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N ° 41/2000

Buenos Aires, noviembre 27 de 2000.-

MAL HUMOR Y AUTORITARISMO

      La ingeniosa propaganda electoral de la Alianza nos presentaba al entonces candidato presidencial Fernando de la Duda expresando “dicen que soy aburrido...........” La cual todos sabemos es cierto, pero lo que no decía aquella propaganda, ni sus adversarios es que es un malhumorado, un cascarrabias y un autoritario.

      Con el ejercicio del poder (o su no ejercicio mejor dicho) y la crisis económica desatada por los gruesos errores de diagnóstico y las medidas aplicadas, a las cuales deberíamos decir no tienen nada de ortodoxas, si por ortodoxas se entiende liberales, ya que son un mero acto de fiscalismo. Es decir cerrar las cuentas públicas a costa de los prisioneros (ciudadanos y empresas residentes en el país), comenzaron las caricaturas y bromas sobre el gobierno y nuestro malhumorado, aburrido y autoritario presidente.

      Con el desastre que resulta su gestión a un año de haber comenzado y teniendo en cuenta que significa el 25% de ella, don Fernando de la Ruina debería ocuparse de resolver los problemas que él mismo ha creado y los que profundizo. Pero no, él se ocupa de perseguir y presionar a los humoristas y productores radiales y televisivos para que dejen de hacer bromas sobre su persona.

      La mejor receta sería gobernar. Si además lo hiciera bien, sería aun mejor, claro que parece demasiado pedirle.

      Durante la última en diversos medios se dejo trascender que bajo la excusa de agravios a la “investidura presidencial” el gobierno habría presionado a las autoridades de Telefe y La Nación para que Marcelo Tinelli y Nik disminuyeran el tenor de sus bromas sobre el presidente de la Duda. Quien extrañamente en esto no vacila.

      Obviamente ambas empresas negaron las presiones. Pero todos sabemos que adeudan cifras abultadas de tributos y tienen licencias sujetas a sanciones que incluyen su cancelación. Igualmente negaron haber conocido de presiones los señores Tinelli y Nik, la única realidad es la verdad, y la verdad es que desde hace días Nik encontró como blanco de sus caricaturas a Moyano y otros dirigentes, pero dejo de caricaturizar a don Fernando de la Rua. Igualmente en Video Match las apariciones del imitador se han hecho más espaciadas y ya no están todas las noches.

      Existen otros antecedentes como el del locutor radial Baby Etchecopar que fue corrido de una señal de primera línea de Rosario y al ser reporteado por Radio 10 sobre la cuestión dijo sin ambages que había recibido indicaciones de no criticar al presidente en forma dura porque eso traería consecuencias sobre su programa y la radio. Más adelante señalo inclusive que las amenazas iban desde sanciones que impondría el Comfer hasta presiones a avisadores.

      Si bien el gobierno también niega estas presiones, la semana pasada en dos oportunidades el propio Presidente de la Nación se refirió sibilinamente a las bromas sobre él.

La más clara de sus menciones sucedió durante la cena anual de la Cámara Argentina de la Construcción donde expreso “’necesitamos apoyo y no que se burlen para destruir la autoridad de este Presidente’ De la Rúa volvió a abandonar el tono conciliador y sin estridencias que caracteriza sus discursos para elevar su voz y dar rienda suelta al fastidio “(así lo relato el oficialista diario de La Nación).

      Estas actitudes de intolerancia desenmascaran aquella figura que durante años nos ‘vendieron’ del Senador republicano y tolerante, defensor de las libertades públicas y amigo del disenso democrático. Nos muestran a un “pseudo aristócrata” que no tolera las bromas a su carácter y a la desastrosa gestión que viene realizando.

      Es hora que todos comprendamos que el socialismo no es, ni puede ser amigo de la libertad y la tolerancia, porque es por naturaleza una doctrina autoritaria. Y desde lo práctico, lo cotidiano, resulta intolerable que además de meternos la mano en nuestros bolsillos, de amargarnos con sus discursos insulsos y llenos de falsas promesas, de propuestas de compromisos autoritarios, además se permitan negarnos el reírnos. Ya nos sacaron muchas esperanzas, ganas de producir y de invertir, que además nos quieran robar el sentido del humor me resulta demasiado.

      Espero que Tinelli y Nik no pierdan su valor, ni se dejen presionar, que sigamos disfrutando del Clon y de las caricaturas. Pero si aun negadas las presiones surtieran efecto, no volveré a comprar La Nación, ni a ver Video Match para demostrar mi rechazo a ellas.

      Un hecho adicional es que en el programa matutino de CVN se saco el micrófono y le dijo agriamente fuera de audio a la conductora Rosario Lufrano Que él no iba a contestarle una pregunta realizada sobre la lentitud de su gestión.

      Canal 7 no puedo amenazar con dejar de verlo porque jamás lo veo.

      En Argentina estamos viendo un ataque a la libertad de expresión, de prensa, de informar. Como se trata de un gobierno que esperaban progresista para los periodistas estos se hallan muy desconcertados y no atinan a denunciar, ni a criticar abiertamente las presiones

      Sin embargo una vez más vemos que desde la Declaración de Avellaneda de 1948 la UCR abandono aquellos principios de respeto por las libertades públicas. Lo cual explica porque jamás pudieron derrotar electoralmente a Juan Perón, porque querían hacer un gobierno tan autoritario como denunciaban en Perón, pero sobre la base del odio. No los separaban ideas o principios en cuanto a ejercer el poder en forma autoritaria, sino que el pueblo no los votaba.

      Y no se trata de una vez más, como acostumbran todos quienes abusan del micrófono y las cámaras de televisión, de justificar estos actos de prepotencia y autoritarismo sosteniendo que estamos mejor que con Menem, que De la Ruina es un repúblico. Carlos Menem fue tolerante y hasta se río de sus detractores, coleccionaba sus caricaturas y a quienes lo injuriaron y calumniaron mientras los Chacho “Sobremonte” Álvarez, Fernando de la Ruina, Rosa Graciela Castagnuola de Fernández Meijide, etc. se dedicaban a denunciar las querellas judiciales como actos de intimidación y ataque a la libertad de prensa.

      Sepamos ahora quienes son los verdaderos autoritarios, intolerantes. Los que no se animan a querellar pero si a presionar y utilizar el poder que les fue dado para proteger nuestros derechos en beneficio personal y partidista. No en vano estaban junto al Proceso que hoy tanto denuncian para hacer olvidar su complicidad.

 

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