N ° 3/2003
Buenos Aires, marzo 19 de 2003.-
Cada día los grupos progresistas nos bombardean con su activismo, enfermando mentes y almas con el reclamo de una política basada en las resoluciones de las Naciones Unidas, que a esta altura está claro ya no están unidas.
¿Cuál es la razón para sostener que las ideas de paz de las Naciones Unidas son correctas?
¿Quiénes conforman la mayoría de las Naciones Unidas para que todos debamos someternos a su voluntad igualitaria?
¿Por qué los mismos que en algún tiempo criticaban a Putin por su política en Chechenia ahora lo usan de ariete en defensa de Saddam Hüssein? Lo mismo que olvidan las atrocidades cometidas por los franceses en tantas naciones.
¿Qué hace estos activistas y periodistas olviden la represión interna de China?
Todo tiene un solo común denominador, el odio por los EE.UU., el anti norteamericanismo, jamás perdonarán que esta nación haya derrotado al nazismo y al comunismo sucesivamente, que tenga una hegemonía militar fruto de su cobardía por décadas.
Hay que ser claros solo la hipocresía y el oportunismo propio del comunismo, y sus camaradas socialistas, todos mutados en “progresistas”, puede pretender que las ideas de las Naciones Unidas y sus programas de paz sean superiores a la política de los EE.UU. Basta analizar el conjunto de dictaduras que componen la mayoría de la ONU, de países desvastados por las políticas de “cooperación para el desarrollo europeas” y sus oligarquías.
¿Puede alguien sostener que toda África tenga una política moralmente superior a los EE.UU., se han desarrollado más? Seamos claros, la gran mayoría de las naciones africanas aun son gobernadas por dictaduras cuyos programas genocidas de tribus o grupos rivales son el pan de cada día. Donde las empresas de los estados europeos hacen negocios sin ruborizarse de sentarse a comer con genocidas que no solo matan mujeres, niños y hombres por igual, sino que hasta pueden servírselos en un desayuno.
¿Dejaríamos nuestra política en manos de esas mayorías?
¿Dejaríamos la política mundial y la paz, o la guerra, en manos de esas mayorías?
Las respuestas son claras, salvo la mediocridad de nuestro elenco usurpador. No. No dejaríamos nuestras vidas y naciones a la merced de esa mayoría de naciones, cuyas políticas domésticas en general repugnan a nuestras conciencias.
¿Qué diferencia a Irak de otras dictaduras? Su voluntad de desarrollar armas de destrucción masiva y usarlas contra sus vecinos. Su falta de voluntad para detener la exportación de fanatismos.
El mundo “franco-alemán, ruso y chino” actual no acepta que se hagan imposiciones culturales que no fuera la propia de ellos, porque no tienen el valor de armar ejércitos, por ello podemos descansar en paz. Los EE.UU. son tradicionalmente aislacionistas, no intentan imponer su cultura política, pero lo que han dicho claramente es que tampoco han de tolerar naciones que con la excusa de su independencia política, sin declarar la guerra en forma abierta y tradicional den cobijo a terroristas, no controlen a sus fanáticos anti norteamericanos.
Eso no es una guerra preventiva sino “defensa propia”. Hay que aceptar que existe una nueva y cobarde forma de hacer la guerra, la del terrorismo, y los países que lo cobijan y alientan solo pueden ser derrotadas llevándolas a una guerra abierta.
Son las naciones musulmanas las que deben controlar a sus fanáticos, evitar que anden exportando su odio. Porque nadie está obligado a esperar una agresión pasivamente solo porque no le declaran la guerra oficialmente, o porque en lugar de sus ejércitos usen terroristas.
Para quienes duden de la conexión germana y francesa con Saddam Hüssein recordemos el ejemplo del programa del Misil Cóndor II que desarrollaba Alfonsín para el gobierno de Irak. Los científicos alemanes llegaban sin pasar por migraciones, el cohete se disfrazaba para “usos meteorológicos” de Egipto y Argentina, pero pagaba Irak que era el destinatario final. Eso se hacía en Falda del Carmen, Córdoba, eso también explica porque Alfonsín apoya la posición francesa y germana, porque todos juntos construían lejos de las inspecciones de la ONU un cohete de alcance medio para que Irak pudiera enviar sus armas bacteriológicas y nucleares a todos sus vecinos, aún violando espacios aéreos como hizo al lanzar sus Scuds sobre Israel en 1991.
Y recordemos que tampoco Israel estaba en guerra con Irak, sino que Saddam Hüssein intento “globalizar, generalizar y fanatizar a los pueblos musulmanes” provocando a Israel. Hechos que ningún pseudo pacifista quiere recordar.