N ° 14/2002
Buenos Aires, noviembre 04 de 2002.-
El usurpador y su banda quieren quedarse, quieren imponer un candidato y hasta están dispuestos a que sea el mismo que usurpa la Presidencia de la Nación, es decir el reiteradamente mentiroso Eduardo Duhalde. Ya olvidaron el pánico y la depresión que les produjo la muerte de dos piqueteros en Avellaneda. Ahora creen que hay una mejoría de la economía que les mejorará la imagen.
Ello sería posible si olvidamos a los culpables de nuestros males, es decir a ellos que tiraron una bomba neutrónica, duplicaron la pobreza en menos de 60 días y ahora como solo “tenemos 50% de pobreza” y el dólar está en solo 3,60 pesos desde hace unos 45 días quieren hacernos creer que estamos bien. Claro ellos viajan en auto oficial y con custodia pagada por nosotros.
Cuando agentes de la “mejor policía del mundo” (según dijera el mismo Duhalde en 1997, luego de 6 años de ser gobernador de la provincia de Buenos Aires) mataron a los piqueteros en Avellaneda, en un ataque de depresión ewl usurpador convocó a elecciones primarias para el 15 de diciembre y generales para el 30 de marzo de 2003, y una vez más prometió que solo quería cumplir esta usurpación y luego retirarse.
Han pasado pocas semanas y ha demostrado una vez más que es un mentiroso profesional. Para quienes dudan recuerden su discurso ante la Asamblea legislativa al aceptar el cargo que usurpaba luego del doble golpe de estado de diciembre 2001, la cantidad de veces que anunció que firmaría un acuerdo con el FMI en 10 días, la semana que viene, que no se entrometería en los contratos privados y los depositantes en dólares recuperarían sus depósitos en esa moneda, etc.
Ahora está dedicado a impedir que Carlos Menem pueda resultar electo candidato del Partido Justicialista, o Presidente de la Nación, cuestión que si existen tantos antimenemistas no debería ocuparle ni un segundo y si los votantes a favor de Carlos Menem son mayoría queda al desnudo que ya ni el voto del pueblo les resulta importante.
No solo el usurpador Duhalde se dedico a convocar un congreso partidario como presidente del mismo aunque había renunciado, sino que cancelo su agenda oficial –léase presidencial- para “puntear personalmente” los congresales. No tiene siquiera vergüenza de manipular a su partido siendo presidente de la Nación, y eso es algo que caracteriza a los dictadores, sino que ni siquiera cumple las tareas que está obligado legalmente. Para Duhalde el Partido Justicialista es más importante que la Nación, algo que no le perdonaría ni el propio Juan Domingo Perón.
La descarada intervención en la vida partidaria, en la manipulación del cronograma electoral, en las modificaciones de leyes, convocatorias electorales, etc. tiene una única y exclusiva explicación, no solo quiere obstruir el camino de un candidato –Carlos Menen- que en cualquier caso solo puede resultar Presidente de la Nación por el voto popular, sino que aspira a perpetuar su mazorca al frente del Estado Nacional.
Tan indisimulable intervención en la interna justicialista fue reflejada hasta por La Nación señalando que desde la Casa Rosada se habían pagado “viáticos, hoteles, y otros dineros” a los congresistas. Acto de corrupción y malversación de caudales públicos que obviamente los valientes y honestos fiscales de la Nación, como los chekistas de la Oficina de Encubrimientos y Persecuciones (Oficina Anticorrupción) ni siquiera promovieron investigar, ni mucho menos el denuncista a sueldo de Héctor Magnetto (Clarín), Ricardo Moner Sanz.
La gran cadena de la felicidad de los periodistas permite comentarios como el siguiente de Fernando Carnotta “Menem quiere ser presidente otra vez y Duhalde no sabe cómo trabarle el paso, el odio es lo que prevalece acá. El egoísmo que tienen, la falta de grandeza, no les importa nada.” Lo que cualquiera de buena fé debería razonar es que Menem tiene derecho de querer ser presidente y ello solo sucedería si tiene más votos que otros candidatos, entonces eso no es egoísmo, ni falta de grandeza sino proscripción. Que Duhalde un usurpador, un hombre que para llegar a Senador Nacional saco menos del 20% de los votos de su provincia se permita trabar el paso, es reconocer que Menem tendría mayoría de votos, luego no es tan odiado.
Solo se proscribe a quien puede ganar. Si no pensaran que el pueblo va a votar por Carlos Menem estas maniobras no existirían, entonces lo que están confesando es que no quieren que el pueblo vote, ni elija, que son una dictadura.
La actitud encabezada por el ex jefe de la SIDE, Soria, a los gritos señalando que no le importaba lo que dijera una jueza es una prueba clara de que clase de no democracia y no república encarna el desgobierno duhaldista. Debemos recordar que se trata del mismo Soria que hace algunos meses reunió a algunos jueces penales para “pedirles algunas cabezas” que el gobierno necesitaba.
El desgobierno de Eduardo Duhalde tiene todas las características de una dictadura, le falta legitimidad y legalidad, manipula las instituciones para digitar su sucesión y da más importancia a la vida partidaria de su partido que al gobierno mismo, presiona a la justicia y cuando un fallo le es desfavorable la ignora, viola los derechos de propiedad. Un gobierno que usa dineros estatales para comprar voluntades de congresistas partidarios, que retiene dineros a los gobiernos provinciales para extorsionar a sus gobernadores buscando que apoyen sus acciones partidarias. Y por supuesto todo ello se hace en nombre del pueblo, de los que menos tienen, aun cuando cada medida de gobierno hace que cada vez más argentinos tengan menos.
Duhalde y muchos políticos están arrojando su máscara, y también la máscara de su apego a la democracia, a ellos hay algo que no les importa nada, el pueblo, las garantías y derechos de los ciudadanos, un grupo de dictadores que tomó el poder mediante dos golpes de estado en menos de 15 días, y no piensan entregarlo.