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N ° 4/2003

Buenos Aires, abril 15 de 2003.-

IZQUIERDOS HUMANOS

No bien comenzó la campaña militar en Irak, el viejo crápula y dictador Fidel Castro procedió a detener 75 ciudadanos cubanos bajo cargos típicos del totalitarismo comunista, como actividades “contrarrevolucionarias”, etc. Casi suena estúpido señalar que la gran mayoría eran parte del periodismo opositor o libre que con alguna ayuda externa intentaba difundir la propuesta Varela de llevar adelante elecciones libres y sin partido único.

De los 75 presos políticos nuevos, 74 fueron condenados a entre 20 y 25 años de prisión solo por el delito de pensar distinto del gobierno, de decirlo. Uno de los detenidos es nada menos que el representante de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Como remate de su arremetida contra cualquier resquicio de libertad un tribunal condeno a muerte a tres cubanos que intentaron solo salir de la isla prisión mediante la toma de un transbordador. La pena capital fue ejecutada sumariamente y antes que pudiera siquiera apelarse la sentencia.

Todos los procesos descriptos llevaron menos de cinco días, demostrando que son slo una farsa judicial para convalidar los deseos criminales y genocidas de Fidel Castro y su pandilla.

Es de hacer notar que en el caso de los tres asesinados, su crimen fue intentar fugarse en un trasbordador que coparon al efecto. No buscaban matar a nadie, ni promover un acto de violencia contra el régimen genocida que los masacro. Sin embargo fueron juzgados por “terrorismo” contrarrevolucionario. Solo querían evadirse y a ello Castro lo califica de “terrorismo”.

Vayamos quedando en claro estas muertes han sido ordenadas por Castro y su pandilla de genocidas comunistas. No son revolucionarios, ni jóvenes idealistas sino simples genocidas, dictadores totalitarios. Son los responsables de haber impulsado el terrorismo en toda América Latina, de miles y miles de muertes, de secuestros, de atentados, de atracos.

Al lado de los terroristas que Castro y el Che Guevara entrenaron y motivaron, financiaron, encubrieron, apoyaron y proveyeron de tecnologías y armas esos tres fusilados eran chicos de jardín de infantes. Sin embargo los progresistas de siempre callan.

¿Alguien escucho a Pérez Esquivel, a Verbitsky, a Bonasso, a Moreau, a Storani, a Chávez, a Daniel Ortega, a Baltasar Garzón, a Moreno Ocampo, a Strassera, a Alfonsín, a Nelson Castro, a Horacio Embón, a Magdalena Ruiz Guiñazú, a Pergolini, a toda esa banda de CQC, de Punto Doc, a Juan Castro, a Guillermo Andino, Georgina Barbarrossa, Jorge Lanata, Ernesto Tenembaum, Román Lehman, Luis Brandoni, etc. decir algo contra Fidel castro y el comunismo cubano?

No. No dijeron ni “a”.

Al revés estaban luchando para que Argentina se abstenga de condenar las violaciones de los derechos humanos en Cuba.

Y aún hoy ante semejante barbaridad persisten. O se callan en forma cómplice, o buscan señalar a los EE.UU. y los exilados cubanos como culpables de las muertes por su agresión a Cuba. Claro que la agresión no pueden explicarla, ni contarla porque n existe salvo en sus enfermas mentes.

Seamos claros a ninguno de estos sujetos le importan los derechos humanos, son izquierdos humanos, una clase de personas que tolera y protege cualquier crimen siempre que sea hecho en nombre del socialismo, del comunismo, de alguna revolución socia antiimperialista, anticapitalista, antinorteamericana. Las muertes que ellos causan son buenas y están exentas del juzgamiento, solo constituyen violaciones a los derechos humanos las de quienes se atreven a combatirlos.

Es hora que sepamos también que la primera violación de derechos humanos es someter a juicios injustos e ilegales a los soldados y hombres que combatieron al comunismo, a la agresión externa que impulsaba el castrismo. Que la persecución sufrida es la venganza de estos izquierdos humanos que hoy quedan al descubierto siempre que cada uno de nosotros no les deje pasar su silencio cómplice, su defensa del genocida Fidel Castro.

Of course, son los mismos que andaban por ahí reclamando por la paz y contra la guerra. Es decir que cuando ellos matan no es guerra es simple limpieza social.

¡Dan asco!

 

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