N ° 34/2000
Buenos Aires, octubre 09 de 2000.-
Hace ya más de 24 años que el Comité Olímpico Argentino está presidido por el Coronel Rodríguez. Pasaron el Proceso entero, Alfonsín, Menem y ahora de la Rua y Rodríguez sigue ahí.
La historia de los atletas olímpicos argentinos en Sydney es una demostración de la ineficiencia del Estado y del Comité Olímpico. Las medallas que taparon el fracaso fueron conseguidas en deportes cuyos atletas han salido de clubes y entidades privadas. Hablamos de la náutica, del hockey y del voleyball.
Los atletas de las disciplinas tradicionales siguen fracasando. A esos atletas a los cuales se destina dinero de nuestros bolsillos, que siguen sin progresar, ni obtener premios.
Una vez más ha quedado demostrada la superioridad de las motivaciones y organizaciones privadas por sobre las estatales. Sin embargo en el Comité Olímpico Argentino nadie renuncia, todo sigue igual y entonces para Atenas 2004 no deberá extrañarnos que sigamos sin alcanzar el oro, ni la plata, ni el bronce.
Porque a no engañarse en Sydney las medallas argentinas las obtuvo el sector privado, ni la Secretaría de Deportes, ni el Comité Olímpico han tenido mucho que ver en ello.