Artículo

  Volver atrás

N ° 13/2002

Buenos Aires, octubre 21 de 2002.-

EL SILENCIO DE LA DERECHA, LA IMPUNIDAD DE LA IZQUIERDA

Una vez más estos días podemos comprobar como la izquierda se ha apoderado de los medios de comunicación, y no solo de Argentina sino de casi todo el mundo, ha sido el caso de las “no declaraciones de Otto Reich”, pero han sido solo una punta del iceberg.

La izquierda ha logrado intimidar a cualquiera que defienda al capitalismo y las libertades individuales, nadie se anima siquiera a denunciar a un izquierdista, un comunista, ni un socialista. Hace algunos años el estigma era vincular a cualquiera con la violación de derechos humanos, ahora es la denuncia de corrupción, repetida hasta el hartazgo con la sistemática metodología de Goebbells.

No importa que sean simples manifestaciones políticas y periodísticas no probadas jamás judicialmente, porque frente a su mentira el paso siguiente siempre ha sido descalificar la justicia por “encubrir y proteger” a los corruptos.

Veamos el caso de la periodista Rosa Townsend de El País, que se permitió “interpretar” las palabras del Subsecretario Otto Reich y además a través de lo que decía otro periodista según se sabe ahora. Lo relevante es que Reich es también un exilado cubano ante la persecución totalitaria del comunista Fidel Castro, que ha combatido al comunismo apoyando a los guerreros por la libertad “Contras” en Nicaragua contra la dictadura castro comunista del Frente Sandinista.

¿Cómo puede ser que si debe señalar algún político corrupto un anticomunista como Reich se le ocurra primero el nombre de Carlos Alemán en Nicaragua o Salinas de Gortari de Méjico?

¿Cómo puede ser que ningún periodista mencione a Fidel Castro, a Alan García, a Daniel Ortega, a Horacio Verbitsky, a Raúl Alfonsín, Gabriel García Márquez por ejemplo?

Han logrado imponer la difamación, la agenda y los nombres, pero también han logrado la impunidad para sus jefes e ideólogos y hasta su promoción como hombres “honestos”.

Fidel Castro carga sobre sus hombros decenas de miles de muertos fusilados, torturados, presos sin juicio, persecución a quienes piensan distinto, agresión a otros países sirviéndose de traidores terroristas como Horacio Verbitsky, Miguel Bonasso, Mario Firmenich, Roberto Santucho, etc., sirviendo de cómplice a narcotraficantes para financiar sus servicios de exportación revolucionaria, léase de terrorismo genocida.

Daniel Ortega aun vive en una casa que confiscó, se ha protegido con fueros legislativos ante la querella criminal de su hijastra por abuso sexual cuando ella tenía solo 13 años, ha matado y asesinado sin juicio a miles de personas solo por ser opositores, y ha saqueado su país y su pueblo junto a la pandilla sandinista.

Alan García, Raúl Alfonsín, Eduardo Duhalde, etc. han robado reservas del pueblo, emitido dinero falso (inflación), se han robado dinero de empresarios, jubilados, etc. siempre con la falsa excusa de redistribuir lo ajeno para ayudar a los que menos tienen. Pero todos deberíamos entender que el robo no se define porque el ladrón disfrute para si mismo el botín, ni por los motivos personales que use como excusa, el robo es quitarle a cualquiera lo que es de su propiedad en forma injusta, y ello aun cuando el método sea una norma formalmente válida.

Horacio Verbitsky, Miguel Bonasso, Gabriel García Márquez, como muchos otros propagandistas del genocidio comunista y del castrismo viven y disfrutan del producto de saqueos, confiscaciones y secuestros extorsivos, han encubierto terroristas asesinos y algunos de ellos hasta han matado poniendo bombas. Pero se presentan en todos lados como “custodios de la moral democrática”.

Pero ni los periodistas, ni Otto Reich, ni casi nadie cuando piensa en un corrupto piensa en ellos, los menciona, solo se nos ocurren los nombres de quienes la izquierda difama en forma sistemática.

Tenemos otro ejemplo cercano que tapó el escándalo de la mentirosa periodista peruana y las declaraciones de Reich. Hace algunos días cuando el ex presidente Carlos Menem se presentó ante alguno de los muchos jueces que sirven a las persecuciones políticas de los desgobiernos anterior y actual los movileros como es usual pasaron por encima de todo el mundo y algunos simpatizantes que apoyaban a Menem le habrían pegado un puñetazo a uno de ellos. Esto fue reproducido y presentado en forma bochornosa como si se tratara Carlos Menem él mismo de un hombre que anda promoviendo la violencia.

Los mismos periodistas que así hablaban presentan a los delincuentes piqueteros, a secuestradores extorsivos, a militantes izquierdistas de Quebracho, Hijos, etc. como dirigentes sociales. Ellos pueden ir a agredir y “escrachar” a Carlos Menem, a Ricardo López Murphy, a Patricia Bullrich, a cualquiera que defienda el capitalismo y los periodistas seguirán condenando a las víctimas. Ahora que si alguno de nosotros alguna vez reacciona y aunque este solo contra mil le pega un trompazo en un acto digno se nos tratará como unos violentos.

 

  Volver atrás