N ° 01/2002
Buenos Aires, abril 08 de 2002.-
Ante todo debo decirles a Uds. Lectores que cuando a fines del año anterior salí hacia los EEUU tenía decidido no editar Argentina Days por algún tiempo en el cual estaría estudiando para mi libro, hoy he vuelto atrás con aquella decisión y reiniciar esta newsletter quincenal.
No soy como Mario Pergolini que “oportunamente dejo de hacer CQC cuando gobernaban sus amigos sushis que le pagaban gruesas sumas de dinero, pero ahora vuelve.
Los motivos resultan obvios, estamos viviendo una de las horas más oscuras de la historia argentina. Un socialismo nacional se ha apoderado de la administración nacional y está dispuesta a someternos a cualquier oscurantismo necesario para retener su poder.
Periodistas amenazados, alquilados, comprados. Jueces intimidados, apretados, alquilados también. Empresarios perseguidos para amedrentarlos ante el avance del Estado. Profesionales, trabajadores sin trabajo, ni esperanza. Salarios recortados en un 40 a 60% por la devaluación, la destrucción de empresas, del sistema financiero y sobre todo de la seguridad jurídica dejan a nuestra patria envuelta en tinieblas difíciles de cruzar.
La presión a la Corte Suprema para que santificara la confiscación de los depósitos dispuesta por el usurpador Eduardo Duhalde y su banda que asalto la Constitución Nacional y las instituciones que ella crea. Cuando ella fracaso la decisión fue que un gobierno surgido de un golpe institucional intente también remover, someter, intimidar al único poder que podría resguardarnos de los abusos del tirano.
No se trata de cuestiones técnicas, de si el goteo del corralito pone en peligro el sistema financiero. El sistema financiero argentino que conocimos durante la gestión de Carlos Menem y el primer año de la Alianza ya no existe. Hoy tenemos un lugar donde pagar impuestos, cuotas, servicios, pero nadie jamás hará un depósito nuevo salvo que los culpables de esta destrucción masiva de la propiedad y la libre empresa reciban un justo y merecido castigo.
Por otro lado no es “culpa” de los jueces que reconocen derechos garantizados constitucionalmente que pueda destruirse el sistema financiero. El “goteo” es una consecuencia del crimen cometido por el gobierno. Quien destruye propiedades y al mismo sistema financiero es la alianza duhaldo alfonsinista, de la nueva mazorca bonaerense. Lo único que el “goteo” puede hacer es que algunos salven sus derechos, el sistema financiero argentino es solo un nombre, hoy ya no existe como tal.
Hoy no estamos discutiendo cuestiones tecnocráticas como nos querían acostumbrar algunos consultores y chantas de turno. Tampoco se trata de un problema de “mal gerenciamiento” (que también existe), se trata de nuestra libertad, de nuestro derecho a tener una justicia independiente, a vivir con dignidad y ser dueños de nuestra propiedad como valla al autoritarismo.
Hoy estamos en una lucha moral. Lo que no hagamos hoy podremos lamentarlo dentro de muy poco. No es hora de tibios. No es hora de seguir aceptando esa falsa invocación a que existen extremos iguales. El bien es un extremo, y el mal es el otro. No son iguales, y entre estos extremos no hay medios, centros, hay que elegir entre el bien o el mal.