N ° 4/2003
Buenos Aires, abril 15 de 2003.-
Aún no callan las armas en Irak pero la izquierda continúa con su campaña de odio hacia los EE.UU. Cuando iba una semana de guerra apostaban a la guerra urbana y suicida para detener el avance de los “ejércitos libertadores”. Sumaban sus voces a la de Saddam descalificando la ofensiva aérea y el “paseo por el desierto”. Afirmaban con jactancia “esperen a que deban entrar en las ciudades, los norteamericanos y los ingleses no resistirán ver sus soldados morir”.
Mientras sus predicciones empezaban a fallar día tras día, comenzaron con su campaña de ataque al periodismo norteamericano y británico quien “ocultaba” según sostenían el horror de las víctimas inocentes. Callaban que el régimen de Saddam Hüssein echo a los periodistas considerados “enemigos” de Irak. Sumaban sus imágenes a la cadena Al Jazeera que probo ser una de las ventanas de difusión del régimen de Hüssein.
El sistemático desprestigio venía de hablar de las víctimas inocentes como si los soldados fueran más culpables de una guerra que los civiles, en especial aquellos que sostienen un régimen genocida como el de Saddam Hüssein. Pero jamás dicen que esta guerra causo menos muertes “inocentes”que el atentado al World Trade Center.
Luego de 21 días de batallas, de tomar ciudades habitadas por millones de habitantes las fuerzas aliadas tenían 129 bajas, de ellas 8 desaparecidos –probables prisioneros de guerra-, y unos 30 por fuego propio y accidentes. Cuando en julio del 2000 cayo un avión Concorde de Air France en menos de 3 minutos murieron 113 personas.
¿Contra que comparan estos imbéciles con micrófono?
¿Qué saben de historia, de guerras, de tecnologías militares?
No saben nada, pero no importa hablan igual. Un claro ejemplo fue el documental de 10 minutos producido por los difamadores de Telenoche el día 9 de abril donde la voz dramatizaba diciendo que nunca en la historia se habían lanzado tantas bombas en tan poco tiempo. Si así es, cosa que tanto Markich, como Mónica Proceso D’anvers, y su marido ignoran –no quiero aburrir a nadie pero basta imaginar 1000 bombarderos pesados lanzando cada uno 5 toneladas de bombas en una noche durante la Segunda Guerra Mundial, o los 20.000 cañones pesados que el Ejército Soviético utilizó para empezar su asalto a Berlín, para desmentir esta mentira-, la conclusión lógica es que la altísima inversión en tecnologías militares que han realizado norteamericanos y británicos han hecho a las guerras un evento trágico pero casi incruento si se compara con el pasado. Si lanzaron tantas bombas y murió menos gente –que además hasta podría haberse evacuado- que en un rato en el WTC, menos de la tercera parte de lo que costo tomar Omaha Beach el Día D es hora de felicitar a los planificaron ese desarrollo militar, tanto en lo tecnológico como en la campaña bélica.
También han ocultado en forma sistemática el “negocio”que la ONU tenía con el programa “petróleo por alimentos”. Kofi Annan no estaba defendiendo otra cosa que el trading por el cual se cobraba una comisión del 2%, más de U$ 535 millones anuales, con los cuales creo una burocracia adicional de 4.000 personas que dependen exclusivamente de él.
Anunciaban una guerra total del pueblo iraquí contra los “invasores”, resistiéndose a llamarlos libertadores, en esa guerra “santa” cada ciudad sería un nuevo Stalingrado donde los Aliados serían masacrados y sus pueblos pedirían terminar la guerra porque no aceptarían el enorme costo en bajas.
Llenaban pantallas con imágenes de "iraquíes" y otros árabes indignados, con las manifestaciones –bastante pequeñas por cierto- contra la guerra. Cuando Basora, Bagdad, Karfala, etc. no se convirtieron en nuevos Stalingrados y fueron tomadas con inusitada rapidez y casi sin bajas no supieron mucho que decir. Olvidaron sus palabras del día anterior y se dedicaron a criticar la violencia que se producía por saqueos populares.
Con mayor hipocresía aún las jubilosas manifestaciones de iraquíes el primer día de liberación fueron “minimizadas” señalando que eran algunas decenas, centenas de miles. Como si esos cientos de miles fueran menos que los “manifestantes por la paz” que resultaban cómplices de Saddam Hüssein. Una vez más la liberación permitió enterarnos que los pacifistas son funcionales a los dictadores, que los pueblos sometidos por el contrario prefieren un libertador aunque sea extranjero.
El colmo de la hipocresía ha sido tal vez la CNN cuyo director general reconoció que durante los últimos 11 años habían silenciado los crímenes del régimen de Saddam Hüssein solo para que no les cerraran la oficina de Bagdad. En otras palabras encubrían sus crímenes con plena conciencia, engañaban a sus televidentes y tampoco informaron de nada que hubiera ayudado al pueblo iraquí a sacudirse el yugo de Saddam Hüssein.
Fueron los “socios del silencio”, los que engañaron a sus pueblos, los que sirvieron a la dictadura. Los que deshonraron su “libertad de prensa”, porque nada los obligaba a mentir. Y si la CNN reconoce que esa era la condición para poder informar desde Irak no podemos soslayar que los demás medios que tenían oficinas actuaban igual. Lo que explica la violencia desatada por los ciudadanos de Bagdad contra las oficinas de Al Jazeera, al grito que eran los cómplices de la propaganda de Saddam Hüssein.
Los demás pueblos árabes vieron con desilusión caer rápidamente y sin resistencia al Ejército de Irak, a su pueblo recibir jubiloso a las fuerzas Aliadas. Deberían tal vez pensar que los libertadores no eran tan malos como sus líderes religiosos, mediáticos y políticos les cuentan. Al menos para los iraquíes en su gran mayoría resultan mejores que su anterior dictador.
Finalmente y como parte de una experiencia personal la mentira de los medios de comunicación y su izquierdismo dentro de los mismos EE.UU. no deja de llamar la atención. Destacaban las manifestaciones contrarias en universidades, pero no señalaron que eran muy pequeñas y escasas, que en su gran mayoría las hacían “profesores” que fueron estudiantes en la era de Vietnam. Sus alumnos estaban mayormente a favor de apoyar la campaña militar en Irak. No solo estaban a favor de ello sino que existen numerosos casos donde solicitaron reintegro de sus matrículas ya que habían pagado e iban a la universidad para estudiar no para escuchar arengas políticas de sus profesores. Y criticaban el tono antipatriota de sus profesores.
Los medios de comunicación están manejados por muchos que sueñan con su pasado en los 60 cuando era “socialmente correcto” apoyar genocidas como Ho Chi Minh, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Kruschev, Brezhnev, Pol Pot, Mao Tse Tung, etc. Cuando los guerrilleros y terroristas eran “jóvenes idealistas”, cuya rebeldía los eximía de culpa por las bombas, secuestros extorsivos, y demás crímenes, hasta se hacían manifestaciones de apoyo a esos criminales y de repudio a los gobiernos de las democracias capitalistas.
Ni esos periodistas, como algunos profesores quieren admitir su error, su complicidad con los crímenes del comunismo, con las metodologías del terrorismo, aun odian a los EE.UU. sobre todo porque no se puso de rodillas y persistió hasta derrotarlos. Ni siquiera se dan cuenta que las generaciones más jóvenes repudian su progresismo.