N ° 12/2002
Buenos Aires, septiembre 20 de 2002.-
Los demagogos populistas se la pasan repudiando la deuda “externa”, en realidad la deuda pública total, y uno de sus argumentos predilectos es que nadie vio llegar el dinero que debemos.
La semana pasada el Congreso de la Nación, el mismo que aplaudió el default en diciembre pasado aumento la deuda pública en novecientos millones de pesos al decidir pagarle a los ex empleados de YPF que se fueron antes de la privatización una “indemnización” por no haber participado del programa de propiedad participada que correspondía a los trabajadores de las empresas del Estado privatizadas durante el gobierno de Carlos Menem.
Esos políticos populistas, sacerdotes y periodistas izquierdistas que se llenan la boca denunciando la deuda aplaudieron esta nueva conquista social que obviamente es nueva deuda que pagaremos otros.
La causa es inmoral porque esos ex empleados de YPF habían cobrado indemnizaciones de varias decenas de miles de dólares, ya no eran empleados de la compañía por lo tanto no tenían derecho a ser accionistas de YPF S.A. vía el programa de propiedad participada, luego tampoco tenían derecho a indemnización alguna.
Esta nueva deuda es inmoral e ilegal aunque la haya votado y aprobado el congreso, quienes la votaron favorablemente deberían ser demandados para indemnizar al resto de la sociedad y algún juez decretar la nulidad de la misma.
Seguramente muchos de los privilegiados que esperan cobrar esta “dádiva” repudian la deuda e impulsan el no pago ¿seguirán pensando así si logran hacerse de estos nuevos bonos de deuda?
¿Alguien les reclamará alguna vez los miles de millones que como empleados de YPF Sociedad del Estado nos robaron a los demás argentinos?
Esta demagógica y populista ley es una buena demostración de cómo hemos llegado a tener una deuda monumental. Porque estamos llenos de socialistas y populistas que reparten sueños y dinero a manos llenas, pero que alguna vez debe pagarse. En Argentina se pagan pensiones y jubilaciones a quienes jamás aportaron, indemnizaciones a quienes no les corresponden, seguros de cambio a empresarios amigos, sueldos a amigos y familiares que no trabajan, servicios de consultoría a amigos que jamás han dado ningún fruto, y todo se pagó y se paga con deuda pública.
Tampoco esta vez alguien verá llegar estos 900 millones, y después vendrán los mismos irresponsables que promueven, apoyan y votan leyes como esta a denunciar la ilegítima deuda. Espero que en ese momento al menos sean responsabilizados por esta también y que los privilegiados que han de cobrarla no se enojen cuando más adelante descubran que la deuda pública argentina nada vale fruto de la misma irresponsabilidad con la cual ellos hoy creen estar recibiendo un beneficio.