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N ° 10/2002

Buenos Aires, agosto 26  de 2002.-

LA GUERRA ES SOLO DE DUHALDE

En los últimos meses una idea llena las voces de locutores, gasta tinta en diarios y revistas, repetida sin cesar y a fuerza de ello parece una verdad establecida, que la “guerra entre Menem y Duhalde está destrozando al país”. Una guerra necesita primero de dos bandos con capacidad de atacarse, y hasta ahora solo vemos a Duhalde y su banda, a la izquierda anticapitalista y muchos tilingos rentistas de “clase media” empeñados en demostrarnos que existe una guerra tal.

Sin embargo los hechos demuestran lo contrario. Solo Duhalde está empeñado en tomar cualquier medida, sin importar su legitimidad, legalidad, ni constitucionalidad para impedir que si el pueblo quisiera ver a Carlos Menem como presidente de la Nación ello pueda suceder.

La primera línea de combate lo constituye la alianza de los devaluadotes, pesificadores, en especial las empresas “culturales” (léase medios de comunicación del Grupo Clarín y de izquierda).

El método es la difamación permanente, el silenciamiento del resultado desastroso de las gestiones de los gobiernos de De la Rua y del mismo Duhalde. El siguiente método consecuencia de las mentiras publicadas son las denuncias penales y el acoso judicial.

La etapa de mayor presión es la persecución judicial bajo falsas denuncias, mentiras y en base a denunciantes y testigos “anónimos o protegidos”. Cualquier hecho es bueno para denunciar a un procesar o perseguir una persona si ella está cerca de Carlos Menem, e inclusive a él mismo. Si esto se puede hacer con un ex presidente los demás ciudadanos estamos en mucho mayor peligro.

Un caso bastaría como ejemplo, desde el 10 de diciembre de 1999 han existido más incendios forestales, y se han quemado más hectáreas de bosques que durante la gestión de María Julia Alsogaray, pero ni uno de sus sucesores ha sido siquiera denunciado por los mismas cuestiones que ella. No es que esos funcionarios hayan cometido delito alguno, pero tampoco María Julia Alzogaray cometió delito alguno en esa materia y sin embargo ella está perseguida en la justicia.

No hablemos del PAMI y su crítica situación actual, de los jubilados y pensionados sin servicios que son ignorados por Clarín, Telenoche, Santo Biassatti, Magdalena Ruiz Guiñazú, etc. cuando a Víctor Alderete le dedicaron 37 primeras planas. La caja de cristal de la Alianza, plagada de contrataciones directas observadas por la AGN, la intervención mazorquera que encabeza Corchuelo Blasco que sigue el modelo de gestión del primer triunvirato de la Alianza no ha merecido ni una tapa, ni una investigación.

Es decir que para los medios de comunicación parece que estamos en el paraíso. Se pierden 400.000 empleos en seis meses y la culpa no es ni del gobierno actual, ni del anterior, sino del que terminó hace dos años y medio.

La Nación el 19 de agosto desnudó la cuestión como si fuera algo republicano que dos ministros le expresen of the record que si Menem obtiene la impugnación de los decretos de convocatoria a elecciones por inconstitucionales entonces Duhalde iniciará una campaña contra Menem.

Dos ministros de la nación anuncian primero que si la justicia no hace lo que el usurpador Duhalde decide para ellos es la guerra, en otras palabras confiesan que desprecian la existencia de una justicia independiente, de un sistema republicano como el establecido por la Constitución.

Y encima que como consecuencia de ello el Presidente de la Nación y su gobierno usurpador en caso que un ciudadano, en este caso Carlos Menem, obtenga el reconocimiento de sus derechos en la justicia, ellos pondrán al Estado al servicio de una campaña contra ese ciudadano.

Todo como si solo se comentara un té de señoras “bien” para un acto de caridad. Una vergüenza indigna de nuestra república y que ningún medio señala.

Entonces la teoría de la guerra, porque de esa forma se exculpa a los únicos irresponsables de esta terrible crisis.

La devaluación, el default, la pesificación, la ruptura de contratos, la confiscación de los depósitos, la confiscación de las exportaciones, la manipulación descarada de la justicia para perseguir opositores, la persecución y extorsión a los jueces, todo, absolutamente todo está hecho por Eduardo Duhalde y su desgobierno.

¿Cuál ha sido el acto de guerra de Carlos Menem? ¿Querer elecciones transparentes, con padrones limpios? ¿Oponerse a la confiscación de los depósitos, a la devaluación, a la ruptura de contratos, a la expulsión de capitales, a la pauperización generalizada de los argentinos?

Eso no es guerra, en todo caso es la defensa de un modelo donde todos vivíamos mejor y con más garantía de libertad y justicia.

Acá el único que está en guerra es el usurpador Eduardo Duhalde y su desgobierno, su alianza retrógrada, en guerra contra Menem, en guerra contra el pueblo, contra la Constitución Nacional, contra los derechos y garantías individuales.

Quien está destruyendo al país es el segundo gobierno de la alianza del usurpador Eduardo Duhalde, quien está picando los escombros que dejaran sus antecesores.

 

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