N ° 29/2000
Buenos Aires,septiembre 04 de 2000.-
Cuando se sostiene que la convertibilidad por atar el peso al dólar le quita competitividad a la “economía argentina”, que es una de las causas del desempleo, etc. podríamos ver que paso con el dólar, es decir con los EEUU frente a la Comunidad Europea y de ahí reflexionar.
En los EEUU el desempleo es 4,1% de la población económicamente activa y hay fuerte escasez de mano de obra. En Francia el desempleo es 9,8%, en Alemania 9,6%, en Italia 11,7% y 16,1% en España, siendo el promedio de la CEE 10,1%, es decir más del doble de los EEUU.
En el año 1991 los EEUU daban empleo a 119 millones de trabajadores y en 1998 a 133 millones, 14 millones de nuevos empleos en los 8 años que llevamos de convertibilidad. Mientras tanto la CEE empleaba en 1991 153,8 millones de trabajadores y en 1998 la cifra había subido a 154 millones, 200.000 empleos nuevos en ocho años. En otras palabras entre 1991 y finales de 1998 los EEUU tuvieron un crecimiento de 11,76% del empleo y la CEE de la Tercera Vía un 0,13%.
Podríamos pensar, y creernos la propaganda, que los salarios europeos son más elevados pero la realidad es que si comparamos los salarios de 1996 (últimos a mi alcance) el promedio de los EEUU era de U$ 27.821 al año contra U$ 21.200 en Francia, U$ 20.533 en Alemania y U$ 19.333 para el europeo promedio.
Frente a estas cifras y considerando que en ese mismo período el dólar se revaluó frente a las monedas europeas, y en consecuencia también el peso, cabe preguntarse porque existen tales diferencias de rendimientos.
A mí criterio resulta interesante considerar que en estos últimos meses tanto Alemania, como Francia han decidido reducir sus alícuotas de impuesto a las ganancias como forma de evitar la fuga de cerebros hacia los EEUU. Porque allí, al igual que en Argentina o en Suecia, donde existen universidades públicas “gratuitas” para los estudiantes, se produce una fuga de los mejores cerebros hacia los EEUU porque con menores impuestos ganan más dinero. Es decir que nuestros impuestos subsidian la economía norteamericana cuyas universidades no dan abasto para producir la inteligencia necesaria para el progreso de esa nación.
Sin embargo aquí Shuberoff reina en la UBA desde hace más de 15 años con la corrupción puesta al desnudo por la AGN y los pobres resultados académicos conocidos.
Si los EEUU con una moneda cuya evolución cambiaria es igual a la nuestra puede crecer de semejante manera deberíamos preguntarnos cuál son las diferencias para ello.
Una diferencia clara que tienen las empresas y empresarios en Argentina con los EEUU y la CEE son las tasas de interés. En esta materia la permanente toma de dinero del sistema bancario por parte del Tesoro Nacional y las regulaciones innecesarias motivan una tasa de interés demasiado elevada para desarrollar empresas. Todavía es más rentable un plazo fijo, o un bono del Estado que una empresa, y sin contar los dolores de cabeza de un empresario.
Igualmente resulta difícil reducir la tasa de interés cuando en el Congreso de la nación se reúnen figurones de la vida nacional, entre ellos el presidente del partido gobernante, Raúl Alfonsín para discutir el no pago de la deuda pública. Cada vez que alguien se acerca a un banco, en especial el Estado Nacional, a pedir dinero en la tasa de interés le agregan el riesgo que esas ideas prosperen. Son esos mismos demagogos, incluidos los obispos, quienes hacen subir la tasa de interés por la cual se quejan.
El segundo diferencial entre nuestra economía y los EEUU, y aquí es donde nos parecemos a los europeos, son las regulaciones laborales. Cuando el Estado obliga a mantener empleados más allá de una productividad que lo justifique se produce menos riqueza y se consume mal el capital. El resultado es una menor capacidad para crear puestos de trabajo, salarios reales más bajos y empresas menos competitivas.
En la Argentina el mercado laboral está altamente regulado. Sindicatos, gobierno y élites empresariales suelen acordar los convenios colectivos de trabajo y no el mercado. En los EEUU hay sindicatos y bien fuertes, pero no pueden imponerse al mercado, que es la gente. Aquí los beneficios para quienes tienen empleos son generosos, pero a la vez son una barrera (y muy alta) para quienes no lo tienen trabajo. Los impuestos (incluyendo los que gravan el trabajo, las ganancias, el endeudamiento y el capital) y las regulaciones legales del trabajo hacen muy costoso emplear nuevos trabajadores.
Es por esas razones que el sector privado no crea nuevos empleos, no por una maldad especial o por una codicia que hace que se lleven enormes ganancias a sus cuentas off shore.
Como respuesta a los problemas el Gobierno Nacional aumento aun más los impuestos, con ellos solventa planes “trabajar”, que implican una verdadera corrupción moral y económica, continúa quitando recursos al sector privado para hacer su demagogia, pero no ataca las regulaciones e impuestos que
Mientras los políticos sigan buscando chivos expiatorios de sus políticas en los lugares equivocados y no puedan abrir los ojos para ver porque con la ‘misma paridad cambiaria de nuestras monedas’ los EEUU y Argentina tienen resultados tan distintos será difícil resolver el problema del desempleo en nuestro país.
Ahora viene la nueva etapa del atraso y corrupción que nos es vendida como la panacea frente al neoliberalismo, me refiero al compre nacional. Me adelanto a un argumento utilizado en defensa de esa aberración económica que es sobre todo una forma de corrupción también, y que pretende que muchos países desarrollados tienen regímenes de compre nacional. Es cierto pero no es por ello que son ricos, sino a pesar de ello.
Una primera cuestión moral para plantear a esos empresarios y funcionarios que andan proponiendo él compre nacional es que no veraneen más en el exterior, que vendan sus automóviles importados (incluyendo el segundo Porsche amarillo de Ramiro Agulla que dicen es de su amiguito de la noche), sus agendas electrónicas importadas, sus celulares importados, etc. Algo así como que prediquen con su ejemplo y sean consecuentes con sus prédicas.
La segunda es que quienes hemos de pagar él compre nacional seremos los ciudadanos, cuando un producto más caro, o de menor calidad pero solo por haber sido fabricado por un argentino deba ser adquirido por el estado. Ese argentino recibirá una ganancia que no habría ganado compitiendo, que no merece, pero todos hemos de pagarla con impuestos. Así funciona el estado Hood Robin que roba a todos para dárselo a los favoritos.
Cada vez que un funcionario deba intervenir en una adquisición una legión de corruptores vernáculos se lanzará sobre él para explicarle “las causas” por las cuales debe hacer un “compre nacional”, o mejor dicho un cómprame a mí”. Hecha esta regla pronto los empresarios se verán inducidos a coimear.
El gobierno deberá expulsar también a Dick Morris porque si algo sobra en la Argentina son consultores de campaña.
Los empresarios argentinos frente a sus competidores ya tienen los aranceles aduaneros para proteger sus productos. ¿Porqué una ventaja adicional?
Este tipo de regulaciones es una transferencia de dinero de unos (la mayoría) ciudadanos a favor de otros en forma forzada y no voluntaria. De ahí su naturaleza corrupta. Esa ganancia extra de los empresarios que “venden nacional” la pagaremos nosotros.
Como explique antes estas erróneas asignaciones e incentivos económicos generan, despilfarro de capital y una mayor pobreza general. Algunos proveedores del estado sí se harán más ricos.