N ° 30/2000
Buenos Aires, septiembre 11 de 2000.-
Si algo ha caracterizado a los regímenes totalitarios ha sido su absoluto control de la prensa, agencias de noticias, diarios, radios y estaciones televisoras oficiales servían para uniformar las mentes y direccionar la propaganda. Nada supero el monopolio creado por Lenin y Stalin en la U.R.S.S. donde la agencia oficial (Tass) y el diario Pravda (verdad en ruso) sirvieron para engañar y controlar al pueblo por más de 75 años.
En nuestro país un buen ejemplo de otra forma de manipular la prensa ha sido la creación de Papel Prensa S.A. para los periódicos, la publicidad oficial (que cuando las empresas de servicios eran estatales era decisiva de la supervivencia de cualquier medio), la indulgencia sobre las multas y violaciones a las leyes, etc.
Aquello que forma parte del pasado y sin embargo a veces uno necesita leer diarios extranjeros para convencerse que no ha enloquecido. LA crisis de los presuntos sobornos a un grupo de Senadores Nacionales por parte del Poder Ejecutivo Nacional es una nueva prueba de ello. Mientras durante las pasadas semanas todos los periódicos argentinos se empeñaron en explicar que no había ninguna crisis entre el Presidente de la Rua y el Vicepresidente Álvarez los diarios del extranjero las exaltaban.
¿Cuál es la diferencia para interpretar declaraciones tan claramente contradictorias? ¿Solo la distancia o el espíritu de cuerpo para encubrir a un gobierno que tanto apoyaron? No encuentro ninguna otra cuestión que pueda explicar porque en el extranjero una contradicción entre De la Rua y el Chacho Álvarez es una contradicción y aquí resulta una campaña tendiente a perjudicar al gobierno.
En la Argentina no tenemos un monopolio de medios de comunicación estatal, pero parecería que existe otra forma de monopolio intelectual en el periodismo que tiene los mismos efectos. Tenemos al Grupo Pravda (Clarín, Nación, Página 12, Voz del Interior, Los Andes, Canal 13, Radio Mitre, etc.) y la agencia TASS (DyN y Telam), cuya bajada de línea progresista y pro aliancista es casi total.
Se trata de una deformación militante que no es mala por sí misma, sino porque se pretenden objetivos, imparciales e independientes. No es así y por lo tanto confunden al ciudadano mezclando información objetiva, relato de hechos con sus opiniones. La no separación de información y opinión es uno de los males de nuestro tiempo.
A ello debemos sumarle que tal vez como resultado de prejuicios anticapitalistas la mayor parte del periodismo detesta al empresariado, aun cuando vive de su publicidad. No es un prejuicio cualquiera, se trata de una diferencia vital en la vida, a las personas que le gustan las empresas y los negocios se dedica a ellos, a los que no le gustan esas actividades entre otras cosas se dedican al periodismo.
Sabido es que igualmente muchos periodistas argentinos han hecho de su actividad un pingüe negocio, aunque detesten al capitalismo.
Después está la patria movilera, en su gran mayoría, una manada de bestias munidas de un micrófono y grabador que con toda ligereza son capaces de mostrar a un delincuente como se despliegan las fuerzas policiales para rescatar rehenes. Que creen tener derecho a obligar a un funcionario o ciudadano a formular declaraciones sobre cualquier cuestión. Que no saben, ni comprenden que los ciudadanos y aun muchos funcionarios y jet setters tienen derecho a la intimidad y a no hablar. Que creen que hacer grabaciones secretas, violar los off the record, no son una falta de ética.
Pero esa patria movilera está empleada por personas que sí conocen su negocio, que sí saben como se hace periodismo serio. No tiene la culpa el movilero sin formación que es lanzado a la calle a buscar una primicia a cualquier costo, sino quien le pone el micrófono o el grabador en la mano.
Cada día leer los diarios argentinos se transforma en un esfuerzo para separar las opiniones de los periodistas de la información.
Quiero comentar algunos ejemplos más de estos días. El diario La Nación repentinamente al aparecer situaciones de cortes de servicios en el Pami y críticas a la Intervención Aliancista cambiaron a la periodista especializada en Pami. No fuera cuestión que advirtiera que el Pami está peor que antes de ser intervenido.
En Clarín el sábado anunciaron con gran titular que el Pami por primera vez tendría 300 jubilados auditores de la calidad de los servicios, cuando es de público y notorio que el programa lo había iniciado la gestión de Víctor Alderete con 500 jubilados que recibieron capacitación para ello.
El diario La Nación descubrió que un director del Anses era a la vez director de la empresa OCA, la cual es prestadora de servicios por U$ 5 millones anuales. Ante el destape del asunto Norberto Agulleiro renunció al cargo en el Anses pero Clarín lo informó como que habría “cambios en la cúpula del Anses”. Inclusive destacaron que “la Anses y el Gobierno acordaron esperar unos días para hacer pública la renuncia para no pagar el costo político que el funcionario quede desplazado por una información periodística”.
¿Qué tamaño y gravedad hubiera tenido una noticia semejante durante la gestión de Carlos Menem? ¿Qué páginas y cuantas hubiera ocupado? ¿Cuántos políticos de la Alianza habrían sido entrevistados para opinar sobre este conflicto de intereses? Todos podemos imaginarlo, pero como se trata del gobierno de la Alianza solo un pequeño espacio, casi como pidiendo perdón de tener que informar esto.
Ni hablar del silencio de los políticos que oportunamente parece ya no importarles que OCA se quede con el Correo Argentino, los free shops, los servicios de rampa, Edcadasa, que se haya planificado un marco regulatorio excluyente para pequeños prestadores postales, que el Presidente de la Nación sea el mismo que como Senador Nacional impulso el proyecto de ley a favor del llamado grupo Yabran propietario de Oca, que recibe al asesor de la empresa Héctor Colella como Lic. Héctor.
Hoy esas empresas serían del Grupo Exxel cuyo titular hace pocas semanas además fue promocionado por decir que el ministro Machinea era brillante y que ellos estaban por invertir U$ 1.000 millones en el país. Esos diarios y periodistas ahora callan que los 1.000 millones, son solo 300 y que por la crisis local serán invertidos en España y Brasil.
Debemos informar con “buena onda”, no tirar pálidas, podemos mentir, podemos ocultar las mentiras y errores.
Si los medios de comunicación y sus periodistas en la Argentina siguen desinformando así cuando uno quiera tener información, o se transforma en una base de datos y lee diarios extranjeros, o simplemente sufre a Pravda y Tass.