N ° 02/2001
Buenos Aires, enero 15 de 2001.-
Educ.ar es la prueba del atraso metal y cuan corruptos son los dirigentes aliancistas. De como todavía hoy en nuestro país algunos usan al estado para hacer sus negocios y “hacerse” pasar por empresarios.
Educ.ar es una empresa del estado, creada a partir de una donación privada, pero empresa estatal al fin. Es usada para ‘apretar’ a empresas a quienes les piden ‘contribuciones’ al proyecto educativo gubernamental. Adicionalmente una sociedad 100% privada comercializará el portal y la publicidad en el mismo, negocio del que pocos hablan.
Existe una primera cuestión que es la violación de la Ley Federal de Educación que el gobierno nacional encabeza con el proyecto Educ.ar, ya que esta ley provincializó la administración y dirección de la educación, por lo tanto crear una herramienta informática para difundir contenidos desde el estado nacional viola las autonomías provinciales.
Por supuesto que viola nuestra libertad, y le da al estado un poder de lavado de cerebros totalmente socializante.
Para el desarrollo de Educ.ar se constituyó un nuevo directorio integrado por varias personalidades destinadas a ayudar a hacer un mejor “negocio” con el crédito del estado. Como cándidamente reconoció el hijo del Presidente Fernando de la Ruina que con Cavallo se facilitaría la obtención de un crédito del BID por U$ 327 millones. Crédito que pagaremos todos los argentinos para que Aíto de la Ruina se sienta y juegue al empresario, se gane U$ 5.000 dólares mensuales que nadie le pagaría por haberse copiado en la universidad.
El deslumbramiento del poder es tal que muy pronto Luis Moreno Ocampo olvido sus denuncias sobre los abusos de poder y la corrupción del gobierno que interviene en causas judiciales inclusive privadas, para correr a aceptar un cargo en el directorio de Educ.Ar. Así son los custodios morales que el Grupo Pravda Clarín ha sabido darnos. Ya resultaba extraño que este connotado miembro de los niños mimados del Pravda Clarín hubiera quedado fuera del fracaso de gobierno que recibimos de gracias a él.
Beatriz Nofal ya ha olvidado su anterior vinculación con la tecnología. Fue una empresa, radicada en Misiones para disimular, dedicada a fabricar PCs (computadoras personales) cuando Alfonsín resolvió desarrollar la producción nacional imponiendo a los consumidores aranceles de importación del 100% para proteger la “industria nacional”. Fue la famosa Resolución 44 de la Secretaria de Comercio, gracias a la cual los argentinos debíamos pagarle carísimos clones a quienes en la frontera decían fabricarlas. Pero ni siquiera esa barrera arancelaria le permitió salvarse de la quiebra a la empresa que Beatriz Nofal dirigió. Luego de lo cual se convirtió en Secretaria de Industria bajo el gobierno de Raúl Alfonsín.
Cavallo conoce muy bien las razones por las cuales Juan Llach renunció a su cargo de Ministro de Educación, de la resistencia al cambio del gobierno, de la intención de seguir financiando a Franja Morada con fondos públicos, etc. por ello comparar a Sarmiento con De la Ruina es un exceso injustificable. Juan Llach es uno de sus más cercanos amigos, si los tiene, y colaborador, por ello las palabras de Cavallo mueven a pensar una vez más en su incontenible ambición de poder y verbal.
Que Cavallo pretenda que por poner más computadoras en colegios y por darles Internet se este apoyando a la educación es de un simplismo tan ingenuo y falso que merece la reprobación.
Todas las justificaciones dadas por Domingo Cavallo sirven para demostrar que ignora en forma absoluta el problema esencial de la educación argentina. La falta de libertad y competencia, la usurpación por la clase dirigente de la función paterna de elegir la educación y los valores que han de ser enseñados a sus hijos.
Otro de los nuevos directores de Educ.Ar es Juan Carlos Tedesco que al día siguiente de asumir su cargo publico una nota en La Nación de la cual he extraído sus últimos tres párrafos, y los comentarios a ellos que van de inmediato y en azul para distinguirlos.
