N ° 14/2002
Buenos Aires, noviembre 04 de 2002.-
Luego de cerrado el intento de juicio político a la Corte Suprema de Justicia se produjo la renuncia de Gustavo Bossert. De inmediato la usina progresista comenzó a sostener que había renunciado el mejor juez de la Corte, el menos cuestionado, etc.
Cabe preguntarse menos cuestionado por quienes, mejor para quienes. Por ejemplo Bossert era el mejor juez para la ex montonera y diputada Nilda Garré, titular de un registro de la propiedad automotor adjudicado por favores de militancia política, privilegio que mantiene mientras ejerce su diputación. Registro que cubre una coqueta y pudiente zona Barrio Norte en forma de asegurarse mayor número de trámites, altas y bajas, es decir de los especialmente lucrativos.
Bossert fue el menos cuestionado de los jueces de la Corte, por los Diputados que todos reclaman que se vayan, ser el menos cuestionado de esos diputados no es una distinción sino casi una confesión de una complicidad más detestable.
Bossert llego a la Corte Suprema de la mano de Raúl Ricardo Alfonsín luego del Pacto de Olivos, lo cual demuestra que tenía una cierta dependencia política nada menos que de uno de los políticos más profesionalizados y de peor criterio administrativo de nuestra historia. Un político que cuando fue sorprendido con la sugerencia de “cajonear” la designación de un juez, promover la de uno más amigo, se enojo con el fotógrafo.
Bossert había tramitado su jubilación especial en 1999 pero seguía en su cargo, solo renunció ahora que se derogaban esas jubilaciones, no fuera cuestión de perderla o tener que demandarla judicialmente.
Bossert se excuso en más de 3.000 expedientes constituyendo ello un récord para el Libro Guinnes, es decir que más que un juez tuvimos un ñoqui en la Corte.
Bossert remitió su renuncia al Usurpador Eduardo Duhalde argumentando cansancio moral causado por el trámite del juicio político, y lo trato de “excelentísimo señor presidente” en acto que demuestra su absoluta inmoralidad, aya que si el intento de juicio a la Corte Suprema tuvo impulso, se estiro tanto tiempo fue solo porque Duhalde y sus mazorqueros querían imponer una corte adicta. Y aún peor le deseo éxito, lo felicito por su fuerza, etc. La verdad que su renuncia fue un acto de obsecuencia innecesario e indebido.
Objetivamente renunció el peor juez de la Corte, el más vago, tanto que ni siquiera merece percibir una jubilación.