N ° 32/2000
Buenos Aires, septiembre 25 de 2000.-
Oscar Roqué de Ediciones del Copista, me pasa esta carta aparecida en un periódico de Córdoba que creo les interesará por su fino humor.
Sr. Director:
Soy súbdito Británico que, parado frente a la vidriera de una muy buena librería cordobesa, me impresionó la tapa de un libro titulado "Don José". Desconociendo al autor cuyo segundo apellido suena a británico, lo adquirí pensando de que se trataba de una novela en torno a un personaje figurado, al que el autor habría nominado Don José. Apenas avanzado en la lectura, supe que el personaje era ni más ni menos que el Libertador General Don José de San Martín. Su lectura, confieso, me dejó la sensación de que el género no correspondía ni a la historia ni a la novela. Empero, el libro tiene una importancia significativa: se trata de la denuncia que el autor hace de un delito de lesé humanité, que tratados internacionales lo han tornado imprescriptible, cual es el terrorismo de estado, el secuestro de menores y la suposición o supresión del estado civil de las personas.
En efecto; hace más de 200 años, un destacado militar de alta graduación (Diego de Alvear) habría arrancado de los brazos de una desdichada madre aborigen un niñito y lo habría puesto en custodia de otro militar de alta graduación (Juan de San Martín) que lo habría adoptado ilegítimamente haciéndolo pasar por hijo. Pese al tiempo transcurrido, estimo que la denuncia podría ser girada al Juez Baltazar Garzón para que despliegue toda su capacidad investigativa a fin de elucidar este grave hecho ocurrido en el antiguo Virreinato del Río de la Plata.
Reginald Ian Vincent Elliott
DNI.: 92.537.330
Santa Rosa 266, 5113
Salsipuedes, Córdoba
(N. de la R.) Más importante es que como puede verse los ideólogos, inspiradores e introductores de esos delitos fueron nuestros colonizadores, por lo cual como responsables y descendientes de aquellos crueles reyes y funcionarios de la colonia deberían ser juzgados los miembros de la actual jerarquía monárquica y del Estado Español, así como todo “noble” y funcionario francés (por los borbones y los napoleones)y austro alemanes (por los Hasburgo). Eso sería verdadera justicia.