Promesa retórica
El dinamismo y la innovación no pueden estar asociados a mecanismos de competencia, sino a la profesionalización docente, a la calificación de la demanda social y a un proyecto de país cuya ejecución sea asumida colectivamente.
Un buen palabrerío del cual existe un error conceptual que marca toda la ideología socialista del autor, porque es justamente la competencia la que genera innovación y dinamismo. La profesionalización a partir de un concepto erróneo solo asegura la repetición de error y su profundización.
Pero el final de párrafo acerca del proyecto de país asumido colectivamente demuestra la perversidad de estas ideas. Para ello hacer un poco de historia viene bien, el nazismo fue asumido, y ejecutado, colectivamente, y sus dirigentes se profesionalizaron en dinamizarlo. Igual sucede con el comunismo, antes en la esfera soviética y todavía en Cuba, Corea del Norte. Quienes no asumieron colectivamente el nazismo fueron a dar con sus huesos a una fosa común. Quienes no comparten el ideario colectivo establecido por Lenin, Stalin, Fidel Castro, Mao Tse Tung también terminaron con sus vidas en algún fusilamiento genocida.
Los proyectos de país que deben asumirse colectivamente excluyen y persiguen a quienes piensan distinto, a quienes tienen otros objetivos de vida.
La prioridad a la educación no puede seguir siendo una angelical promesa retórica. Sólo una estrategia de largo plazo, donde el objetivo de una educación universal de buena calidad sea un componente central, permitirá tomar decisiones en medio de la crisis.
En toda crisis se toman decisiones, su acierto no depende de una educación universal, sino de la comprensión de las causas de cada crisis y de las alternativas de resolución. Creer que una educación universal de buena calidad permite tomar decisiones ante una crisis es un voluntarismo desmentido por la experiencia histórica de civilizaciones que teniendo esa educación fracasaron y desaparecieron o retrocedieron. Como sucede con la misma Argentina.
La pregunta central es: ¿qué queremos dejarles a nuestros hijos y nietos? Asumir esa responsabilidad es un indicador de la capacidad de la clase dirigente para ser considerada como tal.
La aceptación de la existencia de una clase dirigente que toma resoluciones tan importantes como la educación de nuestros hijos es en sí una aceptación del autoritarismo y del colectivismo. Justamente el problema de la educación moderna, y en especial en Argentina, es la inexistencia de competencia y libertad para que los padres la decidan.
Tedesco ya no solo pretende que la “clase dirigente” decida por nuestros hijos sino también por nuestros nietos, algo que obviamente corresponde decidir a nuestros hijos, ni siquiera a nosotros como abuelos.
Si la clase dirigente para ser considerada como tal debe lavar los cerebros de mis hijos, y aun las de mis nietos si alguna vez los tengo, estamos ciertamente ante la exacerbación del autoritarismo y del colectivismo. Lo que Tedesco, y el gobierno al que ha entrado, nos quieren vender como modernismo no es otra cosa que una colosal operación de lavado y manipulación de cerebros.
El autor (Juan Carlos Tedesco) fue presidente del Foro de Estudio de la Administración de Justicia
¡Así está la administración de nuestra Justicia!
En suma todo cuanto en la última semana se nos vendió, otra vez, como un impulso del gobierno a la ‘educación’ no es otra cosa que el crecimiento de un gigantesco Matrix destinado a manipular los cerebros y vidas de los argentinos, formando ordenados siervos que sirvan a Big Brother y su clase dirigente. De hecho lo han venido haciendo y con tanto éxito que hasta los mismos ciudadanos que los denuestan son quienes lo votan.
Como demuestran las palabras de Juan Carlos Tedesco con Educ.Ar solo están agregando herramientas que hacen más peligroso a Big Brother y su Matrix (la educación colectivizada).
PD. Y además están montando un mega negociado al amparo del estado.