N ° 38/2000
Buenos Aires, noviembre 06 de 2000.-
Hace poco más de un año en la Convención Anual de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), tanto el entonces candidato presidencial de la Alianza, Fernando Devalúa como el actual ministro de Economía José Luis Macanea, explicaron ante cientos de personas como harían si resultaban electos para alcanzar el “Investment Grade” en tres años.
Hoy se discute como evitar el default antes de 60 días.
En su pequeñez habitual solo atinan a echarle culpas a la herencia recibida. Herencia que buscaron con afán por diez años a pesar de su reconocida incapacidad de gobierno, por lo que no deberían quejarse de tenerla.
Pero tampoco es cierto que la herencia sea la culpable. Al gobierno se llega preparado o se ha estafado a los votantes. Ya el Chacho Álvarez abandono el barco viendo que puede hundirse, para desde algún otro buque echarle culpas a los demás.
Sin embargo el déficit fiscal del año 2000 es todo culpa del gobierno de la Alianza. Carlos Menem no gobernó ni un día del año 2000, por lo tanto hacerlo culpable del gasto público y las consecuencias del impuestazo es una falsedad irreverente.
Por supuesto que la administración Menem dejo problemas de deuda pública, pero hay que señalar que tiene plazos bastante largos y estaba colocada a baja tasas de interés. Las reservas monetarias heredadas por la Alianza también superaban los U$ 34.500 millones.
En contraste cuando Alfonsín desertó de sus obligaciones presidenciales y entregó el gobierno cinco meses antes de tiempo la mecha tenía un plazo muy corto. La deuda financiera de la cuenta del déficit cuasi fiscal estaba toda colocada a 7 días y era superior a todo el gasto corriente del Estado Nacional. En otras palabras Alfonsín gobernaba emitiendo deuda desde el Banco Central superior a todos los salarios, jubilaciones y demás gastos corrientes del Estado Nacional. Y esa deuda estaba colocada a solo siete días de plazo.
La deuda pública que dejo Alfonsín llegaba a los U$ 97.000 millones, solo que no era posible siquiera determinarla entonces ya que estaba en bonos, obligaciones del Banco Central, deuda con jubilados y pensionados que no habían cobrado legalmente sus haberes, proveedores del estado, etc. Si a ello sumamos intereses veremos quien es el más importante irresponsable causante de nuestros problemas. Raúl Irresponsable Alfonsín, él mismo que cada vez que abre su boca nos condena a pagar cientos de millones de dólares más en intereses.
Las reservas del Banco Central eran inferiores a U$ 60 millones.
En resumen Alfonsín dejo una bomba al borde de explotar y cinco meses antes de tiempo.
Carlos Menem dejo una situación difícil pero a años de poder explotar. Tanto que en base a ella nos prometían alcanzar el añorado Investment Grade. En solo diez meses de gobierno pasamos de buscar el Investment Grade a estar intentando evitar una inminente cesación de pagos.
Esta irresponsabilidad es toda de la Alianza y de la fórmula presidencial Devalúa-Álvarez, y el triunviro Raúl Irresponsable Alfonsín.
Basta de quejarse de la herencia, ya es una propaganda que no se cree nadie. Mucho menos aquellos que sufrimos el impuestazo, o los que sufrieron la reducción de salarios para ver como los funcionarios políticos se lo aumentaron a sí mismos, o la Graciela del pueblo se va a Biarritz en pleno caos social.
Si hay una bomba estos irresponsables le cortaron la mecha, parece que querían volver a vivir el vértigo de los meses finales de Alfonsín. Parece no haber caso al alcohólico lo ponen a cuidar la bodega se termina tomando el whisky.