N ° 5/2003
Buenos Aires, abril 25 de 2003.-
En septiembre del año 2002 en La Nación el inefable Joaquín Morales Solá nos presentaba al usurpador de la presidencia como si fuera un estadista, relajado, brillante y exitoso. En el número 11 del año 2002 señalaba que claramente el reportaje estaba pagado y que pocos días después el mismo Morales Solá pedía una autocrítica del periodismo argentino pero se excluía del mismo.
Esta semana este periodista que suele juzgar a los demás argentinos desde su absoluta falta de moral condeno a su antes elogiado “estadista” Duhalde como “característica de Duhalde es que nunca fue un hombre de Estado, sino un simple y hábil caudillo del conurbano.”.
El mismo diario, el mismo firmante, solo unos meses más tarde. O como ya se va y no seguirá pagando notas ahora se lo puede calificar de lo que realmente es. Esta vez InMorales Solá no mintió, Duhalde jamás ha sido hombre de estado, ni siquiera un caudillo hábil, sino un dictador.
InMorales Solá es un producto típico de la mentira donde se formó, el grupo Clarín, la tilinguería porteña y el alquiler de su pluma. Toda su intelectualidad no es más que el snobismo de los “políticamente correctos del progresismo argentino”, claro que moralmente jamás podrá ser correcto. Justamente este mentiroso el domingo pasado escribió a favor del fenómeno Murphy. Así nos va con esta gente que ayer fogoneaba al Chacho, a Graciela, a de la Rua, y por ahora a Murphy.