N ° 44/2000
Buenos Aires, diciembre 18 de 2000.-
“Este gobierno no les dará malas sorpresas” así habló don Fernando de la Rua al anunciar el salvataje financiero de U$ 40.000 millones. Es decir que este caradura piensa que haber aumentado los impuestos, reducido sueldos, cortado pagos a proveedores, etc. no fueron desagradables sorpresas, además de traiciones a sus promesas electorales.
Salvo que haya aprendido muy mal, cuando era niño me enseñaron que mentir era deshonesto. Y este presidente nos ha mentido antes de ser elegido y después, salvo cuando anunció “quiero la plata” (la nuestra) que fue el único acto de sinceridad, ya que no de honestidad, porque el dinero del que se apropió era ajeno.
Nuestra Constitución Nacional exige la idoneidad para el ejercicio de empleo público, lo cual deben cumplir también los funcionarios políticos, aún los elegidos por el voto popular. Para el caso de legisladores prescribe mecanismos de remoción de sus bancas y para Presidente de la Nación, Vicepresidente y Jueces de la Suprema Corte de Justicia el mecanismo de juicio político.
No existe ningún articulo de la Constitución Nacional, ni mucho menos ninguna razón moral o de sentido común que obligue a soportar un presidente que no es idóneo.
No estamos obligados a soportar tres años más a una persona que ya ha dado muestras claras de ineptitud. Las últimas semanas lo demostró abiertamente cuando expreso que desconocía las razones del aumento de tarifas del transporte público y “reconocer” que se había equivocado al subir los impuestos.
Su ignorancia sobre medidas de tal magnitud y la liviandad de creer que con solo expresar el reconocimiento de una equivocación que ha sumido al país en una profunda recesión y hoy nos obliga endeudarnos en un solo acto en U$ 37.000 millones resulta suficiente para demostrar que Fernando de la Rua no es idóneo para ejercer el cargo de Presidente de la Nación.
“Vamos a profundizar nuestras políticas” expresó José Luis Machinea en la residencia presidencial de Olivos al anunciar el blindaje, y como síntesis del mismo, que necesitó pedir a solo 10 meses de iniciar su gestión el gobierno de la Alianza.
Es decir que seguirá la recesión, el aumento de impuestos, las reducciones de salarios, el aumento de la deuda pública, el incumplimiento de los pagos del Estado Federal y el déficit fiscal.
Estas fueron las políticas del gobierno de don Fernando de la Ruina durante su primer año de gobierno. Tal vez haya faltado señalar algunas no económicas como contratar a Dick Morris para difamar opositores, hacernos tragar el impuestazo y la reducción de salarios, pagado con dinero de la $IDE manejada por su íntimo amigo y mentor del grupo Sushi, Fernando de Chantibañe$ (lo cual obviamente para la Oficina de Persecuciones y Encubrimientos no es ni asociación ilícita, ni siquiera delito o algo que merezca ser investigado).
Pero ante todo el llamado blindaje es la confesión del propio fracaso del gobierno en el manejo de la administración pública.
El lado oscuro del blindaje es la necesidad y compromiso de financiar el gasto público con dinero de los bancos locales y las AFJP (la nuestra) que supera los U$ 13.000 millones para el año 2001, con lo cual la fenomenal aspiradora aliancista dejará sin dinero al sector privado con la consecuencia de subir la tasa de interés a los ciudadanos y empresas.
Cada uno de nosotros tiene esta vida, es un argumento totalitario pedir paciencia porque 3 años en la historia de los pueblos no significan mucho. Es un argumento que desprecia la vida de las personas y de su tiempo vital, que solo puede sostenerse desde posiciones autoritarias.
Por eso ante el fracaso de esta nueva gestión radical y frepasista no hay que aceptar que estamos obligados a esperar todo el mandato debemos recurrir al remedio constitucional que es el juicio político y terminar con este gobierno ruinoso para la vida, la moral y la libertad de los habitantes de nuestra patria.