N ° 10/2002
Buenos Aires, agosto 26 de 2002.-
Si la opción es Juan Pablo Cafiero vs. Osvaldo Mércuri, no tengo dudas de que estaré junto a Cafiero, a quien ni siquiera conozco pero tengo referencias de que no es un corrupto como Mércuri (sí, afirmo que Mércuri es un corrupto, y vamos ante el tribunal que elija él o Joaquín Alonso o Guillermo Cherasnhy o sus otros operadores). Y si la opción es Felipe Solá vs. Juan José Álvarez, no tengo dudas de que elegiré Solá, aún cuando conozco más a Álvarez (o probablemente a causa de eso).
Pero, en verdad, esa es una falsa opción, y me niego a caer en la trampa de las elecciones ficticias. Ellos (Cafiero, Solá, Álvarez, Mércuri, etc.) han sido marionetas de Eduardo Duhalde, habitantes de la trouppe que frecuenta los humores de Hilda González de Duhalde, y hoy se enfrentan por los restos del naufragio.
Lo que resulta indignante es que en un vocero de la Cámara de Diputados bonaerense afirme que a Cafiero se le fue de la mano una fuerza policial de 45.000 hombres, como si a Eduardo Duhalde le hubiese ido mejor. ¿Acaso se habrá olvidado la cantidad de veces que debió cambiar, a su pesar, sus conducciones policiales, y lo único que logró fue una fuerza policial corrupta e ineficiente, algunos de cuyos más brillantes jefes se encuentran detenidos por diversas causas, incluyendo el magnicidio del atentado contra la sede de la Amia?
Hay falsos periodistas como Guillermo Cherasnhy que se paran frente a una cámara de TV para, durante tres domingos seguidos, putear a Felipe Solá como el padre de los desvelos bonaerenses cuando él fue un esbirro de Carlos Federico Ruckauf, el más vil seguidor que tuvo Duhalde de sus políticas nefastas.
Sí, los problemas de la provincia de Buenos Aires vienen desde hace mucho tiempo pero muchos de ellos se aceleraron con Duhalde y su gente.
No puedo ignorar lo que me relató Marcelo Bassani, quien fue funcionario de la Gobernación de la UCR, entre 1983 y 1987: el área de Seguridad era una subsecretaría provincial, ni siquiera era secretaría porque no había necesidad, no era un tema prioritario en la provincia de Buenos Aires, y apenas han pasado 20 años.
Estoy indignado porque, además, es un juego de hipócritas. ¿Con qué cara Álvarez puede decir que son declaraciones desacertadas la de un funcionario bonaerense que afirma que los intendentes coparticipan de las cajas negras policiales?
Álvarez quiere ser gobernador bonaerense pero si me trata de pelotudo, nunca va a tener mi voto. ¿O no es tratarme de pelotudo negar que cada cargo jerárquico de la Policía que parió Duhalde, tiene un precio, y que hay que recaudar y redistribuir? ¿Quién lo ignora?
¿Acaso no fue de lo único que se hablaba cuando Duhalde estaba peleado con la conducción policial bonaerense, en las dos semanas posteriores al asesinato del fotógrafo Cabezas? La acefalía en la caja recaudadora / distribuidora llegó a plantear la posibilidad de un pico de inseguridad porque cada jefe policial haría la suya.
¿Qué quiere Álvarez? ¿Él se banca que revelemos los verdaderos motivos de la renuncia del jefe de la Gendarmería Nacional Argentina? ¿Cuál era el monto que Álvarez esperaba que el comandante enviara periódicamente?
La provincia de Buenos Aires se hunde porque se hundió hace mucho y por ser tan grande, tan relevante, arrastra a la Argentina si el resto del país no reacciona con velocidad y destreza.
A esta hora se está velando a Diego Peralta y lo más triste es que uno descubre que a muy poquitos le interesa en verdad el adolescente Peralta. Para la mayoría es una excusa para seguir haciendo política, los cadáveres no importan pero tampoco los vivos.