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N ° 02/2001

Buenos Aires, enero 15 de 2001.-

CALIFORNIA Y LA CEE DOS ÉXITOS DEL SOCIALISMO

      Hay muchos que sostienen que los “países centrales” están a salvo del socialismo y sus fracasos, que países como la Argentina, emergentes o directamente subdesarrollados están condenados por alguna maldición divina ilevantable. Sin embargo esta sospecha o prejuicio son falsos y como muestra de ello la semana anterior se conocieron dos situaciones del Primer Mundo progresista, una en California que podría ser el corazón mismo del capitalismo.

California sirve, en especial, como demostración acerca de la imposibilidad de desarrollarse bajo el “libre mercado” de nuestro sector si dejamos de prestar atención al avance del progresismo en el estado. A la creación de un estado intervensionista y reglamentarista que termina por matar aun a Silicon Valley. Y por supuesto de como los burócratas y políticos progresistas pretenden culpar al libre mercado de sus propios fracasos.

      California está por sufrir escasez de electricidad. No resulta fácil rastrear causas hasta 25 años atrás pero ante el anunció que las dos compañías de servicios eléctricos de California están por ampararse en la ley de quiebras los bonos de Pacific Gas and Electric Suthern Edison sus bonos cayeron de la categoría triple AAA a solo un escalón antes de “bono basura”, los bancos que las financian ya están estudiando el grave impacto que sufrirán.

      Las compañías de alta tecnología de Silicon Valley saben que perderán cientos de millones de dólares por los cortes de energía.

      El producto bruto interno de California es de 1,2 trillones de dólares, por lo que su caída por falta de energía afectará a todo la economía de los EEUU.

      Frente a esta situación el gobernador Gray Davis (demócrata) ha expresado que el peligro es tan grande que el “estado debe tomar el control de la propio destino de la energía” (sic). De hecho es justamente lo que ha sucedido por vía de un reglamentarismo absurdo impulsado por grupos ecologistas hace 25 años y cuyo desastre final fue la “ley de ¡desregulación! del mercado de la electricidad”. Que en realidad fue una regulación absoluta que impidió nuevas inversiones y entrada de competidores.

      Como puede verse claramente en las palabras del gobernador Davis la tentación socialista y la corrupta idea de crear un estado empresario tiene importantes defensores en una economía que se supone entre las más libres del mundo. Inclusive un progresista llamado Paul Krugman ha sostenido que la solución “es el estado federal establezca una temporaria re-regulación” (sic).

      Sin embargo la crisis energética actual de California es producto de una legislación establecida en 1996 por el gobierno demócrata que regulo en forma rígida cuyo corazón es que todas las tarifas eléctricas al minorista son fijadas por el gobierno estadual y las mayoristas por el libre mercado. En un año donde los combustibles aumentaron sus precios, como el gas más de un 100% de cuanto se puede trasladar a tarifa minorista, el Gobernador porque tenía elecciones no permitió trasladar esos aumentos a los consumidores finales. La consecuencia ha sido llevar a las compañías al punto de quiebra y supresión de inversiones.

      Existen otras regulaciones dentro de esa ley que prohíben el traslado de ciertos costos e inversiones, lo cual ha impedido que se establezcan nuevas compañías y permitió a las existentes seguir vendiendo sin realizar nuevas inversiones.

      Mientras tanto desde hace 25 años muchas líneas de transmisión y plantas de generación eléctrica fueron demoradas, o directamente no construidas por la oposición de los grupos ecologistas californianos.

      Mientras tanto Silicon Valley y toda California crecían demandando cada vez más energía.

      Mientras tanto las autoridades de california en una desesperada evasión de pagar el costo de su fracaso regulatorio pretenden que el Estado Federal obligue a compañías de otros estados a vender la electricidad que nadie sabe quien pagará ante el peligro de quiebra de las compañías californianas.

      Una vez más la soberbia de los políticos y burócratas, de la ‘clase dirigente’, y su regulación, por muy sofisticada que la crean, han sido inexorablemente derrotados por las fuerzas de la oferta y la demanda

      Pero los irresponsables que produjeron esta situación pretenden culpar al libre mercado por las consecuencias de un mercado altamente regulado y rígido por normas legales, algo que siempre termina perjudicando a inversores y consumidores como puede verse.

      25 estados de los EEUU han optado por una real desregulación, encabezados por el de Pennsylvania con un gran éxito en baja de tarifas y nuevas inversiones.

      Una lección adicional para extraer es el alto costo de la demagogia para la sociedad y como nadie está a salvo de las regulaciones rígidas y colectivistas. Mientras los californianos creían estar a salvo de las regulaciones y del estatismo, trabajaban y producían para satisfacer consumidores, el estado había minado su camino.

      Por eso cada vez que creemos que las regulaciones de otro sector no nos afectan deberíamos comprender que la restricción de la libertad de otros termina por afectar nuestras vidas también

      El caso de CEE se trata nada menos que de la sede de su Comisión Europea. El famoso edificio de Bruselas fue desocupado en 1991 para ser reciclado al comprobarse que en su construcción (fines de los sesenta) se utilizaron 1.400 toneladas de amianto altamente contaminantes. ¡Viva el ecologismo de los progres europeos!

Los burócratas “comunitarios” establecieron un presupuesto total de 156 millones de Euros para las refacciones. Las obras debían terminarse para 1997.

Todavía hoy se halla en obras el edificio y ya se gastaron 705 millones de Euros. Las obras podrían terminarse para finales de marzo del año 2003 a un costo final que ha de superar los 1.000 millones de Euros.

¿Imagina alguien una empresa privada que tardara más de 12 años para reciclar sus oficinas centrales y los responsables se excedieran en más de 6,4 veces el presupuesto original donde estarían sus directivos, y ello sino hubieran quebrado a empresa misma?

¿Porqué se destapó este escándalo de los burócratas colectivistas europeos? Porque el gobierno belga no podrá reinaugurar el edificio este año en septiembre durante su turno en la presidencia de la Unión Europea. Ha sido el fracaso de la vanidad política lo que ha permitido conocer este monumento a la corrupción colectivista.

Pero para quienes aún creen que la corrupción y la ineficiencia son inherentes al libre mercado y que el socialismo, progresismo o ‘tercera vía’, como se disimulan ahora, son un ejemplo a seguir bien vale la pena que conozcan estos casos.

El socialismo, el estatismo, o colectivismo, es un fracaso en cualquier país o pueblo que lo aplique. No se trata de cuestiones de color, raza, religión, sino de ideas equivocadas y corruptas. Ideas donde todo es de todos y nada es de nadie por lo tanto las burocracias y “clases dirigentes” pueden fracasar sin rendir cuentas.

      No están a salvo ni Silicon Valley, ni los estadounidenses, más bien deberían comenzar a ocuparse seriamente de contener el avance estatista.

 

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