N ° 31/2000
Buenos Aires, septiembre 18 de 2000.-
Carta de Lectores de La Nación, del 16/09/2000.
“Siguiendo la actual tendencia siniestra del Derecho - que no parece generar reacciones a pesar de que nadie está exento de sufrirla-, una mujer mayor de edad esta siendo forzada físicamente por orden judicial luego de intentar todo tipo de presiones, para extraerle sangre y responder así a lo que llaman "derecho a la identidad" de sus supuestos parientes "sanguíneos".
El fundamento de este proceder aberrante es que ese "derecho a la identidad" sería algo superior al derecho de esa persona a su integridad física. La conclusión es obvia: si torturar es justificable para protección de derechos solo imaginables para quienes no saben lo que quiere decir la palabra derecho, ¿cuánto mas habría que justificarla para proteger la vida de terceros?. Pero, aún cuando en ambos casos se trata de aberraciones inaceptables, la tortura "filiatoria" es vista como "justicia" y la otra como un crimen de "lesa humanidad" imprescriptible y que habilita a cualquier juez de cualquier rincón del planeta a solicitar extradiciones a diestra y (en el mejor de los casos también) a siniestra. ¿Hace falta mucha explicación para decir que justicia es otra cosa?”
José Benegas, Buenos Aires, abogado