N ° 31/2000
Buenos Aires, septiembre 18 de 2000.-
Un Cónsul argentino, diplomático de carrera se atrevió a reclamar al Vicecanciller Chighizola por la rebaja salarial. El diplomático en cuestión Roberto Palarino estaba destinado en Roma desde hacía solo nueve meses. La respuesta del Vicecanciller al reclamante fue disponer su inmediato traslado a Pakistán.
La actitud del viceministro es una demostración de odio e intimidación a todo el personal diplomático. Si alguien se atreve a reclamar ya sabe que lo espera un traslado a algún oscuro destino. Así de honesto y transparente es el gobierno en esta materia. Ya ni siquiera aceptan reclamos de los funcionarios de carrera.
La otra demostración de ignorancia compartida entre funcionarios de la Alianza y el periodismo adicto fue la promoción del final de la cena entre nuestro Presidente y el de la China Jiang Zemin. Este último entonó una canción y luego invito a hacer lo mismo al Presidente argentino, lo cual fue promocionado como una demostración del éxito de la gira.
Lamentablemente la verdad es otra. Es una tradición de la hospitalidad china que el anfitrión entone una canción y luego invite a sus invitados a devolver el gesto. No es una demostración especial, ni refleja nada especial, salvo la ignorancia de los dirigentes aliancistas y de los periodistas que informaron de ello.
Pocos empresarios reales con capacidad de exportar algo a China acompañaron al Presidente. Tres días de turismo no alcanzan para nada en un país donde solo una minoría habla el inglés y el mandarín. Exportar a China requiere años de trabajo, de paciencia y conocer los contactos adecuados que remuevan los obstáculos propios de una sociedad socialista y muy cerrada.
Solo por ignorancia o pero aun por disimulada adicción el periodismo puede haber presentado como un éxito comercial y político algo que fue mucho más una visita social.