N ° 02/2001
Buenos Aires, enero 15 de 2001.-
Big Brother, el Gran Hermano, así definía George Orwell al estado y al gobierno en su obra 1984, podía vigilarte desde pantallas de televisión, o con tus vecinos concientizados con un proceso de lavado de cerebros permanente.
Dos burocracias modernas están logrando que las personas acepten sin remedio una invasión de nuestra intimidad, se trata de los organismos de recaudación de impuestos y de ‘combate’ al narcotráfico. Además cada día hacen las regulaciones más complejas para así justificar su existencia y salarios, más allá que su ineficacia está demostrada por el constante aumento del consumo y tráfico de drogas y en Argentina una menor recaudación tributaria.
Dentro de no mucho tiempo la AFIP dispondrá la instalación de cámaras en nuestras casas para evaluar si tenemos un nivel de vida acorde con nuestras declaraciones de impuestos, si tenemos empleados de servicio doméstico no declarados, etc.
Esas cámaras también le permitirán saber si estamos a favor de la libertad y por lo tanto hablamos contra la vigilancia del estado. Si comprueba que somos “revolucionarios” podría embargarnos nuestras cuentas y bienes sin necesidad de pasar por un juez y que podamos defendernos. Lo hará simplemente acusándonos de haber evadido o no haber pagado algún inconstitucional impuesto de los tantos que nos imponen.
No es un chiste la AFIP en nuestra democracia tiene esos poderes y el lavado de cerebros de la clase dirigente ha convencido a la mayoría que podemos ser vigilados en nuestras casas, en nuestra vida privada, todo bajo la excusa “colectivista” de la falta de solidaridad de los evasores impositivos, etc.
La semana que paso la AFIP anunció que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria había desarrollado un software que permitirá controlar satelitalmente las cantidades de animales de cada productor y las superficies sembradas. Todo en forma individualizada con relación a los registros de propiedad.
He escuchado a muchos decirme esta semana que está bien este control porque el campo es evasor. He leído a los imbéciles directivos de las organizaciones agropecuarias decir que e control no está mal, pero será ineficiente porque ellos no son los evasores.
Los llamo imbéciles porque están aceptando la invasión de su propiedad y la creación de un estado vigilante, y como no tienen el valor de señalar el atropello que significa se limitan a hablar de la eficiencia. A los que creen que estos controles les llegan a otros y a ellos no que esperen un tiempo, y cuando les toqué mansamente serán llevados un nuevo Gulag.
El estado no tiene ninguna facultad para vigilarnos, ni aun con la excusa de recaudar impuestos. Es un atropello, que al igual que un dique cuando se fisura luego no se detiene hasta derribar todas nuestras libertades. El estado no es un fin en sí mismo, no es una hidra que estamos obligados a alimentar.
La primera cuestión es que el INTA no tiene estas funciones y por lo tanto ha malversado el dinero público. La segunda es que todos los productores agropecuarios que creen que el INTA debe ser mantenido con impuestos de otros ahora van a pagar cara su ingenuidad, ya que el INTA no está para ayudar al desarrollo del sector agropecuario sino como uno de los múltiples brazos de la hidra del Gran Hermano donde quedan atrapados los ciudadanos.
Si admitimos que pueda controlarse por satélite a cada productor estaremos aceptando que más temprano o tarde el gobierno meta una cámara en nuestra casa, que convenza nuestros hijos, parientes, empleados que ello es bueno porque hay que controlar a los “malos ciudadanos”, a los “ciudadanos no solidarios o antidemocráticos”, ya que en nombre de la democracia también se han cometido los más grandes crímenes del siglo XX.
Claro que cuando esas cámaras se instalen servirán para controlarnos en forma absoluta. Algunos creerán que no va a pasar, a ellos les digo que muchos cuando Adolf Hitler escribió Mein Kampf (Mí Lucha) tampoco creyeron lo que después sucedió. Tampoco los rusos creían que los comunistas podrían suprimir las religiones y matar más de cien millones de personas en menos de 72 años, pero sucedió.
El Gran Hermano está creciendo y nos lava el cerebro para que aceptemos su expansión Usa la moderna tecnología, ya no le hará falta erigir un complejo de campos de concentración para alojarnos, reprimirnos, controlarnos y explotarnos, nos está convenciendo de aceptarlo en nuestras casas sin resistencia alguna.
El control satelital de la producción agropecuaria en forma individualizada y bajo la excusa de combatir la evasión fiscal es un caballo de Troya. Además tiene todos los elementos de la maldad colectivista y su inmoralidad profunda de convertir, crear un grupo de “traidores y sanguijuelas” antisociales. Pero es solo un caballo de Troya, cuando el Big Brother entre en nuestras casas el enemigo estará dentro y será más difícil combatirlo y recuperar nuestra libertad.