido el derecho de propiedad, la validez de las garantías constitucionales frente al abuso estatal. Algo que la Corte de Alfonsín de “unanimidad automática” jamás hizo.
Y no solo eso, a Murphy lo rodean ex ministros del gabinete de la Alianza que refrendaron el decreto del corralito, base necesaria para el corralón y la pesificación.
Lo que más me escandaliza es que se presente como alguien que anda haciendo política sin demagogia, cuando es un demagogo. El demagogo del “tecnocratismo, del honestismo”. Pero ciertamente entre el bien y el mal no hay “medios”, los que están en el medio son los cómplices silenciosos de las dictaduras. Dictaduras militares o pseudo democráticas.
Por cierto conozco mucha gente honesta, jamás necesito ponerlo en un currículo, jamás los escuche decir soy honesto, ni acusar de corrupto a nadie que no tuviera una condena judicial. Esta suerte de nuevos robespierres, que necesitan hablarnos de su honestidad a cada instante me suenan a los mismos fracasados que siempre nos dio el radicalismo.
Ahora yo no lo trato de corrupto por defender esas políticas, ni a Murphy ni a sus correligionarios enmascarados en una “nueva fuerza política” que huele a radicalismo a miles de kilómetros de distancia. Lo que critico es que quiera hacerse el “institucionalista, el honesto, el transparente”. Murphy tiene muchos valores por sus estudios, por alguna gente que supo rodearlo en el pasado. Que quiera descalificar a otros adversarios por cuestiones bastante menos graves que las que Ud. avalo con su afiliación, silencio y la expresa reivindicación aun hoy.
No existe su visión maniquea, robesperriana de la política, sus conductas no son distintas de quienes hacen política. Lo lamentable y repudiable es que quiera ser del medio, y para ello justifique las barbaridades institucionales del radicalismo, que se la pase atacando a Carlos Menem cuando nunca existió mayor libertad ni de prensa, ni de expresión, ni mayor respeto de los derechos de propiedad, de los contratos.
No ponga este debate, ni esta elección en términos de corrupción porque la peor corrupción es el travestismo de los valores, las ideas y la historia. Porque esa es la base del autoritarismo, de la pobreza, del socialismo, y Murphy está haciendo eso.
Y si de corrupción se trata, muchos de sus compañeros de ruta están entre los peores. Sean radicales pero no continúen con esa campaña de falsas moralinas. Dejen de hacer esa política miserable junto a los dirigentes que lo rodean. Porque si sus afirmaciones de condena a Carlos Menem fueran válidas, Murphy y muchos de los dirigentes que lo acompañan son francamente mucho más impresentables.
Porque esa diatriba le hará más difícil gobernar a él, y mucho más a Carlos Menem, y el país necesita una alternativa capitalista. Esa diatriba ayuda a los piqueteros y demás intolerantes de la izquierda, cuyo líder no olvidemos es el cabezón de Lomas de Zamora que habiendo usurpado la presidencia hasta tuvo la desfachatez de expresar que “sino fuera presidente sería piquetero”.
Su solicitada del último domingo se leía bien, “la corrupción y la hipocresía es parte de nuestra idiosincrasia”. Lo lamentable es que quiera ponerse en juez de los demás.
No es que Murphy sea malo, individualmente hablando, hasta puede ser valioso y tal vez tenga un buen futuro. Lo que es patológico es la “alianza” que lo sostiene entre radicales y repentinos antimenemistas. Porque Murphy no existiría políticamente sin que hubiera funcionado el aparato de propaganda que el duhaldismo monto y pago con dineros públicos desde que usurpó la presidencia de la Nación. De alguna forma Recrear es la cría de Duhalde y la corrupción de gran parte del periodismo y las empresas de medios.
Cada voto por Murphy es un triunfo de esa maquinaria goebelliana montada por el usurpador de Lomas de Zamora. La misma que voltearía al mismo Murphy en la primera oportunidad posibilitando la vuelta de Duhalde al poder a través de un nuevo golpe de estado. Bien lo saben los Morales Solá, que hasta cuando critica a Duhalde lo hace trabajando para él.